Pedro Hoz, pintor, 24 años: “Me crie viendo como mi abuelo vivía de los recuerdos y ahora me esfuerzo por crear mi propia memoria cada día; el pasado no existe, solo miramos para el futuro”

Creación y pausa

Hablamos con el pintor Pedro Hoz sobre su momento vital y el estreno del documental 'The Chapel'

Pedro Hoz, artista

Pedro Hoz, artista

Pedro Hoz (24 años, Málaga) ha logrado crear un universo propio. Una ardua tarea que es, incluso, hasta más complicada de plasmar en un papel, lienzo o escrito. Él, en particular, escogió los pinceles más surrealistas para hacerlo. A través de trabajo, dedicación y un rumbo constante (que no rígido) ha conseguido exponer en lugares como Cuba, Hong Kong o París. 

Este mes de agosto, el equipo creativo de Invento, integrado por Bryan Betancourt, David López y Pedro García, en colaboración con el team studio del pintor, Fali Pardo e Ildefonso Mendoza, presenta el documental The Chapel, disponible en YouTube.

Una cinta que plasma el proceso creativo de Pedro Hoz, junto a su manager Pol Arregi, pintando un mural para la nueva tienda de la conocida firma Nude Project en Ámsterdam. Una experiencia que, tal y como los creativos definen, “estuvo suspendida entre el agotamiento y la claridad, donde la creación sigue siendo su ancla”. 

Pedro Hoz, pintor

Pedro Hoz, pintor

Desde La Vanguardia, hablamos con el pintor surrealista para conocer en qué punto personal y creativo se encuentra y cómo vivió la grabación del documental. “Este año está siendo una especie de parón en mi carrera. Empecé con 18 años, y todo se desarrolló muy rápido. Pasé de hacer exposiciones en restaurantes a una muestra en la que vendí 30 cuadros. Me sumergí por completo en el arte y no he hecho otra cosa desde entonces”, empieza a contar. 

Vivir creando

Una pausa para continuar

¿En qué momento te encuentras actualmente?

A principios de este año, tuvimos cuatro grandes proyectos: un mural en Ámsterdam -una locura-, una exposición en París, otra en Los Ángeles y una más en Londres. Fueron cinco meses de sobresaturación total. Y justo al acabar, surgió una propuesta con una galería en Asia para hacer tres proyectos llamada Tang.

Cuando trabajas a ese nivel con una galería, lo que muestras al mundo es algo muy estable, pero a nivel creativo me quedaba sin espacio para desarrollar mis propias ideas. Cada vez que producía obras, eran fragmentadas, como si estuvieran a medias. Todo se me vino encima. Es por ello que, junto con otros motivos, decidimos cancelar todas las exposiciones.

Nuestro objetivo final es crear un tipo de arte que acabe en el espacio público

Pedro Hoz, pintor

Este año decidí parar, hacer una pausa total y reflexionar hacia dónde quiero ir. Sentía que en los últimos meses estábamos tomando un rumbo que no se alineaba con nuestros objetivos.

Nuestra meta final es crear un tipo de arte que acabe en el espacio público. Para ello, como artista, necesito alejarme de lo institucional y de lo meramente conceptual. Buscamos un arte más pausado, menos comercial, más verdadero. Pero lo que nos había estado sucediendo era todo lo contrario.

Este año también cambiamos de estudio, lo cual es algo muy importante en nuestra vida. Compartíamos el espacio con otros artistas, era un lugar con mucha técnica, muy nuestro. Pero sentimos que era momento de movernos. Así que decidimos parar todo. 

Pedro Hoz, pintor

Pedro Hoz, pintor

Ahora mismo estoy en un momento de exploración, pintando lo que realmente quiero, sin presiones, sin buscar que tenga sentido. Estoy simplemente grabando mis ideas, mis formatos, mis imágenes. Llevo tanto tiempo en una rueda sin parar que he llegado a sentir un cierto vacío.

A pesar de ser una persona con alma libre, necesito parámetros. Me gusta tener fechas, estructuras. Requiero cierto orden dentro del caos en el que vivo. Y justo ahora estoy ahí: grabando cosas nuevas. De hecho, hoy recojo una nueva serie de escritos que he estado produciendo.

También estoy dándome la libertad de fallar. Antes no podía permitírmelo, por temas de tiempo.

¿Fue difícil tomar esa decisión? ¿Te dio vértigo?

Sin duda, lo difícil fue parar. Rechazar la propuesta de la galería asiática, que es una galería muy importante y que podría haber elevado mi carrera a otro nivel, fue una decisión dura. Pero siento que fue lo correcto. A principios de año viví un proceso muy espiritual. Fue una etapa de mucha introspección, de escucharme a mí mismo, de conexión con cosas más profundas. Y eso me llevó a tomar esta decisión.

Me imagino que esa pausa también trajo consigo una revisión de tus hábitos. ¿Cómo ha cambiado tu día a día?

Soy una máquina de crear y destruir hábitos. Llevo una vida bastante rutinaria, aunque intento evitarlo. Un hábito que considero fundamental es el deporte. Te diría que incluso más que pintar. Para mí, lo ideal es simplificar al máximo mi vida: centrarme en pintar, comer cuando tenga que hacerlo y entrenar. Esa es mi rutina ideal.

Mis hábitos se basan en aprender a decir que no y tener un entorno cercano

Pedro Hoz, pintor

Mis hábitos se basan, principalmente, en aprender a decir que no. Soy bastante ermitaño, me gusta estar con mi gente, en mi entorno cercano. Producir un cuadro requiere muchas horas de trabajo, es un proceso largo.

¿Tu entorno entiende esa necesidad de decir “no”?

