Aunque la física moderna sugiere que el tiempo no existe, que es solo una ilusión producto de un entrelazamiento cuántico, la obsesión por medirloes tan vieja como la misma humanidad. FueAlbert Einstein quien revolucionó en 1905 nuestra concepción del espacio y el tiempo con su teoría de la relatividad avanzando que el tiempo depende de la velocidad del observador y del campo gravitatorio al que está sometido. Dicho en otras palabras, sugería que los segundos transcurren más lentos en nuestras cabezas que en nuestros pies y abría un debate sobre el verdadero significado del tiempo, incluso sobre su propia existencia a un nivel fundamental, que sigue hoyvivo. Y, a pesar de que todo parece indicar que no conoceremos su verdadera naturaleza hasta que se concilie la teoría de la relatividad general con la mecánica cuántica, los dos pilares de la física moderna, lo que sí está comprobado es que el tiempo nos importa. Siempre nos ha importado.
En un gesto que redefine la alta relojería, Vacheron Constantin celebra su condición de decano (en su 270º aniversario ostenta el título de la manufactura más antigua en funcionamiento ininterrumpido) con un homenaje magistral a su legado y a esta incensante búsqueda de cómo leer y entender el tiempo con una creación excepcional, la más compleja que ha presentado hasta la fecha. Es La Quête du Temps, un reloj astronómico de un metro y medio de altura que fusiona un instrumento de medición del tiempo, la excelencia de la Haute Horlogerie, una artesanía decorativa exquisita y el movimiento dinámico de un autómata.
Presentada en el museo del Louvre de París donde va a permanecer hasta mediados de noviembre para emprender luego una gira mundial, la pieza va más allá de cuanto se haya visto jamás en la alta relojería. Tras siete años de desarrollo que ha unido las habilidades de relojeros, artesanos, diseñadores, ingenieros, el automatista François Junod, L’Epée 1839 y astrónomos del Observatorio de Ginebra, condensa tanto el tiempo como nuestro lugar en el cosmos.
En su interior, La Quête du Temps alberga 6,293 componentes mecánicos (2,370 para el reloj), 1,020 componentes para el habillage, 23 complicaciones relojeras, 144 gestos y 158 levas para el autómata. Protegido por 15 solicitudes de patente, es un logro a medio camino entre la ingeniería y el arte.
Métiers d'Art Tribute to the Quest of Time con complicaciones astronómicas
“¿Es posible hacerlo siempre mejor? ¿sorprender siempre? Indudablemente”, dice Laurent Perves, CEO de Vacheron Constantin que cree que “este proyecto colaborativo sin precedentes lo confirma. Hemos dado vida a un objeto maravilloso, una mécanique d’art que une a la humanidad y al universo, en una declaración cultural y artística inédita que ha inspirado un reloj de pulsera Métiers d’Art único”. Se refiere al Tribute to the Quest of Time, en una edición súperlimitada a 20 piezas.

