Esta pareja de empresarios quiere teñir los tejanos sin contaminar el planeta

Moda sostenible

Del campo a la fábrica, Tintoremus muestra un camino distinto para la moda a base de tintes naturales

Tintoremus

Lola López y Clemente Cebrián, impulsores de Tintoremus

Cedidas por la marca

Volver al origen en los procesos de producción es crucial para encaminar a la industria de la moda hacia un futuro más sostenible y responsable con el medioambiente. Lo saben bien el cofundador de El Ganso Clemente Cebrián y Lola López, quienes han encontrado en el cultivo de índigo la oportunidad de crear un nuevo negocio con alma y visión. 

“Creamos Tintoremus —en latín ‘vamos a teñir’— en el año 2000 cuando decidimos arrendar 100.000 metros cuadrados dedicados al cultivo de tabaco en Extremadura para convertirlos en campos de cultivo de índigo, el colorante azul de los vaqueros”, detalla Cebrián sobre el que ya es el mayor cultivo de índigo existente en Europa.

El cofundador de El Ganso Clemente Cebrián

El cofundador de El Ganso Clemente Cebrián

Cortesía de la firma

Crear valor en el campo español y apoyar el camino hacia una moda más sostenible son los objetivos fundamentales de este dúo de empresarios que han levantado un millón de euros en dos rondas de financiación y cuentan, desde junio del 2025, con su primera flagship, situada en Madrid. 

“La tienda es nuestro expositor al mundo, un espacio donde, además de ofrecer la colección de Tintoretum Studio, ofrecemos a los clientes la oportunidad de teñir y reparar sus prendas antiguas y darles así una segunda vida”, detalla el empresario, a lo que López agrega que también han instalado un pequeño vivero interior con plantas índigo para acercar el campo a la ciudad: “La marca nace bajo el claim ‘Ruralmente urbanos’ porque queremos hacer protagonistas a los tintes naturales en nuestras colecciones de moda urbana”. Bajo una estética relajada y minimalista que bebe directamente de las tendencias que triunfan en el norte de Europa, la colección pretende colarse en los armarios españoles para llenarlos de color. 

Hay que acercar el campo a la ciudad”

Lola LópezCofundadora de Tintoremus
Lola López, cofundadora de Tintoremus, en una imagen de archivo

Lola López, cofundadora de Tintoremus, en una imagen de archivo

Cortesía de la firma

“Nuestras colecciones se basan en dos conceptos, que son el denim y la prenda teñida, ya que lo que hacemos es confeccionar en crudo y después teñirlo, y después, en materia de patrones, buscamos una silueta holgada y cómoda para todas nuestras camisas y pantalones”, explica López, que reconoce en el cine el tercer gran pilar de su diseño creativo. “Es una de nuestras grandes pasiones, un hobby que nos inspira a la hora de hacer las colecciones e incluso en la creación de campañas publicitarias y el diseño de la tienda”, revela.

Premiados por la Asociación de Empresarios de Madrid al Proyecto Sostenible del Año en el 2023, el éxito de Tintoremus suena alentador en una industria marcada por la moda rápida y la producción en masa. Sin embargo, no es tan fácil como parece: conseguir el color exacto en un proceso tan manual y natural es a veces misión imposible. 

Plantas de índigo recogidas de los campos de Extremadura

Plantas de índigo recogidas de los campos de Extremadura

Tintoremus

“Casi toda la industria trabaja con tintes sintéticos, que básicamente se basa en aplicar color al tejido mediante colorantes químicos y el resultado tiene una apariencia poco orgánica. Nada que ver con nuestro tintado con pigmentos naturales del índigo, la granada, la cebolla o incluso las podas, la fibra o el hilo va cogiendo color de una forma natural. El resultado se asemeja más a la tierra, con tonos mucho más suaves. En una producción de 150 pantalones es imposible que el resultado sea el mismo en todos”, detalla López.

De este proceso tan trabajoso nació su famoso pigmento Indigoremus, que impregna de un azul intenso los vaqueros de la firma. El objetivo final, más allá de hacer crecer la colección de Tintoremus Studios y contar con más tiendas, es precisamente industrializar el proceso para que puedan adoptarlo otras marcas. “No solo es mejor para el medioambiente, sino también para la salud, ya que no genera alergias y es apto para pieles atópicas. Estamos negociando con algunas marcas para que nos den su producto en blanco y el cliente pueda comprar el tinte que desee para colorearlo”, desvela Cebrián.

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