Sí, ya lo tienen asumido. Todo el mundo sabe que suelo decir no a todo. A veces hacemos fiestas aquí dentro, en el estudio. Yo las organizo, pero no suelo salir mucho.

Esta etapa de haber cancelado exposiciones, de no estar produciendo de cara al público, me tiene un poco descolocado. Vivo en una especie de neutralidad a la que no estoy acostumbrado. Cuando estoy en plena preparación de una exposición, por ejemplo, paso tres meses trabajando con intensidad total. Me voy tarde del estudio, solo produzco, no respondo mensajes ni llamadas. Y cuando todo termina, me encargo del caos que quedó. Pero ahora estoy a medio camino: intentando avanzar y quedar bien con el mundo al mismo tiempo.

Pedro Hoz, pintor

Pedro Hoz, pintor

Has pasado por momentos de alta dopamina, con todo el éxito. ¿Cómo es ese contraste ahora?

Me estaba dando cuenta de que esa dopamina no me llenaba realmente. Creo que muchos artistas -especialmente quienes tenemos un poco de TDAH- buscamos constantemente esas sensaciones intensas. Pero estos últimos meses he trabajado mucho en eso, y me he dado cuenta de que mi felicidad no está ahí. La encuentro más en el día a día, en el deporte, en el boxeo, por ejemplo. Eso me genera una dopamina más sana, más constante.

Vivo bastante como un monje. Me ayuda a estar conectado conmigo mismo, a sacar lo mejor de mí. Al final, como artista, siempre estoy en esa búsqueda de algo grande desde dentro.

¿Y esa creatividad que mencionas, sientes que siempre estuvo contigo o que fue desarrollándose?

Siempre la he tenido. De niño era muy creativo, pero con el miedo. Me pasaba imaginando cosas aterradoras. Pensaba que había alguien debajo de la cama, o que dos gnomos vivían en los armarios de la cocina, o que alguien iba a secuestrarme. Vivía en un mundo mental muy intenso. Veía “espíritus”, aunque en realidad no los veía… era más bien mi imaginación.

Todo está dentro de uno mismo, por eso tengo un universo tan propio

Pedro Hoz, pintor

Con los años, uno aprende a dirigir esa creatividad. Y todo está dentro de uno mismo. Supongo que por eso he generado un universo tan propio. Siempre he tenido un mundo interior muy rico. De niño creaba mis propias películas mentales. Por ejemplo, iba en bici desde mi pueblo y me imaginaba que me perseguían tres sicarios. Pedaleaba como si fuera a la batalla. Y me lo creía por completo. Es parte de mi historia.

¿Está evolucionando ese universo interno? ¿O mantienes una línea coherente a lo largo del tiempo?

Siempre cambia. Me esfuerzo en que haya un cambio constante. Es muy fácil caer en repeticiones. Vivo entre obligarme a repetir y obligarme a cambiar.

El arte, la pintura, es algo tan amplio que da vértigo. Dentro de mi imaginario, cojo ciertas formas y procedimientos y los intento cerrar para mirar hacia adentro. Pero a veces abro demasiadas puertas y luego no puedo cerrarlas. Estoy siempre destruyendo y reconstruyendo.

Pedro Hoz, pintor

Pedro Hoz, pintor

Hay un documental grabado sobre ti. ¿Nos puedes contar más sobre eso?

El equipo de Invento (Bryan Betancourt, David López y Pedro García) y yo nos conocemos desde el principio de todo. Uno de sus proyectos paralelos ha sido documentar mi vida. Creo que nadie me conoce mejor, en particular Bryan. Es como mi niñera emocional, capaz de capturar mis estados con imágenes y palabras de una forma muy honesta.

El documental, grabado en Ámsterdam, muestra la realidad del proceso de pintar un mural dentro de la nueva tienda de la firma Nude Project. Desde fuera parece un trabajo muy preparado, pero en realidad éramos tres chavales vestidos de obreros, cubiertos de polvo, trabajando 15 horas al día durante 16 días. El documental retrata esa crudeza de manera bella y romántica.

Por otro lado, la cinta también captó el momento en el que nos enteramos que teníamos que dejar el estudio anterior. Fue un momento duro. Llevábamos tres años ahí, estábamos asentados. 

Pedro Hoz, pintor

Pedro Hoz, pintor

Pero para mí, el documental es algo muy personal, pensado para mí mismo y para mi gente. En el futuro, podremos verlo y recordar. Me crié con mi abuelo, y él siempre ha vivido de sus recuerdos. Eso ha sido muy importante para mí: ir construyendo memoria.

Es verdad que el pasado no existe realmente. Siempre estamos mirando hacia el futuro. Pero tener personas en mi entorno capaces de documentar lo vivido de forma poética es valioso.

¿Qué te gustaría que la gente se llevara de tu obra?

No pienso mucho en eso y tampoco en el espectador. Creo que más que con mi obra, tiene que ver con mi persona. Mi carrera es una especie de documento humano. Lo que hago en lo personal tiene un valor que intento reflejar.

Soy una persona normal. No vengo del arte y he conseguido crear una realidad a lo largo de los años. Al principio cuidaba mucho qué podía compartir y qué no. Pero ahora intento que mi arte sirva para que la gente entienda que pueden explorarse por dentro y vivir de sus ideas.

Me siento un verdadero privilegiado por poder vivir de mis ideas, por alimentarme de mí mismo

Pedro Hoz, pintor

Tampoco creo que todo el mundo deba hacerlo. Si no, sería un caos. Me siento un verdadero privilegiado por poder vivir de esto, por alimentarme de mí mismo. Y ese privilegio me hace sentir que tengo la responsabilidad de hacer algo por los demás, por el resto.

Al final, lo que quiero transmitir con mi obra son los valores más esenciales: el amor, la libertad, la felicidad… todas esas cosas buenas.

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