Una ruta por la legendaria Serranía de Ronda a golpe de 'mindfulness' y surrealismo

Por tierras malagueñas

Más allá de la ciudad que acapara la quintaesencia de la belleza, hay mucho que ver en este rincón mitificado por los viajeros románticos: un entorno tapizado de olivares y leyendas y pueblos encalados

Vista panorámica del puente de Ronda, un lugar mágico ubicado en las sierras de Málaga

Vista panorámica del puente de Ronda, un lugar mágico ubicado en las sierras de Málaga

Victor Marques Fernandez

Es uno de los últimos paraísos de la geografía meridional. Una sierra que es, más bien, un conjunto de sierras en el mismo corazón de Andalucía, al abrigo de la provincia de Málaga. La Serranía de Ronda, aquella que antaño guarecía a bandoleros y contrabandistas entre abismos insondables y cumbres que arañaban los cielos, tiene en la fuerza de la naturaleza la clave para permanecer ajena al paso del tiempo.

Este paisaje de límites imprecisos guarda celosamente su riqueza en las desordenadas dehesas de encinas y alcornoques, o a la sombra de los bosques de castaños y quejigos, o en los campos infinitos tapizados de olivares. Y en sus pliegues, horadados por carreteras que dibujan un sinfín de curvas, dormitan pueblos encalados en los que apreciar la auténtica esencia serrana.

Washington Irving, Lady Tenison o Rainer María Rilke deambularon por esta sierra, que se convirtió en fuente de inspiración

Pero este paisaje, además, atesora la mitificación romántica de lo andaluz, una sensibilidad enaltecida por los viajeros del siglo XIX que hallaron en este entorno un refugio melancólico. Literatos como Washington Irving, Lady Tenison o Rainer María Rilke deambularon erráticos por esta sierra, a la que sus relatos convirtieron en un manantial de inspiración.

Tradición y vanguardia

Algatocín, Benadalid, Cartajima, Gaucín, Genalguacil, Júzcar… y así, hasta más de una veintena de pequeños caseríos, cuya blancura rebota en los rayos del sol, salpican este territorio, que deja ver su ascendencia morisca no tanto en sus nombres enrevesados como en copiosos elementos como los aljibes o los baños árabes. Por encima de estas poblaciones, altiva y poderosa destaca Ronda, que acapara la quintaesencia de la belleza.

El Cortijo de LA Almazara visto desde arriba, rodeado de olivos y campos

Vista aérea del Cortijo de LA Almazara, una finca con el sello de Philippe Starck

LA Almazara

Tajada por un desfiladero de más de cien metros, bajo el que discurre el río Guadalevín, la ciudad que tenía para Cernuda “un cielo de color inexpresable” y para Borges “un cóncavo silencio de patios y un ocio de jazmín”, preside esta serranía delimitada por tres valles (Guadalteba, Guadiaro y Genal) a los que se asoma desde sus alturas como una suerte de atalaya.

Es, precisamente, en sus inmediaciones donde la sierra adopta un tono surrealista. Porque a unos dos kilómetros del casco urbano se erige LA Almazara, una experiencia inclasificable que lleva el sello de Philippe Starck y que aúna arte, diseño y gastronomía en un derroche de creatividad inserto en plena naturaleza.

Una cabeza de toro cubista

La visión, en medio de los olivos, es la de un delirante cubo rojo, con un cuerno de acero, media aceituna incrustada y un gigantesco ojo fundido en hormigón que desprende columnas de humo. ¿Pero qué es realmente esta locura? En realidad, se trata de la primera almazara de autor del mundo, en la que no sólo se produce el aceite de oliva ecológico de LA Organic, sino que, además, se celebra la herencia cultural de Andalucía.

El edificio de AL Almazara parece un toro cubista, una obra surrealista. En realidad, se trata de un molino de aceite

El edificio de AL Almazara parece un toro cubista, una obra surrealista. En realidad, se trata de un molino de aceite

LA Almazara

Al igual que, en el universo del vino, las bodegas trascienden a su mero uso, este edificio rompedor -que se explica como la síntesis cubista de una cabeza de toro con guiños al surrealismo-, contiene un molino para la elaboración del oro líquido, sí, pero también alberga un museo y un centro cultural.

El interior de LA Almazara sigue teniendo un aire muy moderno

El interior de LA Almazara sigue teniendo un aire muy moderno, especialmente por su restaurante operativo

LA Almazara

Solo por contemplar esta joya del prestigioso diseñador francés, famoso por su minimalismo funcional, merece la pena acercarse a LA Almazara, donde, además de aprender sobre los usos históricos del AOVE, se puede comer de lujo en su restaurante y comprar productos de la tierra en lo que llaman la Green House.

Una conexión espiritual

Pero también a la Serranía de Ronda se viene a realizar actividades que conectan con la naturaleza (paseos a caballo, vuelos en globo, senderismo, escalada, espeleología…) y sobre todo con la espiritualidad. Son las propuestas de conciencia plena que propician estos parajes, completamente aptos para alcanzar el equilibrio entre el cuerpo, la mente y la energía. La calma balsámica del entorno se verá potenciada por la meditación y por esos baños de bosque que aminoran la presión arterial y avivan las células vitales para el sistema inmunitario.

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El Cortijo de LA Almazara, también restaurado por Starck, que se alquila al completo en medio de un océano de olivos, puede ser una buena opción de alojamiento, sobre todo para empaparse de la cultura del aceite. Como también lo es La Donaira, el santuario de lujo por excelencia, emplazado en una granja ecológica y con caballos lusitanos en libertad.

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