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Edu Saz, arquitecto: “Poca gente puede permitirse vivir quince minutos del trabajo; vivir en el centro urbano se ha convertido en un lujo que la mayoría no puede pagar”

Modelos de ciudades

El arquitecto Edu Saz desvela qué son exactamente las ciudades de los quince minutos y cuáles son sus ventajas y desventajas

Edu Saz, arquitecto

Existe un término llamado “la ciudad de los quince minutos”. El urbanismo es una de las grandes ramas de la arquitectura, y este, busca hacer que las ciudades estén hechas para aquellos que las habitan. 

El arquitecto y divulgador Edu Saz, publicó en su canal de YouTube un vídeo dedicado a estas “ciudades de los quince minutos” pero, ¿en qué consisten exactamente? 

“La idea es sencilla: vivir en un lugar donde todo lo que necesitas —trabajo, tiendas, servicios médicos, parques, ocio— esté a menos de quince minutos a pie o en bicicleta desde tu casa”, empieza en su perfil. Aunque, tal y como él asegura, no es todo tan bonito como parece.

Así, el experto, analiza qué son estas exactamente, su origen y quienes la impulsan para que podamos comprender a la perfección sus ventajas y desventajas.

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Explicada por un arquitecto

La ciudad de los cince minutos

Así, estas ciudades de quince minutos permiten que puedas hacer todas tus actividades diarias sin tener que hacer grandes desplazamientos. “El término “ciudad de los quince minutos” fue acuñado en 2016 por Carlos Moreno, profesor y asesor de la Alcaldía de París. La idea alcanzó fama mundial cuando la alcaldesa parisina, Anne Hidalgo, la adoptó como bandera en su campaña de reelección en 2020. Desde entonces, se ha convertido en tendencia dentro del urbanismo”, asegura el especialista.

Aunque, sus origenes no se remontan a Carlos Moreno, sino que vienen de urbanistas del siglo XX, quienes ya defendían la proximidad y la mezcla de usos en los barrios. “Jane Jacobs, en los años sesenta, hablaba de calles vivas y servicios cercanos, oponiéndose a los suburbios monofuncionales —las llamadas “ciudades dormitorio”— que comenzaban a proliferar entonces. La ciudad de los quince minutos, por tanto, es más un eslogan moderno para una idea clásica: la de los barrios autosuficientes y diseñados a escala humana”, afirma Edu.

Las macromanzanas de Barcelona permiten que los vecinos dispongan de comercios, espacios de ocio y áreas de estancia al aire libre, sin necesidad de usar el coche

Edu Saz, arquitecto

Pero, ¿por qué, entonces, este concepto gana ahora tanta fuerza? Para el arquitecto, la respuesta está en el contexto reciente. “Tras la pandemia, se reavivó el debate sobre cómo habitamos las ciudades y utilizamos nuestros barrios. A la par, las ciudades han incrementado las restricciones al uso del vehículo privado por razones medioambientales. En 2020, la red global de ciudades C40, liderada por alcaldes comprometidos con la acción climática, adoptó oficialmente la propuesta de la ciudad de los quince minutos como parte de sus estrategias. En España, Madrid y Barcelona forman parte de esta red”, cuenta a su audiencia.

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De hecho, Barcelona ya cuenta con un sistema similar, a través de sus supermanzanas. “Dentro de ellas, los vecinos disponen de comercios, espacios de ocio y áreas de estancia al aire libre, sin necesidad de usar el coche, ya que el tráfico se desvía a las vías perimetrales”, sigue contando.

Otro caso especial en España, es el de Pontevedra. “Es una ciudad más pequeña que, hace años, peatonalizó todo su centro urbano, permitiendo que hoy sus habitantes puedan realizar casi todas sus actividades caminando, en perfecta sintonía con la filosofía de los quince minutos”, afirma.

Ciudades de cince minutos

Las partes negativas

Como siempre, hay ciertas desventajas. Para Edu Saz, la primera se refiere a la vivienda. Él mismo se pregunta: ”¿Quién puede permitirse vivir a quince minutos de todo en una gran ciudad? La realidad es que, hoy, solo una minoría. Vivir cerca del trabajo o del centro urbano se ha convertido en un lujo que la mayoría no puede pagar. En las grandes ciudades, los alquileres en zonas con más servicios son altísimos, obligando a quienes tienen menos recursos a desplazarse a la periferia y soportar largos viajes diarios”, relata en su canal de YouTube.

En Madrid, tal y como cuenta el especialista, el tiempo medio de desplazamiento de ida y vuelta al trabajo es de 62 minutos en transporte público; en Barcelona, ronda los 50 minutos. “Actualmente, elegir dónde vivir no depende de preferencias, sino de lo que uno puede costear. En consecuencia, la ciudad de los quince minutos corre el riesgo de convertirse en un privilegio para ricos. Crear múltiples centros autosuficientes en cada barrio no es gratis; alguien debe financiarlo”, desvela el especialista.

La ciudad de los quince minutos asume que siempre podrás laborar cerca de casa, algo poco realista

Edu Saz, arquitecto

Además, este modelo hace que solo puedas tener determinados servicios cerca. “En sanidad, quizá tengas farmacia y centro de salud a mano, pero no un hospital principal a quince minutos. Lo mismo ocurre en educación: mientras los colegios de primaria pueden estar cerca, la educación secundaria o universitaria exige movilidad y la libertad de elegir la facultad o el programa deseado”, explica.

Con el ocio ocurre algo similar, aunque para el arquitecto, la mayor problemática se encuentra en el trabajo. “La ciudad de los quince minutos asume que siempre podrás laborar cerca de casa, algo poco realista. Una ciudad dinámica necesita un mercado laboral amplio, donde los habitantes puedan encontrar empleos acordes a sus habilidades, incluso más allá de su barrio, y donde las empresas puedan seleccionar entre múltiples candidatos, no solo entre quienes viven a quince minutos”, argumenta.

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Y es que hay contradicción en ellas, ya que van en contra de la lógica económica de las urbes como motores de oportunidades. “Históricamente, las ciudades han permitido escapar del aislamiento rural para ampliar horizontes. Ahora parece que pretendemos volver al modelo de pueblo, pero dentro de una gran ciudad. Esta es, para mí, la crítica más fuerte: no tanto al concepto en sí, sino a quienes lo promueven tras años de desmantelar la vida en el campo”, afirma.

La adaptación cultural también entra en juego, ya que los hábitos no son algo que podamos cambiar tan fácilmente. “En definitiva, la ciudad de los quince minutos es más viable en nuevos desarrollos urbanos. Sin embargo, en España hemos construido grandes ensanches que tardan años, incluso décadas, en contar con servicios básicos, porque todo ello requiere inversión y tiempo”, desvela.

Así, finalmente, Edu Saz opina que lo mejor es un modelo combinado que ofrezca ciudades de quince minutos hacia el interior y de sesenta minutos hacia el exterior. “Se trata de potenciar lo local sin renunciar a lo metropolitano. Las ciudades pueden ser acogedoras a pequeña escala y, al mismo tiempo, abiertas a gran escala”, concluye el especialista.