Adela Mas, psicóloga: “Las Navidades no tienen por qué ser felices, cada persona la vive desde su historia y sus heridas”
Bienestar
La psicóloga cuestiona la idea de que las Navidades deban vivirse obligatoriamente como un periodo de felicidad

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Una de las épocas más esperadas para muchas personas son las vacaciones de verano y las Navidades: ambas tienen en común que son fechas en las que se dispone de más tiempo para pasarla en familia. Y es que la Navidad se asocia al reencuentro con los seres queridos, a los abrazos y a las mesas llenas de comida. Efectivamente, para muchas personas es un momento de conexión, sobre todo para quienes no tienen la oportunidad de ver a sus familias con frecuencia, convirtiendo diciembre en un momento perfecto para cerrar el año. Sin embargo, para algunos este mes puede un recordatorio doloroso de la ausencia de seres queridos, convirtiéndose en unos días especialmente duros.
La psicóloga Adela Mas pone el foco precisamente en esta idea: la falsa creencia de que las Navidades tienen que ser obligatoriamente felices. Desde su trayectoria profesional, cuestiona a través de las redes sociales, la exigencia emocional que se impone durante estas fechas. “La verdad es que llevo 27 años intentando entender por qué las Navidades tienen que ser fechas obligatoriamente felices. Las Navidades no son felices, y muchísimo menos tienen por qué garantizar esa felicidad. Pero sí garantizan algo: intensidad”, afirma.

Mas destaca la soledad no deseada y la vivencia de la ausencia, ya que la Navidad se convierte en un recordatorio muy presente de que lo que falta en momentos que socialmente deberían ser de celebración. Para otras personas, diciembre implica evitar encuentros familiares, inventando excusas para no acudir a comidas en las que saben que tendrán que enfrentarse a situaciones incómodas o difíciles, como por ejemplo, comentarios que, aunque no se hagan con mala intención, pueden doler.
“Casi nunca vemos la cantidad de emociones que se activan en estas fechas. Porque sí, hay personas que las disfrutan, que las celebran en familia, que agradecen, que conectan, que sienten ese calorcito que tanto imaginamos. Pero también hay muchísimas historias que se viven en silencio; personas que estas semanas atienden más que nunca a una soledad no deseada, personas que se pasan toda la mesa mirando una silla vacía, la de alguien que se fue hace poco o hace mucho, pero que hoy no está”, reflexiona.
Por esta razón, la psicóloga reflexiona sobre la presión social por “estar bien”, donde expresiones como «venga son fiestas, anímate” pueden resultar dañinas cuando la persona está sosteniendo muchas emociones que no siempre puede exteriorizar. Estos comentarios, lejos de ayudar, pueden aumentar el malestar. En este sentido, Mas pide más empatía durante estas fechas, ya que son días que emocionalmente pueden pasar mucho más de lo que parece.
“No todas las Navidades son luz, no todos son brindis y no todos son abrazos sinceros. Por eso es tan importante dejar de dar por hecho que diciembre significa lo mismo para todo el mundo. Que aunque para muchas personas sea celebración, para otras es supervivencia, memoria, incomodidad. Simplemente, un recordatorio de todo lo que hoy falta”, explica. Os pido que diciembre deje de ser una exigencia, que simplemente sea un espacio. Un lugar donde cada emoción tenga permiso para existir. Donde no forcemos luz si no la hay y donde entendamos y respetamos que a veces la Navidad no ilumina, simplemente nos conecta con lo que llevamos por dentro” concluye.

