Desde hace años es uno de los comunicadores más queridos de nuestro país, pero su trabajo al frente de Pasapalabra y El desafío lo ha consolidado como uno de los rostros estrella de la televisión. Roberto Leal, que lleva inmerso en el mundo de los medios desde hace más de dos décadas, presume de una trayectoria intachable. De sus inicios como redactor y coordinador de delegaciones de Andalucía en Informativos Telecinco hasta presentar Operación triunfo y Bailando con las estrellas, la suya es una de esas carreras en las que ya pocos campos le quedan por tocar.
La prueba de esfuerzo y dedicación a su profesión, que ha compaginado con su vida familiar a lo largo de todos estos años. Porque aunque los que sigan más de cerca su día a día fuera de los platós y las cámaras vía redes sociales ya lo tendrán en el radar, es reseñable el hecho de que el andaluz es padre de familia. De su matrimonio con Sara Rubio, con quien se casó el pasado 2015, nacieron Lola y Leo, sus dos hijos. Un núcleo duro al que se añaden las perras Pepa y Rita, con quienes los cuatro conviven en una de las zonas más exclusivas de la capital.
Un hogar de ensueño
La luminosa casa donde él y su familia vivían antes de la última mudanza
Y es que aunque Leal es originario del municipio sevillano de Alcalá de Guadaíra, desde 2020 llevan él, su esposa y los niños instalados en Las Rozas, en Madrid. Allí se mudaron, después de una temporada en un piso más modesto, a la que sería su primera casa, antes de hacerse con la propiedad en la que residen actualmente, pues en el 2023 adquirió el presentador otro inmueble en la misma urbanización.
Del nuevo se sabe que estaría valorado en 1,9 millones de euros y que cuenta con más de 969 metros cuadrados construidos. Una superficie mucho mayor a su anterior hogar, aunque cabe destacar que la vivienda que aquí repasamos no era poca cosa, de nada menos que más de 300 metros cuadrados. Más que suficiente para contar con todas las comodidades imaginables, y para dar fe de ello las imágenes que el propio Roberto compartía desde allí en sus redes sociales.

Roberto Leal en su casa.
Comenzando por las estancias interiores, como el salón, donde el comunicador y su mujer optaron por aportar toques rústicos en la decoración con muebles de madera maciza, como el que sostenía la televisión de pantalla plana. Idea que va en perfecta sintonía con un suelo de parqué, presente en otras habitaciones como el cuarto donde los más pequeños de la casa guardaban todos sus juguetes.

Así era el salón del antiguo chalet de Roberto Leal en Las Rozas.
Eso sí, como se podría anticipar de cualquier habitación de juegos, aquí la neutralidad del blanco presente en paredes, marcos de ventanas e incluso una cómoda de varios pisos, quedaba totalmente corrompida por los colores vivos de los artilugios de los niños. Entre estos, una pizarra, donde Lola y Leo disfrutaban dando rienda suelta a su creatividad tiza en mano.

La habitación donde los hijos del presentador jugaban.
Patio bien aprovechado
El exterior, con zona de terraza y piscina para refrescarse
Como era de esperar en una vivienda de estas características, lo bueno no se limita a los espacios de dentro. Porque fuera también había mucho con lo que deleitarse, con la paz de estar en su propio hogar, a la par que gozar de encontrarse al aire libre. Eso sí, sin necesidad de exponerse en demasía, pues toda la zona del jardín estaba perfectamente rodeada por una alta pared de ladrillos blancos que evitaba tener que lidiar con las miradas de los más curiosos.

El jardín, con piscina y pared de ladrillo blanco.
Nada mejor que contar con este tipo de 'protección' en espacios como la piscina, de forma rectangular y con escaleras integradas en la obra, que les permitían refrescarse sin necesidad de saltar directamente en los días más asfixiantes del estío. Alrededor de esta, vibrante césped artificial, en el que se habían colocado unos bancos y una mesa de madera donde poder reposar.

Sara Rubio disfrutando del césped contiguo a la zona de porche del jardín.
Una especie de chill out similar al que disponían bajo el porche que conectaba con la entrada al interior, en formato terraza, y con una mesa mucho más alta, donde poder disfrutar de comidas y cenas en familia o con amigos sin necesidad de encerrarse. Ideal para el verano, y con unas modernas luces al estilo guirnalda como colofón. La enésima muestra de que todo estaba cuidado al detalle.