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Marta Panizo, psicóloga: ''Sanar el trauma infantil implica reconectar con ese niño interior y ofrecerle la seguridad emocional que no tuvo entonces''

Entrevista

La experta explicó que necesitamos una educación emocional transversal que empiece en la infancia y se mantenga a lo largo de la vida

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Marta Panizo, psicóloga

Marta Panizo

Marta Panizo es una de las psicólogas más populares de nuestro país. Desde hace algunos años, la terapeuta compagina su labor en consulta con la divulgación en redes sociales, con el objetivo de acercar la información sobre salud mental al mayor público posible. El próximo 26 de noviembre publica su nuevo libro, Trátate bien: Una guía transformadora para devolverte el respeto y la compasión que nunca deberías haberte negado.

En una entrevista reciente para Guyana Guardian, la experta se abrió en canal y, tras hablar sobre sus inicios en el mundo de la psicología, reflexionó sobre algunos temas que considera importantes, como la gestión del trauma y los procesos migratorios.

Marta Panizo, psicóloga

Marta Panizo

¿Cómo empezó su vocación por la psicología? ¿Siempre tuvo claro que se quería dedicar a este mundo?

Mi vocación nació de una mezcla entre curiosidad y necesidad personal. Desde muy joven me llamaba la atención entender por qué las personas actuamos, sentimos y pensamos de determinada manera. Pero fue a raíz de experiencias vitales propias —momentos difíciles, pérdidas, cambios— cuando comprendí el enorme impacto que puede tener el acompañamiento psicológico adecuado, resaltando aquí especialmente mi especialización relacionada con la migración: este sí que fue un tema que hasta que no lo viví, no entendí realmente lo complejo que puede llegar a ser.

Psicología fue mi primera y única opción: siempre tuve claro que me dedicaría a ello profesionalmente, pero sí sentía una fuerte inclinación hacia todo lo que implicara comprender al ser humano en su profundidad. Con el tiempo, descubrí que la psicología no solo es una carrera, sino una forma de mirar el mundo: con empatía, con conciencia y con una intención constante de sanar y acompañar.

¿Por qué decidió empezar a divulgar en redes sociales?

Veía una necesidad urgente de compartir todo lo que mi profesión me había permitido entender sobre la vida de forma que ese conocimiento pudiese ayudar a otras personas a entenderse a sí mismas. Me parece fundamental tener un espacio en el que traducir el lenguaje técnico de la psicología a un lenguaje accesible, humano.

Las redes sociales se convirtieron en una vía directa para acercar la salud mental al día a día de las personas: explicar qué es un trauma, qué significa poner límites o por qué la ansiedad no es 'ser débil', sino una señal de que algo necesita atención. Mi objetivo no es sustituir la terapia, sino concienciar, normalizar y empoderar a las personas para que comprendan lo que les ocurre y busquen apoyo si lo necesitan. 

Marta Panizo con su libro

Marta Panizo

Mi objetivo al divulgar no es sustituir la terapia

Marta PanizoPsicóloga

Como experta en gestión emocional y trauma, ¿cree que la sociedad carece de herramientas básicas para gestionar las emociones de forma saludable?

Sí, y es una de las grandes heridas de nuestra época. Vivimos en una sociedad que valora la productividad por encima del bienestar, y donde se nos enseña a 'controlar' o 'reprimir' las emociones más que a escucharlas. A menudo confundimos la inteligencia emocional con la positividad forzada.

Además, muchas personas cargan con historias familiares donde expresar emociones no estaba permitido. Por eso, educar emocionalmente es una de las tareas más transformadoras que tenemos como sociedad. De hecho, mi primer libro, Salir del Laberinto, está enfocado en psicoeducar desde pequeños a los niños en la comprensión y gestión de sus emociones y ansiedad, para evitar que deriven en problemas en la etapa adulta. En mi segundo libro, me centro en ofrecer herramientas para lidiar con un mundo que nos exige estar siempre disponibles, productivas y perfectas, olvidando el cuidado hacia una misma.

 ¿Se puede superar un trauma sin acudir a un profesional o tarde o temprano tendrá efectos emocionales o físicos?

