La bióloga Mónica Pérez compartió una guía sobre el uso adecuado del magnesio, un mineral clave para el organismo, pero del que, según explica, se suele abusar o consumir de manera incorrecta.
En uno de sus posts en Instagram, la experta aclaró que “si eliges bien una sola forma de magnesio de calidad, puedes cubrir muchas funciones del cuerpo. No hace falta tomar cinco tipos a la vez para que funcione”.
¿Qué tipos de magnesio hay?
La especialista explicó que existen dos grandes tipos de magnesio: las formas inorgánicas y las formas orgánicas o queladas, con diferencias notables en su absorción y efectos en el organismo.
Las primeras, como el óxido, carbonato, cloruro o sulfato de magnesio, tienen una baja biodisponibilidad y suelen provocar efectos digestivos secundarios, como diarrea o molestias estomacales. “Estas versiones pueden ser útiles en casos puntuales de estreñimiento, pero no son las más adecuadas para un uso prolongado”, advirtió.
En cambio, las formas orgánicas o queladas, entre las que destacan el bisglicinato, malato, taurato, citrato y L-treonato de magnesio, presentan una mayor absorción y múltiples funciones en el cuerpo.
Suplemento de citrato de magnesio
Por ejemplo, el bisglicinato de magnesio, unido al aminoácido glicina, “favorece la relajación, el sueño y la regulación del sistema nervioso”, por lo que se recomienda en casos de ansiedad o insomnio.
El malato de magnesio, asociado al ácido málico, es ideal para combatir la fatiga y mejorar el rendimiento energético. El taurato de magnesio apoya el sistema cardiovascular y puede ser útil si el estrés afecta al corazón o al descanso, mientras que el L-treonato es el único que “atraviesa la barrera hematoencefálica y mejora la memoria, la concentración y la función cognitiva”, precisó la bióloga.
Mónica insistió en que la clave no está en combinar todos los tipos disponibles, sino en identificar las necesidades personales y escoger el más adecuado.
Treonat- L-Treonato de Magnesio
“El magnesio puede ayudarte mucho, pero no sustituye un estilo de vida saludable. Es un empujón, no la solución completa. Primero cuida tu base; el suplemento viene después”, remarcó.
Además, recordó que síntomas como el insomnio, la fatiga o el estreñimiento no se resuelven únicamente con suplementos, sino atendiendo a los hábitos de sueño, la alimentación y el manejo del estrés.

