Nuestro bienestar es clave para poder afrontar el día a día con relativa normalidad. En una sociedad cada vez más revolucionada en múltiples ámbitos, tanto el cuerpo como la mente deben estar preparados ante los distintos rompecabezas de la jornada. Sin embargo, la mente es un elemento que se tiene poco en cuenta. Tan pronto como nos despistamos, podemos encontrarnos sintiendo dolor, agotamiento, pulsaciones, ansiedad, nervios y muchas más afectaciones.
Sobre esta cuestión, una de las figuras más conocidas por sus declaraciones es Mario Alonso Puig, doctor y fellow en cirugía por la Harvard University Medical School. El madrileño comparte sus conocimientos en entrevistas, conferencias y redes sociales, donde cuenta con millones de seguidores. Una de sus últimas reflexiones se centra en el amor propio, y cómo las palabras que usamos para definirnos pueden afectar a nuestro comportamiento.
“La manera en la que te hablas condiciona profundamente tu forma de sentirte. Lo dijo William James, eres tú cuando te caes, con tu forma de hablarte, el que decide si te has quedado en un bache o en una tumba. ¿Qué vas a hacer cuando cometas un error? ¿Utilizar el dedo acusador para hacer leña sobre el árbol caído? ¿O darte la mano para levantarte? No es la caída lo que más duele, sino cómo te tratas cuando estás en el suelo”, comentaba.
Alonso Puig también exploraba, en un vídeo reciente, cómo nos puede afectar a la hora de afrontar nuevas situaciones en nuestra vida: “Entonces, primero, conectar con eso, decir esa empatía, decir, es verdad, esa situación duele, esa situación es difícil, esa situación muchas veces nos hace sentirnos impotentes a todos. Ahora, reconocido eso, reconocido que ese es nuestro punto de partida, ¿queremos que siga también siendo nuestro punto de llegada?”.
Tiempo al tiempo
“¿Queremos dentro de unos meses, unos años, sentirnos como ahora? ¿Queremos estar como ahora o queremos que algo nuevo suceda? Si queremos que siga como ahora, lo único que hay que hacer es dejar las cosas como están. Efectivamente, yo no puedo hacer nada, esta es la situación, es una situación real, y yo no considero que puedo hacer nada para cambiarla. Ahora, si yo decido que mi punto de llegada no tiene por qué ser mi punto de partida, ¿qué es lo que tengo que hacer para empezar a mejorar esta situación?”, sumaba.
“Entonces, tengo que tomar ciertas acciones. Acciones desde tres ángulos. Primer ángulo, la inteligencia. Tengo que tener claridad. Segundo ángulo, la creatividad. Tercer ángulo, el espíritu emprendedor. Si mis decisiones no tienen claridad, no son inteligentes, si mi creatividad no se pone en marcha y si yo no me pongo a emprender, a tomar acción, es raro que suceda”, insistió.


