Andrea Franco, coach laboral: “Hay que desmitificar que el trabajo tenga que ser tu pasión y tu proyecto de vida para que puedas ser feliz”

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“Es como si la sociedad hubiera encajado todos los puzles alrededor del trabajo en vez de al revés”, cuenta la experta en una entrevista para Guyana Guardian

Andrea Franco

Andrea Franco. 

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Para algunos, el trabajo es un fin para vivir, para otros, un medio. Pero, ¿qué pasa, cuando se convierte en un eje central que te aparta de todo aquello que te gusta? En estas situaciones es muy común sufrir el famoso burnout, el agotamiento emocional que provoca un trabajo que te asfixia. Por suerte, cada vez más se está desmitificando el ideal del “trabajo perfecto” y los profesionales empiezan a valorar aspectos como la flexibilidad horaria, la conciliación familiar, o el bienestar personal. En esta entrevista para Guyana Guardian, la coach laboral Andrea Franco pone el foco en este asunto y en cómo gestionarlo en una época especialmente sensible como las Navidades.

¿Cuál es la mentira más grande que nos hemos creído sobre el trabajo?

No sé si es mentira contada o construida inconscientemente, pero sin duda es haber puesto el trabajo en el centro de nuestra vida; como si la vida se construyera a partir de cuántos éxitos tengas, cuánto crezcas profesionalmente, cuánto ganes, qué estudios hagas, o si podrás comprarte una casa. Es como si la sociedad hubiera encajado todos los puzles alrededor del trabajo en vez de al revés. Y, desgraciadamente, nos lo hemos ido creyendo sin darnos cuenta.

¿Qué pasa cuando mi trabajo no es mi pasión, pero me permite vivir bien?

Hay que desmitificar que el trabajo tenga que ser tu pasión o tu proyecto de vida para que puedas ser feliz. Evidentemente, debes estar en un trabajo que te guste, pero no hace falta que te mueva la pasión. Siempre digo que una persona que trabaja en marketing o en finanzas no está enamorada de los números ni de las campañas: lo que ocurre es que la mayoría de sus tareas diarias le gustan. Y, además, hay otros elementos como la realización, el crecimiento,  las relaciones, que hacen que sea suficiente. 

Shot of a young businesswoman lying with her head down on a desk in an office

Para algunos, el trabajo es un fin para vivir, para otros, un medio. 

Yuri Arcurs peopleimages.com

Lo importante es entender el motivo real por el que quieres dejar el trabajo

Andrea FrancoCoach laboral

Hay algo que debemos de tener muy en cuenta es que el foco no es el trabajo en sí, sino lo que te permite ese trabajo: un buen sueldo que te permite viajar, un horario flexible que te deja tiempo para tus hobbys, o incluso que ese trabajo te abra puertas para un objetivo futuro. El trabajo es un medio para tus objetivos y no tu objetivo final. 

¿Cómo decir ‘no’ sin generar conflicto con jefes o equipos?

Cuando decimos que sí a todo suele venir de un miedo tremendo; el miedo a que me echen, miedo a no encontrar otra cosa, a ser prescindible. Y lo primero es entender que prescindibles lo somos todos, y que no vamos a gustar a todo el mundo. Aunque digas que sí a todo, siempre habrá alguien a quien le parezca insuficiente. 

Una vez, una chica me comentó que tenía miedo de expresar ciertas cosas a su equipo. Yo le respondí que todo se puede decir siempre que se haga con respeto y educación. Con los límites pasa igual; empieza por pequeños hábitos con los que te sientas cómoda, como salir a tu hora un día, no contestar correos a ciertas horas, no devolver llamadas si no es urgente... Seguramente, cuando lo pruebes te darás cuenta de que no pasa nada, que la empresa no se hunde y que la mayoría de miedos están en tu cabeza. Desde ahí puedes reconstruir cómo quieres que sea tu rol. 

Si estás quemado, no lo dejes aún, porque si lo dejas sin comprender lo que está pasando entrarás en un bucle

Andrea FrancoCoach laboral

¿Por qué muchas personas llegan a las Navidades más quemadas que en cualquier momento del año?

Cuando alguien está quemado, lo está durante todo el año. Navidad y verano son épocas que dan una falsa tregua porque hay vacaciones entre medio. Pero, si no has puesto una solución, al volver todo seguirá igual.

Lo peligroso de las Navidades es la comparación y la invalidez:  muchas sobremesas, reencuentros familiares... Y ahí surgen preguntas como “¿qué tal el trabajo?” O “no será para tanto”. Habrá familiares que minimicen lo que sientes o el típico primo que vuelve de Bali diciendo que ha montado un proyecto increíble. Y tú te vas de allí pensado que “igual estoy exagerando, soy yo el problema o me lo estoy inventando”. Eso duele muchísimo, porque viene de personas que se supone que te quieren.

¿Cómo se puede gestionar la culpa de no estar con la familia por el trabajo en Navidad?

Para mí la palabra clave es aceptación. Si te toca trabajar y no puedes cambiarlo, no te martirices. Las circunstancias son las que son, pero sí puedes buscar la mejor opción dentro de ellas. Por ejemplo, quizás no puedes ir a toda la comida, pero sí a la sobremesa; o puedes quedar otro día, organizar algo en tu casa cuando te vaya bien o hacer una videollamada en tu descanso.

Si esto te pasa cada año y te duele de verdad, entonces quizá debes reflexionar si lo que te estás perdiendo es más importante que lo que te aporta la empresa. Y ahí sí toca replantearse las cosas y tomar acción. 

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¿Es diciembre un buen mes para tomar decisiones laborales?

Diciembre puede ser un mes de inflexión para revisar cómo ha sido tu año en general.  Pero lo importante es entender el motivo real por el que quieres dejar el trabajo. Yo siempre aconsejo que, si estás quemado, no lo dejes aún, porque si lo dejas sin comprender lo que está pasando entrarás en un bucle. 

Debes saber desde cuándo estás mal, qué ocurrió y cuál fue el punto de inflexión. Si no entiende eso, te dolerá este trabajo y el siguiente, salvo que haya maltrato.  Si el miedo se apodera de ti, puedes crear una red de seguridad económica; planificar cuánto necesitas, cuánto puedes ahorrar y cuánto tiempo puedes aguantar mientras preparas el cambio.

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