Depende del tipo de trauma y de los recursos personales de cada individuo. Hay experiencias difíciles que logramos integrar con apoyo social, reflexión o resiliencia natural. Pero cuando hablamos de traumas profundos o repetidos, el cuerpo y la mente suelen quedar atrapados en respuestas de supervivencia que no se resuelven solo con el tiempo. 

El trauma no se olvida: se queda en el cuerpo, en forma de hipervigilancia, somatizaciones, bloqueo emocional o dificultad para vincularse. Por eso, el acompañamiento terapéutico es fundamental. No porque la persona no pueda sanar por sí misma, sino porque sanar acompañada es más seguro y profundo. En terapia siempre trabajamos el trauma bajo una máxima: la base del trauma es el silencio. Por eso creamos un espacio seguro en el que poder reprocesar e integrar aquello que te ocurrió de una forma segura y compasiva contigo mismo.

Marta Panizo, psicóloga

Marta Panizo, psicóloga

¿Cómo se manifiestan comúnmente los traumas infantiles en la vida adulta?

De formas muy diversas, pero algunos patrones son comunes: miedo al abandono, dificultad para poner límites, sensación constante de no ser suficiente, hipersensibilidad al rechazo o necesidad de control. A veces no recordamos el trauma de forma consciente, pero lo repetimos en nuestras relaciones, en el trabajo o incluso en cómo nos tratamos a nosotros mismos. Sanar el trauma infantil implica reconectar con ese niño o niña interior, darle voz y ofrecerle la seguridad emocional que no tuvo entonces.

También ha escrito mucho sobre procesos migratorios. ¿Qué es realmente el duelo migratorio?

Este es mi 'temazo' por excelencia. El duelo migratorio es el proceso emocional que atraviesa una persona al dejar su país, su cultura, su idioma y sus vínculos. Es un duelo complejo, porque no implica una pérdida total, sino múltiples pérdidas parciales y continuas: de identidad, pertenencia, estatus, red social, costumbres, etc. Es seguir siendo tú y renacer al mismo tiempo.

Además, suele ser un duelo silencioso, porque la sociedad muchas veces no lo reconoce. Se espera que quien migra esté 'agradecido' por las oportunidades, sin comprender que incluso en un contexto favorable, hay una parte de uno mismo que queda atrás.

El duelo migratorio suele ir acompañado de culpa

Marta PanizoPsicóloga

¿Qué diferencia el duelo migratorio de, por ejemplo, un duelo por fallecimiento?

En el duelo por fallecimiento hay una pérdida definitiva y generalmente reconocida socialmente. En el duelo migratorio, las pérdidas son reversibles en apariencia, pero muy reales emocionalmente. Puedes volver, hablar con tus seres queridos o ver tu país por videollamada, pero ya no es lo mismo. Además, el duelo migratorio suele ir acompañado de culpa ('¿por qué me fui?', '¿por qué no estoy allí para cuidar?') y de un sentimiento de no pertenecer del todo ni aquí ni allí. Es un duelo que se renueva con cada cambio y por eso requiere comprensión, paciencia y apoyo emocional.

¿Qué consejos daría a una persona que acaba de migrar y está lidiando con los efectos del ‘choque cultural’?

Le diría que no se exija adaptarse demasiado rápido. El choque cultural no significa necesariamente que no estés en el lugar adecuado, es una fase natural del proceso migratorio. Al principio puede sentir frustración, confusión o soledad, pero esas emociones son señales de que se está procesando el cambio. 

Es importante buscar espacios donde poder expresarse sin juicio, conectar con personas que compartan la experiencia y mantener el contacto con las raíces (la comida, la lengua, las tradiciones). También conviene recordar que adaptarse no significa perder la identidad, sino ampliarla: integrar lo nuevo sin borrar lo propio.

A modo de conclusión, Panizo aclaró que, como sociedad, necesitamos una educación emocional transversal, que empiece en la infancia pero que se mantenga a lo largo de la vida: ''No se trata solo de aprender a controlar emociones, sino de comprenderlas como mensajes del cuerpo y de la mente, de aprender a escuchar lo que sentimos sin miedo. Cuando un niño aprende que puede expresar tristeza sin ser avergonzado o cuando un adulto se permite descansar sin sentirse culpable, estamos dando pasos hacia una cultura más compasiva y sostenible emocionalmente. Sanar no significa dejar de sentir, sino aprender a sentirse en paz''.