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Jedet, una muñeca aventurera y multidisciplinar inspirada en el descaro dosmilero de Lindsay Lohan

Perfiles

Actriz dentro y fuera de nuestro país, cantante, escritora, imagen de firmas de prestigio y ahora participante de ‘Hasta el fin del mundo’

El de Carmen es el retrato de una mujer hecha a sí misma que se reconoce “yonqui de la perfección” y siente el hogar en Granada

Jedet, en una imagen de redes sociales.

Instagram

Es 2016 y alguien hojea las páginas de Mi último regalo. De la mano de la extinta Ediciones Hidroavión, Jedet lo publicó ese año, precisamente, como un presente para el hombre que había sido su última pareja. Un relato descarnado y autoproclamado “diario de un corazón abierto en canal” que quizás muchos de sus seguidores de Instagram no tengan en el radar. A fin de cuentas, no había tanta exposición. Eso llegó después. Aún no era la Jedet que conocemos y ahora vemos recorriendo las Américas del brazo de su amiguísima Andrea Compton en el Hasta el fin del mundo de La 1. Con la particularidad poética de que Andrea tiene bastante que ver en el arranque de esta historia de glamour, fama, quirófanos y un interés inmarchitable por las disciplinas artísticas.

Ni siquiera ha tenido que pasar una década para poder aseverar que eran otros tiempos. Solo al echar la vista atrás, y valerse de la siempre necesaria hemeroteca, uno se da cuenta de que a Carmen Jedet Izquierdo Sánchez –que es su nombre completo– las alegrías le fueron llegando a pellizcos. De a poco, hasta que el estrellato estuvo tan listo como ella. De hecho, cuesta pensar que planeó algo. Todo comenzó como una especie de broma, entre vídeos de Internet junto a la propia Compton, suyos propios y, por descontado, acompañada de aquella neo-órbita de creadores de contenido que irrumpió en las redes sociales para desmarcarse del monopolio de las prescriptoras de moda al uso. Entre ellos, figuras como Soy una pringada u Odette Vans. Todavía vigentes y triunfantes.

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El aura de lo queer envolvía así sus primeros pasos en la esfera pública, entre fotos luciendo carmín rojo y charlas grabadas sobre ácido hialurónico, esoterismo e incluso experiencias con las drogas. Un mix and match de lo disidente que pronto aterrizaría en la industria musical de la mano de Reinas, su primera canción junto a la artista urbana Ms Nina, otra de sus grandes amigas. Oír a Jedet entonar aquello de “tengo barba y me maquillo, soy un tío con vestido” seguramente cambió más mentes adolescentes de las que ella misma sea consciente. El mensaje caló tanto que hasta Fangoria, en su disco de revisiones musicales Extrapolaciones y dos respuestas 2001-2019, versionó el tema. Para entonces, ya habría lanzado La leona, su primera mixtape.

El videoclip de 'Reinas' acumula más de un millón de visualizaciones.

YouTube

Sin temor a reconocer que no se da margen de error

Hasta el año de la pandemia hubo que esperar para poder leer Efecto mariposa, su segunda creación literaria, que incluye frases tan demoledoras como “si dijera todo lo que me pasa por dentro me encerrarían en un psiquiátrico o en la cárcel, y por callarme me acabo encarcelando a mí misma”. Una obra pensada para que nadie preguntase a su autora los porqués del contenido, sirviendo en bandeja la honestidad de la joven que había emprendido el camino para habitar el cuerpo que siempre soñó. “Estos años han sido un viaje de autodescubrimiento, superando obstáculos y enfrentando desafíos. Aunque a veces extraño esa valentía previa, he aprendido que la verdadera valentía reside en vivir fiel a mí misma”, llegaría a revelar sobre su proceso de transición en las redes sociales.

Proceso del que, en primera instancia, hizo partícipe al mundo. Narró gran parte de sus múltiples retoques estéticos e incluso cirugías mayores, como la feminización facial o su vaginoplastia: “Desde entonces vivo en paz y disfruto de las cosas más simples como darme un baño en la playa sintiéndome cómoda conmigo misma”. El tedioso trámite de los quirófanos, que en su caso se entiende desde una obsesión reconocida por no dar cabida al fallo en el terreno de la apariencia.

“He conseguido convertirme en esa mujer que soñaba”; escribió Jedet en sus redes en 2021.

