Russell Crowe es uno de los nombres más icónicos del cine a nivel mundial. El actor y director neozelandés se ganó la admiración del público en el año 2000, cuando interpretó al general hispano Máximo Décimo Meridio en Gladiator. Dicha actuación le valió el Oscar a Mejor Actor, mientras que la obra dirigida por Ridley Scott acabaría ganando la estatuilla a Mejor Película. Un cuarto de siglo después, el oriundo de Wellington sigue al pie del cañón, delante y detrás de la cámara.
Sin embargo, su cuerpo ya no es el que era a principios de siglo, obligado a lidiar con múltiples complicaciones físicas. A sus 61 años, habiendo pasado los últimos cuarenta trabajando duro, recorre a distintas técnicas de entrenamiento y alimentación para mantenerse en forma. Unos secretos que ha desvelado durante una entrevista en Joe Rogan Experience, el podcast presentado por el conocido comentarista de la UFC.
Crowe detalló que sus hombros se habían vuelto “profundamente artríticos” por culpa de numerosas “lesiones antiguas”. Sin embargo, eso no le ha impedido proseguir con su carrera. Según él mismo explicaba, mantiene el contacto con una empresa de “pruebas de diagnóstico innovadoras, planes de tratamiento guiados por médicos y un enfoque en el bienestar de todo el cuerpo, para ayudar a las personas a tomar el control de su salud y proporcionar atención preventiva avanzada que va más allá de los modelos de atención médica tradicionales”
Uno de los primeros procesos por los que el actor había pasado, según sus palabras, son “inyecciones en los hombros y las rodillas” e “intravenosos que han calmado la inflamación de su cuerpo”. Estos avances médicos se han podido notar en su película más reciente: “Pesaba 125 kg cuando terminé Nuremberg. Ahora peso menos de 100 kg. Gran parte de mi pérdida de peso se debe a que mi rango de movimiento ahora es mucho mejor. Me ha calmado mucho y me ha quitado mucho dolor, por lo que puedo hacer ejercicio y no tener que sufrir durante dos o tres horas después.
Un orondo Russell Crowe en 'Nuremberg'
Sí, pero sin pasarse
Otro proyecto de vital importancia en el que Crowe está trabajando es la nueva versión de Highlander, en la que participará junto a Dave Bautista, Karen Gillan y Drew McIntyre. Para esta película, el actor realiza hasta tres entrenamientos diarios, aunque considera que su cuerpo no le da para tanto: “Para mí, eso es una mala receta. Puedo hacerlo durante un tiempo, pero una vez que lo deje, lo dejaré por completo. Lo que quiero es hacer todos estos cambios a largo plazo”.
En un nivel más personal, el neozelandés desveló cómo se relaja tras un rodaje: “Soy un gran defensor de tomar una copa. Es mi herencia cultural y, como hombre de clase trabajadora, es mi maldito derecho. Pero a medida que te haces mayor, hay ciertas cosas que empiezas a aprender sobre tus capacidades... Ahora que soy mayor, sé que una noche a la semana, si me divierto, es suficiente. Intento eliminar lo superfluo. Ahora intento beber de forma ocasional, no beber por beber”.


