Álvaro Cervantes, hacia afuera: “El hogar es estar en paz con uno mismo”

Protagonistas

Su nueva película, 'Ramón y Ramón', es un retrato íntimo y honesto sobre la amistad entre dos hombres y los, a veces, complicados lazos familiares

Álvaro Cervantes interpreta a en 'Ramón y Ramón'

Álvaro Cervantes interpreta a Mateo en 'Ramón y Ramón'

BTeam Pictures

El chaval de El juego del ahorcado, nominado al Goya a mejor actor revelación a sus cortos 19 años, se ha labrado una carrera adulta con títulos de naturalezas distintas. Desde Sorda (Biznaga de Plata a mejor actor en el último Festival de Málaga) y la maternidad abordada desde una perspectiva insólita, hasta el drama romántico juvenil Tres metros sobre el cielo y su secuela Tengo ganas de ti. Entre medias, Álvaro Cervantes (Barcelona, 1989) ha sido jugador olímpico de waterpolo en 42 segundos, un periodista enamorado en la comedia romántica Loco por ella, un guardia civil en la valla de Melilla en Adú (segunda nominación al Goya), protagonista de El árbol de la sangre de Julio Medem o uno de Los últimos de Filipinas. Inolvidable es su Carlos, rey emperador en televisión, muy alejado en el tiempo de la serie Luna, el misterio de Calenda que le confirmó en el medio con un protagonista.

Ahora, en Ramón y Ramón, que dirige el peruano Salvador del Solar, y ha llegado a los cines, el actor se las ve con un confinamiento en Lima, una amistad tan bonita como inesperada y un viaje en el que acompaña con su personaje español, Mateo, a Ramón (Emanuel Soriano) a llevar las cenizas de su padre hasta el pueblo donde este nació. 

Una amistad tan bonita como inesperada y un viaje

El filme es una coproducción entre Perú, Uruguay y España (El Deseo) con la que el actor vuelve a trabajar en Latinoamérica, donde ya había hecho una incursión con la miniserie El corazón del océano. “Lo recuerdo como uno de los trabajos más bonitos y estimulantes de mi vida por estar fuera de casa. Ahora ha vuelto a pasar y Ramón y Ramón se ha convertido en un rodaje soñado. Emanuel Soriano, el protagonista, es ya un amigo que me llevo. Lo que pasa en pantalla se ha trasladado a la vida”, celebra.

¿Qué historias le pide el corazón?

El corazón siempre pide buenas historias, sean más pequeñas o más grandes. Está abierto a lo que llega cuando está contado con rigor y con cariño.

'Ramón y Ramón' –una de esas historias– transcurre en 2020 en Perú, durante el confinamiento por la pandemia de  la covid. ¿El rodaje le trajo sensaciones agridulces?

El primer momento en que me dieron una mascarilla para la secuencia me impactó y también me hizo reflexionar sobre cómo los seres humanos estamos preparados para apartar en un rincón de la memoria cosas que nos han dolido, impactado y hasta traumatizado. Siento que hemos podido olvidar muy rápido todo lo que vivimos, que fue muy intenso. Rememorarlo y volver a ese contexto me costó un poco.

Álvaro Cervantes y Emanuel Soriano protagonizan este viaje de autodescubrimiento

Álvaro Cervantes y Emanuel Soriano protagonizan este viaje de autodescubrimiento

DANIELA TALAVERA/ BTeam Pictures

La soledad y el aislamiento de los dos protagonistas hacen que surja entre ellos una profunda e inesperada conexión…

Nace de una necesidad en ese contexto en el que Mateo aparece en la puerta de Ramón pidiéndole un colchón para pasar los días en un apartamento porque se ha quedado “varado”, como dicen en Perú, en la ciudad de Lima. Son personajes que muy pronto se empiezan a mostrar realmente cómo son y esa herida que tienen, sobre todo, en el caso de Ramón, muy profunda, porque hay mucho dolor, hace que puedan conectar. Yo creo que, al final, es como se generan los vínculos profundos: cuando realmente ves a la otra persona sin la coraza.

El viaje físico desde Lima hasta la población de Mito que narra la película se acompaña de un viaje interior. ¿Cómo es el que hace Mateo, su personaje?

Es un viaje de ponerse muy al servicio del otro. Mateo está viviendo una crisis existencial muy burguesa y huyendo un poco de lo que le pasa, refugiándose en el viaje exterior, y el hecho de no poner el foco en él y ponerlo en el otro le hace sentir bien. Creo que actúa casi como un ángel que aparece en la vida de Ramón y está por y para él, aunque él tenga su pequeña crisis personal.

Al final, conocerse a uno mismo y atravesar según qué cosas de uno mismo es más complicado que el viaje físico”

Tal y como plantea la película, ¿a veces las fronteras emocionales son más difíciles de cruzar que las geográficas?

Sin duda, el viaje interior es siempre mucho más largo. Al final, conocerse a uno mismo y atravesar según qué cosas de uno mismo es más complicado que el viaje físico. Idealizamos los viajes, cambiar de lugar, irnos, cuando, al final, lo que tenemos que hacer es reconciliarnos con nosotros mismos para sentirnos en casa en cualquier sitio. Para sentir que la casa, que el hogar es estar en paz con uno mismo.

¿Recuerda algún viaje que le haya transformado?

