Para muchos, Leiva y Pereza forman parte inseparable de la historia reciente del pop rock español. Aunque el grupo dejó de estar activo en 2012, la huella que dejaron sigue muy viva. José Miguel Conejo Torres, conocido simplemente como Leiva, se ha abierto en una entrevista con Carles Francino en ‘La Ventana’ para hablar sobre la ruptura, la amistad que les unía y su camino como solista.
La madurez de una separación necesaria
“La amistad pasaba por separarnos”
El cantante no oculta que la separación de Pereza fue un paso maduro dentro de una relación de amistad que, en otros aspectos, tuvo sus altibajos. “La amistad pasaba por separarnos; en eso fuimos maduros, aunque en otros aspectos no tanto”, admitió Leiva. El reencuentro público con Rubén Pozo, su compañero en la banda, en un concierto en el Wizink Center de Madrid, puso de manifiesto la conexión especial que todavía mantienen, a pesar del tiempo.
Leiva recuerda que la amistad fue el eje que les permitió tomar esa decisión y seguir adelante, aunque cada uno por su lado. “En otras cosas no fuimos tan maduros, pero en eso sí”, afirmó con sinceridad, dejando claro que aquel paso fue fundamental para preservar lo que les unía.
Leiva, sobre la ruptura de 'Pereza': “La amistad pasaba por separarnos”
El documental ‘Hasta que me quede sin voz’ no solo es un retrato de su carrera, sino también una mirada íntima a los retos que enfrenta. Leiva ha descubierto que sufre un problema en las cuerdas vocales que le obliga a ser cuidadoso y a frenar el ritmo de su carrera. “En ese momento no sabía si me iba a permitir poder ejercer mi oficio”, confesó.
El cantante también habló sobre la motivación para dejarse grabar y mostrar su vida en este documental. “A mí me ha costado mucho ver que hubiera una historia interesante, pero confié en mis colegas del barrio y acepté”, explicó. Su intención fue que el documental fuera honesto y real, evitando glorificaciones que le resultan aburridas como espectador.
Hoy, Leiva se siente “moderadamente feliz”, un punto de equilibrio que considera esencial. Para él, un día feliz es simple: levantarse temprano, coger huevos y tomates del huerto, escribir una línea de una canción y dar un paseo por la montaña. Es en esos momentos cotidianos donde encuentra el balance que a veces se pierde en las giras y la fama.
La historia de Leiva es la de un artista que, lejos del brillo de los focos, sigue buscando su propia serenidad y autenticidad, recordándonos que la madurez también está en aceptar los cambios y en valorar lo que permanece, incluso después de una despedida.