Instagram

En una entrevista con El Mundo que data del pasado junio, se reconoce “una yonqui de la perfección”. “A mí me ponen de superficial o de polioperada porque lo digo. Otras se hacen todo, pero no lo dicen”, subrayaba también en la charla. La verdad por bandera, aunque esta venga dada al admitir que no es peyorativo querer ser una muñeca. Más de 200.000 euros ha invertido en intervenciones, le confesó a Vicky Martín Berrocal. Cuando menos ilustrativo es que su último álbum de estudio lleve por nombre THE DOLL.

Ojo, una muñeca con sentimientos. Muchos sentimientos. Ese sentir que se extrae de sus textos, y que en el plano sentimental no acostumbra a trascender más allá de rumores que han caído en saco roto. A Jedet, que se entiende que vive el amor con tanta pasión como crea, solo se le ha conocido una relación pública y fue con otro artista urbano. Al tiempo, ya roto el vínculo tras incontables idas y venidas, reconocía sentirse hastiada de todo lo que tuviese que ver con tener pareja: “He sufrido muchísimo por amor, pero ya nunca más: me he vuelto de titanio. Sé el tipo de personas con quien no volvería a estar. Igual que antes valoraba más la pasión y ahora me fijo en quien me haga sentir en paz. Pero para empezar, no necesito nadie al lado para ser feliz”. Convicciones de raíz. Sabe más Carmen Jedet por Carmen que por Jedet.

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De Adra a México, pero con el corazón en Andalucía

Firmas de la talla de Louis Vuitton, Moschino, Versace, Miu Miu, Wolford, Yves Saint Laurent o Palomo Spain la han vestido para eventos y editoriales de moda. Además, en 2021 logró ser la primera mujer trans en ocupar la portada de uno de los números de verano de Cosmopolitan. Un sueño hecho realidad, se confesaba. Sucedía un año después del que, inexorablemente, quedará marcado por siempre como uno de los grandes hitos de su carrera. Su papel en Veneno, el biopic de Cristina Ortiz basado en las memorias que publicó la periodista Valeria Vegas y dirigido por los Javis, la catapultó definitivamente del underground digital al imaginario popular. 

Reseñable también que el rol le otorgó un Ondas a Mejor Intérprete Femenina, aunque a la revista antes mencionada refirió que “lo que quiero es trabajar, y si no tengo premios, pero sí mucho trabajo, genial”. Jedet se puso en la piel de la musa del Mississippi en su primera época, justo cuando Cristina acababa de dejar su Adra natal y emprendía su nueva vida. “Viví la transición a la vez que el personaje”, expondría después. Algo casi mágico… pese a las críticas.

Su papel en 'Veneno' le valió un un Ondas a Mejor Intérprete Femenina.

Instagram

Algunos alegaron que había conseguido el trabajo por ser conocida en redes, sin tomar en consideración que antes pasó por la prestigiosa escuela de interpretación Corazza, en Madrid, o que en 2018 formó parte del elenco de Looser, la delirante primera –y única– serie dirigida por Esty Quesada para Flooxer. Sin obviar su salto a la ficción mexicana en Mujeres asesinas, claro está. De azar, o de dedazos, poco.

Hace escasas semanas, le confesaba a Junior Healy en una entrevista que las Kardashian son menos punkis que ella: “Yo siempre he sido más como las chicas con las que me crie. Como Paris, Lindsay, Britney. A mí me gusta una diva problemática. No digo que sea como ellas, pero sí son las que me han inspirado”. No es baladí el nombre de Lindsay. Tuvieron oportunidad de conocerse, justo el día que Jedet se puso su primer vestido.

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La protagonista de Chicas malas le dijo que estaba “alucinante” y ella apostó por seguir estándolo hasta el fin de sus días. Ese final que, llegado el momento, seguro se dará en Granada. Para precisar, en la pequeña localidad de Polícar. Es el lugar que siente hogar, a pesar de haber nacido en Girona. Allí están los suyos: su madre, su yaya, sus amigas de siempre. “Esto es mi refugio. Cuando no estoy en el bucle del trabajo, paso el tiempo aquí”, explicó a Vanity Fair. El humilde punto de origen de una mujer de descaro aprendido. De sus músicas, letras y viajes. De la mami y la leona. De Carmen, al fin y al cabo.

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