Iván Macías, entrenador personal, sobre el ejercicio durante las lesiones: “El reposo absoluto debería estar contraindicado”
Salud
Las personas lesionadas deben optar por el reposo relativo, aquel que consiste en evitar aquello que causa dolor directo, pero manteniendo el cuerpo activo con ejercicios seguros
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Iván Macías
¿Es quedarse quieto la mejor solución a una lesión? ¿Es el reposo absoluto el camino más rápido para curarse… o, por el contrario, puede empeorar nuestra recuperación? A menudo, las personas piensan que parar por completo es sinónimo de sanar, pero la evidencia y los expertos llevan años diciendo justo lo contrario: moverse suele ser la clave para recuperarse mejor y más rápido.
El error más común cuando aparece una lesión es pensar que el cuerpo necesita desconectarse por completo. Se asocia el dolor con la obligación de inmovilizar la zona afectada, y aunque es cierto que evitar esfuerzos excesivos es necesario, detener toda la actividad física puede resultar contraproducente. Así lo asegura Iván Macías, entrenador personal y dueño de los centros deportivos Promove IMR.
Hombre lesionado en una pierna consulta con un médico en un hospital
“Tiene que ser un caso muy grave como para que el ejercicio esté contraindicado” comienza señalando Macías. Bajo el punto de vista del experto, todo depende de cada persona, pero siempre debemos tener en cuenta un matiz: el reposo absoluto debe aplicarse únicamente a la zona lesionada.
“Si el médico te pide reposo porque te duele el codo… ¿el resto del cuerpo no se mueve? ¿No puedes hacer ejercicio con el resto del cuerpo?” Pregunta el entrenador personal, el cual añade: “Cuando un médico dice reposo absoluto, el paciente entiende que es reposo absoluto de su cuerpo, en vez de su codo. El reposo absoluto debería estar contraindicado, ya que el mensaje muchas veces se confunde”.
El reposo absoluto debería estar contraindicado, ya que el mensaje muchas veces se confunde
Según datos de la UGT, en España hay cientos de miles de lesiones al año, siendo los accidentes laborales los más documentados: en 2023 hubo 647.495 accidentes laborales con baja laboral, y se estima que en 2024 se alcanzaron cifras similares o superiores. A esto se suman los accidentes de tráfico y las lesiones que no están relacionadas con el trabajo, por lo que el número total de lesionados es mucho mayor.
El elevado número de personas lesionadas en nuestro país hace que su recuperación se convierta en un tema de gran interés, especialmente para aquellos profesionales que tratan esta problemática: fisioterapeutas, entrenadores personales, traumatólogos, osteópatas o psicólogos especializados en salud y deporte, entre otros.
El ejercicio físico libera endorfinas que mejoran el estado de ánimo y reducen la sensación de dolor
En el caso de Iván Macías, el entrenador asegura que sí podemos entrenar durante una lesión, compartiendo así su propia vivencia: “Yo me partí el peroné y estuve entrenando desde el minuto uno. Cuando estuve en la cama sin poder moverme entrenaba con gomas mi otra pierna. Al fin y al cabo, el movimiento libera endorfinas y te hacen sentir mejor” desvela el experto.
“Si puedo ayudar a mi cuerpo a generar esa hormona que me hace sentir mejor, esta hará que me recupere mejor y más rápido, perdiendo menos masa muscular debido al reposo” apunta el entrenador personal, haciendo hincapié en la fuerza que perdemos al pasar largas temporadas anclados a la cama por reposo absoluto.
Cuando una zona está lesionada, el resto de músculos y articulaciones siguen necesitando estímulos para no perder su función. Por eso, los profesionales insisten en que la mejor rehabilitación no se basa solo en curar lo dañado, sino en fortalecer todo lo demás. Mantener activos otros grupos musculares reduce compensaciones, evita nuevas lesiones y contribuye a que, cuando la zona afectada esté lista, el cuerpo vuelva a rendir sin debilidades añadidas.
La clave está en seguir un plan adecuado, pautado por profesionales, que permita avanzar sin forzarnos en exceso. Lesionarse no debe significar detenerse por completo. El cuerpo sana mejor cuando se le permite seguir funcionando, siempre con cuidado y bajo supervisión. Porque moverse —bien— es, en la mayoría de los casos, la mejor medicina.