¿Eres de esas personas que, después de una larga jornada laboral, no puede resistirse a una buena siesta? ¿Sueles apostar por dormir un corto periodo de tiempo o necesitas más de una hora para recargar energías? Manuel Viso, médico especialista en urgencias y hematología, ha desvelado en una reciente publicación en redes sociales las diferencias entre una siesta corta y larga y cuál es sin duda la mejor opción.
Según diversos estudios, como el publicado por la Fundación de Educación para la Salud del Hospital Clínico San Carlos junto a la Asociación Española de la Cama (Asocama), en España, solo un 16,2% de la población se echa la siesta de forma regular.
Sin embargo, pocas personas son realmente conscientes de que las siestas largas pueden tener consecuencias para la salud. Según el experto, las cortas de 10 a 20 minutos son más saludables porque ''mejoran la memoria, la concentración y reducen el estrés, es decir, bajan el cortisol''. El problema, según Viso, está en las siestas largas habituales.
''Más de 30 o 40 minutos. La ciencia dice que si son muy frecuentes se relacionan con más riesgo metabólico, es decir, más resistencia a la insulina, más riesgo de desarrollar diabetes tipo 2'', asegura. Además, el experto advierte que estos largos descansos a media tarde también pueden tener consecuencias a nivel cardiovascular. ''Siestas largas y habituales se asocian a más riesgo de hipertensión, más inflamación y más riesgo de eventos cardiovasculares, como infartos o arritmias'', señala.
Ante el cambio de horario se recomienda evitar las siestas, o al menos que estas no sean muy largas
Por ello, Manuel Viso insiste en que las siestas largas suelen reflejar ''un descanso nocturno deficiente y un estilo de vida poco saludable''. ''Siesta sí, pero mejor corta, unos 20 minutos. Y si necesitas ocasionalmente una larga que sea temprano en la tarde'', aconseja.
En la misma línea, Sara Marín, médica especialista en microbiota y salud femenina, advierte que las siestas de 30 o 40 minutos rompen los ritmos circadianos. ''Cuando te despiertas, tu cuerpo, que quiere espabilarte, produce un pico de cortisol, la hormona del estrés. Y es ese estrés el que aumenta la resistencia a la insulina, altera el metabolismo y sube la tensión y el colesterol, provocando un mayor riesgo de infarto. También se altera la hormona del hambre'', afirma.
La siesta se asoció en otros tiempos a una supuesta pereza de los españoles, pero hoy la adoptan en todo tipo de países
Estas afirmaciones están respaldadas por numerosos estudios científicos publicado a lo largo de los años. Uno de ellos es el titulado Association between self-reported napping and risk of cardiovascular disease and all-cause mortality: A meta-analysis of cohort studies (2024), en el que se concluyó que las siestas diarias largas (≥ 60 minutos) se asocian con un aumento del riesgo de mortalidad general y específicamente de enfermedades cardiovasculares. En definitiva, si lo que buscar es recargar energías a media tarde, las llamadas microsiestas son la mejor opción.

