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Isabel Triguero, patronista: “Mi madre me llevaba con una señora mayor que era monja y me enseñaba a coser botones. Este tipo de cosas se irán perdiendo, y no en un futuro muy lejano”

Moda

EseOese abre sus puertas a su atelier en Barcelona y pone en valor el trabajo de los oficios tradicionales en el mundo de la moda

Isabel Triguero, patronista y responsable de calidad de eseOese

Septiembre marca el regreso a la rutina y se convierte en el pretexto perfecto para renovar el armario. Decidir qué prendas dejar atrás y cuáles incorporar para afrontar con actitud la vuelta al día a día no siempre es sencillo. Los expertos aconsejan apostar por un guardarropa minimalista y selecto, compuesto por un número reducido de prendas básicas y atemporales que puedan combinarse entre sí para crear looks versátiles. Este concepto, también conocido como “armario cápsula”, invita a priorizar la calidad y la funcionalidad sobre la cantidad, simplificando la organización del vestuario y fomentando un consumo más consciente y sostenible.

Partidarios o no de este concepto, es indiscutible que los básicos nunca fallan, y en eso son verdaderos especialistas en eseOese. Esta marca de moda femenina, nacida en Barcelona, es reconocida por su estilo casual y atemporal, con toques vanguardistas, y por su apuesta por la comodidad y la calidad de los tejidos. Fundada por Eva García en 1988, la firma tiene su sede en el 22@, donde acaba de presentar su colección Back to the Office mientras sus equipos trabajan al mismo tiempo en el diseño de las prendas que vestirán sus clientas el próximo verano.

Oficinas de eseOese en Barcelona

En un único edificio situado en el número 112 de la calle d'Àvila, donde trabajan más de 80 personas, se concentra todo el proceso del desarrollo del producto. Las oficinas con los equipos de finanzas y marketing ocupan las plantas más bajas y, en la más alta, una tienda piloto simula cómo se presentará la ropa al público. En el corazón del edificio, como si de su mayor tesoro se tratara, se encuentra el atelier de la marca: una sala con máquinas de coser donde las patronistas y modistas trabajan junto al equipo de diseño para dar forma a las prendas de la firma.

Nuestras modistas y patronistas son imprescindibles. Tienen un valor y un saber hacer que deben preservarse

Eva García,fundadora y propietaria de eseOese

No falta detalle en el taller: telas de todos los colores y estampados, pizarras llenas de bocetos y fitting rooms donde las modelos se prueban las primeras prendas para posteriormente ser ajustadas hasta rozar la perfección. “Los oficios de toda la vida se están perdiendo, nuestras modistas y patronistas son imprescindibles. Tienen un valor y un saber hacer que deben preservarse”, destaca orgullosa Eva García.

Taller de eseOese en Barcelona

Los ordenadores integran programas de patronaje que reemplazan el trabajo manual que años atrás se hacía a mano. El software agiliza y hace más preciso el proceso de interpretar el diseño, trazar y escalar patrones, elaborar fichas técnicas, y optimizar el consumo de tejido para el corte y preparar la industrialización, pero el criterio de la patronista, su ojo para el ajuste y la caída real de cada tejido, sigue siendo insustituible.

“Hay un arte en el aire que se transmite de una a otra”, explica Isabel Triguero a este diario. Es la responsable de calidad de la marca y los ojos y las manos por donde todas las prendas pasan antes de recibir el visto bueno definitivo. Tras casi 30 años en la empresa, destaca el trabajo artesanal que se hace en el taller. “Es un arte. Antes de entrar a estar aquí estuve muchos años haciendo ropa a medida y era muy satisfactorio a nivel personal ver como embellecía a las clientas”. 

Taller de eseOese en Barcelona

De la misma forma, expresa con preocupación que cada vez hay menos personas interesadas en formarse en estos oficios artesanales. “Las chicas que vienen a hacer prácticas no lo han vivido como nosotras. Mi madre me llevaba con una señora mayor que era monja, y me enseñaba a coser botones. Este tipo de cosas se irán perdiendo, y no en un futuro muy lejano”.

Durante la prueba, hacemos las rectificaciones necesarias y el equipo de diseño toma las decisiones sobre el estilo final

Isabel Triguero,patronista y responsable de calidad de eseOese

Tener un atelier dentro de la oficina no es algo de importancia menor. Isabel señala que mientras muchas marcas están perdiendo esa parte artesanal de la cadena de producción, aquí pueden hacer las prendas tal y como quien, sin depender de empresas externas que hagan los prototipos. “Les damos nuestra propia calidad y además es muy rápido. En dos horas podemos tener una prenda hecha, probarla y volver a montarla si hay algún problema o si es urgente”, señala, además de agradecer la ventaja que tiene trabajar mano a mano con el equipo de diseño. “A veces hay propuestas que no son realistas, y encontramos un equilibrio entre lo que quiere el diseño y lo que se puede hacer para que la prenda sea funcional”, señala.

Tienda piloto en el piso superior de las oficinas de eseOese en Barcelona

Isabel también y agradece la paciencia y la profesionalidad de las modelos, que entran y salen a diario infinitud de veces de los probadores. Por una misma ropa, cuenta, pasan cuerpos de todas las tallas. No solo se las prueban, sino que además realizan gestos cotidianos. Recogen a bebés imaginarios del suelo, arrancan motos invisibles, o alzan sus brazos para alcanzar las estanterías más altas para comprobar la comodidad de cada prenda. “Durante la prueba, hacemos las rectificaciones necesarias y el equipo de diseño toma las decisiones sobre el estilo final”, explica Triguero. 

Todas tenemos un hombro más alto que el otro o una cadera diferente. Adaptamos el patrón para sacar el máximo partido a cada cuerpo

Isabel Triguero,patronista y responsable de calidad de eseOese

Asimismo, la patronista destaca que cada mujer tiene unas características físicas únicas y el trabajo en el taller es imprescindible para poder personalizar las prendas y encontrar el equilibrio para todos los cuerpos. “Todas tenemos un hombro más alto que el otro, un pecho más alto, una cadera diferente… Adaptamos el patrón para sacar el máximo partido a cada silueta. Es un verdadero arte: al final es como crear una prenda a medida para cada mujer, no algo estándar y masivo. Desde aquí realmente hacemos alta costura”, señala.

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Expuestas en las burras que presentan la nueva colección, destacan básicos con detalles bordados que marcan la diferencia. Entre ellos, una camisa con cierre abotonado cruzado, una chaqueta corta tejana que reinventa el vaquero tradicional con un aire urbano y una gabardina larga de algodón ligero, la aliada perfecta para la transición de estación. Tres prendas distintas, pero todas fruto de un trabajo artesanal que aún se lleva a cabo en este pequeño atelier que mantiene viva la esencia de la marca.

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