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Ani Pocino, experta en hábitos, sobre cómo mejorar la concentración: “El cerebro necesita una señal clara; un objeto que transmita calma y enfoque cumple esa función”

Concentración

Desde objetos que transmiten calma hasta ejercicios de activación visual, especialistas en hábitos y neurociencia explican cómo preparar el cerebro para enfocarse mejor en el trabajo, estudio o cualquier tarea

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Ani Pocino, experta en hábitos, sobre cómo mejorar la concentración: “El cerebro necesita una señal clara; un objeto que transmita calma y enfoque cumple esa función”

Mantener la concentración es esencial para rendir al máximo en cualquier actividad, desde estudiar para un examen hasta preparar un informe laboral o aprender una nueva habilidad. La capacidad de enfocarse influye directamente en la eficiencia y la calidad de lo que hacemos, y nos permite avanzar sin sentir que el tiempo se escapa entre tareas inconclusas.

Sin embargo, no siempre es fácil mantener la atención. Entre mensajes, notificaciones y múltiples responsabilidades, nuestra mente puede dispersarse con facilidad. Por suerte, existen estrategias y hábitos que ayudan a recuperar el foco en los momentos clave, facilitando que podamos trabajar, estudiar o resolver problemas de manera más efectiva y tranquila.

La concentración, clave en el día a día

Cinco hábitos favoritos de Ani Pocino

La experta en hábitos Ani Pocino, con casi 10 años generando contenido en redes y una comunidad de más de 210.000 seguidores, asegura que “el cerebro necesita una señal clara que le diga que es momento de enfocarse”. “Un objeto que transmita calma y enfoque cumple esa función”, señala. En su caso, una vela se ha convertido en ese disparador: encenderla le indica a su mente que es hora de concentrarse. Otros ejemplos pueden ser una planta, una piedra lisa o cualquier objeto que transmita serenidad y ayude a centrar la atención.

“El cerebro necesita una señal clara que le diga que es momento de enfocarse”

Getty Images/iStock

Este pequeño gesto tiene un efecto poderoso. Al asociar un estímulo concreto con el momento de enfoque, el cerebro se prepara automáticamente para concentrarse, facilitando la entrada en estado de atención sin esfuerzo adicional.

Anotar para liberar la mente

Controlar las interrupciones y revisar el progreso

Ani Pocino recomienda también tener siempre a mano una “hoja de distracciones” donde anotar todo lo que pasa por la cabeza. “Mi mente no está todo el rato recordándomelo porque ya lo tengo apuntado”, explica. De manera complementaria, establece tres prioridades cada día, en orden de importancia. Así, si se desenfoca o surgen imprevistos, sabe exactamente por dónde continuar y qué tareas priorizar, manteniendo el rumbo sin estrés.

Otro hábito clave es quitar las notificaciones del móvil. “Hace años que lo hice y fue una gran decisión. Si alguien necesita algo urgente, me llama. No necesito saberlo todo al momento y eso me da mucha más calma”, asegura. Finalmente, Pocino se toma un tiempo a media mañana o a la hora de comer para revisar su agenda, ajustando lo necesario y evitando la sensación de terminar el día sin tener claro en qué se le ha ido el tiempo.

Neurociencia y concentración

Por otro lado, la neurocientífica Ana Ibáñez añade que el cerebro necesita recordatorios de concentración y experiencias positivas previas para activarse. “Introduce elementos sensoriales que hagan que tu cerebro recuerde momentos de concentración anteriores. La música que te relaja o un pequeño ritual, como encender una vela, ayuda a que la mente reconozca que es momento de enfocarse”, explica. Reducir distracciones visuales y crear un espacio acogedor potencia aún más este efecto, convirtiendo el entorno en un aliado para la atención.

Además, repetir estos estímulos refuerza el hábito: cuanto más asocies ciertos elementos con concentración, más fácil será entrar en ese estado sin esfuerzo consciente.

“Introduce elementos sensoriales que hagan que tu cerebro recuerde momentos de concentración anteriores”

ARNELLDMarshall

Técnicas de activación mental, según Andrew Huberman

En este sentido, el neurocientífico Andrew Huberman, profesor de la Universidad de Stanford, recuerda que “concentrarte no depende solo de querer hacerlo, sino de preparar tu mente con intención”. Antes de enfocarse, el cerebro necesita activación, de forma similar a un calentamiento físico.

Una técnica simple consiste en fijar la vista en un solo punto durante 15 a 60 segundos, ya sea cercano, como una pantalla, o lejano, como una pared o ventana. “Tu enfoque mental sigue a tu enfoque visual. Esto ayuda a entrenar la atención sin que te des cuenta”, señala Huberman. Practicar este ejercicio cada vez que se necesite concentración mejora la capacidad de mantener la atención y facilita el aprendizaje de información, habilidades motrices o tareas complejas.

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Concentrarse no es un acto mágico ni instantáneo. Requiere preparación, constancia y estrategias que faciliten la entrada en estado de atención. Desde objetos que transmiten calma hasta ejercicios visuales y rutinas sensoriales, todos los pequeños gestos suman.