Sí, recuerdo mi primer viaje sin mis padres con 17 años y unos amigos de un amigo. Me aventuré a vivirlo, a sumarme a un grupo que no era el mío. Fue un viaje de cinco semanas por Marruecos en el que sentí que se empezaba a abrir el mundo ante mí. Fue un momento tan bonito de curiosidad, de expansión… Hubo momentos en que recibí una generosidad y una hospitalidad por parte de la gente de allí que me conmovieron e impresionaron.

La película es una travesía por los paisajes de Perú

La película es una travesía por los paisajes de Perú

DANIELA TALAVERA / BTeam Pictures

La película es, entre otras cosas, un retrato sobre la amistad íntima y sin artificios entre dos hombres. ¿Cómo de importantes son para usted los amigos?

Mucho y, además, es algo que creo que conviene recordarse: hay que cuidar a los amigos. Al final, son relaciones de amor y el amor hay que cuidarlo. Además, pueden ser relaciones para toda la vida. La amistad me parece un tesoro. Al igual que sentirse en paz con uno mismo es lo que te convierte a ti mismo en tu hogar, creo que los amigos también forman parte de ese hogar.

'Ramón y Ramón' también habla de los lazos familiares y de la difícil relación entre padres e hijos, este caso, de una marcada por la homofobia. ¿Qué significa para usted la familia?

Me siento muy afortunado de tener la familia que tengo, de sentirme siempre respaldado. Creo que, al final, la familia es la que te da confianza para todo lo viene y está por venir en tu vida. Está la familia que te viene dada y luego también, contando con los amigos, lo que llaman la familia elegida. Son vínculos que te conforman como persona. Eres quien eres por tu familia y amigos.

Esauira es un lugar que me hace sentir muy bien y tengo muchas ganas de volver”

¿Su hermana Ángela, con quien comparte vida y profesión, es uno de sus mayores pilares?

Sí, además de tener una relación de hermanos en la que, desde siempre, hemos estado muy unidos, el hecho de compartir profesión es mi extra de esa confianza de la que te hablo. Podemos tener un lenguaje común y acompañarnos en una profesión que en muchos momentos es un misterio.

¿Quién es su referente personal?

La manera en que se relacionan mis padres con el mundo y con las personas, desde el cariño, desde el respeto, junto con su curiosidad y que son personas que saben escuchar, hace que cada vez tenga más claro que son mi referente. Es como quiero estar en el mundo.

Una escena de 'Ramon y Ramon'  con Álvaro Cervantes

Una escena de 'Ramon y Ramon'  en la que los dos protagonistas se conocen durante el confinamiento de la covid 

DANIELA TALAVERA / BTeam Pictures

¿Hay alguien que le inspire profesionalmente?

Desde niño, desde que empecé a imaginarme en la posibilidad de ser actor, para mí siempre ha sido un referente Eduard Fernández, con quien luego he tenido la suerte de trabajar y compartir. Y también Luis Tosar. Tuvimos unas secuencias muy potentes en Los últimos de Filipinas y ver toda esa humanidad y generosidad que tiene me conmovió y me ayudó como actor, incluso a hacer un clic en el instrumento del actor.

Si hablamos de lugares, ¿hay alguno al que siempre quiera volver?

Hay un lugar al que hace mucho que no acudo y siempre me ha dado mucha paz. Lo conocí en ese primer viaje a Marruecos y luego he vuelto varias veces en diferentes circunstancias, hasta trabajando en el rodaje de la película Hanna. Esauira es un lugar que me hace sentir muy bien y tengo muchas ganas de volver.

Lee también

Jaime Lorente y Álvaro Cervantes, el subidón olímpico de los actores de moda

Alicia Jasanada
Jaime Lorente y Álvaro Cervantes....

¿Cuál es su mayor placer cotidiano?

Ir a la pescadería, que me atienda mi pescadero, Fernando, y cocinar para mí o para otros. Me gusta el hecho de cocinar para uno mismo, de alimentarme bien, de tener ese tiempo para ir a comprar o cocinar… No hace falta que sea una elaboración especialmente complicada. Es, simplemente, cuidarse en ese acto del día a día de comer bien. Eso para mí es un termómetro de estar en paz.

¿Qué más hace para cuidarse?

Intento meditar con regularidad, hacer deporte y tener lecturas que me aporten paz. Lo intento [risas] y estoy en la voluntad de saber que me sienta bien. Creo que tener el hábito es lo complicado y estoy a punto de conseguirlo.

Para mí siempre ha sido un referente Eduard Fernández”

¿Sueña con una vida concreta?

No, porque este trabajo es un misterio y creo que soñar con algo muy concreto es intentar controlar algo que es imposible de controlar. Sueño con trabajar con tiempo, es decir, con que me convoquen a proyectos con tiempo, con vivir proyectos en los que pueda aprender y tener la oportunidad de hacer una inmersión, de entender cosas que antes no entendía, de descubrir otras… Como, por ejemplo, me ha pasado con la película Sorda. Poder aprender en un año lengua de signos, introducirme un poco en la comunidad sorda y descubrir una realidad que era completamente desconocida para mí.

¿Le gustaría hacer carrera en algún sitio?

Me encantaría poder viajar trabajando. Es verdad que en Latinoamérica se hace muy buen cine y, por la cuestión idiomática, sería muy interesante que me convocaran para proyectos. Hay otros países que me encantan a nivel cinematográfico, pero claro, eso implica también hacer un trabajo de aprender nuevos idiomas, algo que está en mente y no descarto. Hablando de hábitos, no quiero que se oxide mi inglés y quiero ir mejorándolo cada día un poquito, ya no solo por el trabajo, sino para la vida.

Etiquetas
Mostrar comentarios
Cargando siguiente contenido...