Aventura y animales: de safari con niños en Kenia

Aventura en la sabana 

Vivir una experiencia en el país africano es más que sentirse como en la película 'El rey León', es una experiencia memorable llena de cultura y animales exóticos 

Aventura y animales: de safari con niños en Kenia
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Dar de comer a las jirafas en el Giraffe Center fascina a los más pequeños

Beatriz Vigil

Hay viajes que se quedan grabados en la memoria y sin duda, un safari por Kenia es uno de ellos. Si además viajas con los más pequeños, te garantizamos que esta experiencia no se les va a olvidar jamás. Alucinarán viendo a los animales en su hábitat natural (algunas veces tan cerca que casi los podrían tocar), aprendiendo mil datos curiosos (incluido un poco de suajili) y sobre todo, viviendo cada día una auténtica aventura. Por eso, si aún no tienes planes para este verano, que sepas que la mejor época para hacer un safari en Kenia coincide precisamente con las vacaciones estivales de los niños.

Dar de comer a las jirafas en el Giraffe Center fascina a los más pequeños (Beatriz Vigil)

Dar de comer a las jirafas en el Giraffe Center fascina a los más pequeños (Beatriz Vigil)

Así que prepara la maleta, porque durante los meses de julio, agosto y septiembre podrás ser testigo de una de las maravillas naturales del mundo: la Gran Migración, un espectáculo donde unos dos millones de ñus, acompañados por cebras y antílopes cruzan el río Mara, infestado de cocodrilos, para pasar desde las llanuras del Serengueti hasta el Masái Mara. Ni más ni menos que la mayor migración terrestre del planeta. ¿Te la vas a perder?

Aquí te damos algunas claves para que tu safari con niños sea todavía más memorable.

Primera Parada - Nairobi

El Sheldrick Wildlife Trust, lleva 48 años cuidando de crías de elefante y ha conseguido criar a más de 320

Desde hace 48 años, el Sheldrick Wildlife Trust cuida crías de elefante

Beatriz Vigil

La capital del país es la puerta de entrada a Kenia más habitual y tiene algunas sorpresas que difícilmente podrás enseñar a tus hijos en ningún otro lugar del mundo. ¿O acaso conoces muchos orfanatos de elefantes? Pues en Nairobi, el Sheldrick Wildlife Trust, lleva 48 años cuidando a estos animales y ha conseguido criar a más de 320. Todos los días entre las once y las doce de la mañana abren sus puertas al público para que tengas la oportunidad de ver cómo alimentan con biberones a estas crías de elefante, y estar tan cerca de ellos que hasta podrás acariciar su piel rugosa.

A los niños les va a impresionar ver cómo sujetan con su trompa estos biberones gigantes de 12 litros cada uno. Y es que estas crías de elefante (que parecen pequeñas, pero con pocos meses ya pesan unos 250 kilos) necesitan 24 litros de leche al día para llegar a pesar hasta seis toneladas y rozar los cuatro metros de altura. Motivo por el cual el elefante africano puede presumir de ser el animal terrestre más grande del planeta.

Durante la visita, sus cuidadores nos explicarán todo tipo de curiosidades y también los motivos por los que estas crías han tenido que ser rescatadas de su hábitat natural. Algunas por ataques de leones que las han dejado malheridas, otras se perdieron de su manada en estampidas y las encontraron famélicas; aunque la gran mayoría de las veces es por culpa del ser humano, ya sea por conflictos con las comunidades que viven pegadas a las reservas o por la caza furtiva. Una de las cosas que más sorprende es ver cómo los cuidadores duermen al lado de las crías en unas camas que tienen dentro de las casetas. Son la familia humana de estos elefantes huérfanos y su único propósito es que vuelvan a reinsertarse en la naturaleza.

Otro lugar que sin duda merece una visita es el Giraffe Center, un santuario de jirafas donde desde 1979 crían a la jirafa Rothschild- Se trata de una especie en peligro de extinción que es fácil de reconocer porque la última parte de sus patas, en vez de tener las características manchas, son completamente blancas y parece como si llevaran unas medias puestas. En la entrada dan un recipiente con el pienso que pueden comer y te enseñaran cómo dárselo: hay que acercarles cada trozo de pienso sujetándolo entre el dedo gordo y el anular. ¿Te atreves? Pues prepárate para notar la flexible, suave y cálida lengua de la jirafa entre tus dedos. ¡Toda una experiencia!

En la reserva de Masai Mara durante el verano se puede ver la Gran Migración y contemplar a cebras y ñus cruzar el río infestado de cocodrilos

Los paisajes de la sabana son espectaculares 

Breatriz Vigil

“La zona de Karen es posiblemente la mejor para alojarse en Nairobi, ya que es donde se concentran la mayoría de lugares que visitan los turistas. Se llama así en honor a la escritora Karen Blixen, porque aquí estaban sus tierras de cultivo de café”, nos cuenta Maurice Sabaya, mánager del Hemingways Eden, un hotel boutique de ensueño perfecto para familias. Cuenta con residencias unifamiliares que pueden acoger a familias de tres a nueve miembros. 

Al estar literalmente pegado al santuario de jirafas, alguna vez se las puede ver asomándose curiosas a esta propiedad que no hace tanto era la casa particular de una familia de artistas cuyos cuadros, a día de hoy, siguen decorando las paredes de este alojamiento convertido también en galería de arte. Situado en plena naturaleza, aquí los niños pueden correr libremente, visitar el huerto o perseguir a los monos por los árboles. Y al atardecer, la tradición manda reunirse alrededor del fuego y ver los bailes tradicionales… Verás qué rápido se animan tus hijos a salir a bailar... Y, sobre todo, verás lo bien que duermen después de tantas emociones.

En la tierra de los masáis

“Karibu”, que significa bienvenido, es la primera palabra que aprenderemos en suajili

'Karibu', que significa bienvenido, es la primera palabra que los niños aprenden en suajili

Beatriz Vigil

Si hay algún lugar que no te puedes perder en tu viaje a Kenia es el Masái Mara. Esta reserva natural es la más famosa del país y alberga la mayor concentración de vida salvaje de Kenia. Situada a unos 220 kilómetros de la capital, el viaje hasta aquí tarda unas cinco o seis horas. Por eso mi recomendación es que si vas con niños, en vez de tratar de recorrer todas las reservas del país y perder tiempo en los traslados que pueden resultar agotadores para los más pequeños, es mejor elegir y pasar más tiempo en una o dos de ellas. Al fin y al cabo, el espectáculo que te regala la naturaleza es cada día diferente y el entorno no puede ser más mágico.

“Realmente, esta sabana del Masái Mara es una prolongación del parque nacional Serengueti en Tanzania”, nos cuenta Nicolene Schoeman, mánager de Elewana Sand River, un ecolodge con unas tiendas perfectas para familias que bien podrían estar inspiradas en la película Memorias de África. Precisamente se encuentra en esta frontera invisible entre países; al otro lado del río Sand nuestros ojos ya ven las llanuras del Serengueti y allí sus elefantes, babuinos o jirafas. 

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“Cada año, la gran migración pasa delante de nosotros. A veces solo tenemos que sentarnos en la terraza del hotel para ver la migración de estos animales mientras cruzan este río estacional”, nos cuenta Nicolene desde esta ubicación privilegiada que tiene hasta una piscina para que los niños (y no tan niños) se den un chapuzón con vistas.

Los ñus son uno de los animales que se pueden ver dentro de la reserva y participan en la Gran Migración

El ñu es uno de los animales que puede verse dentro de la reserva

Beatriz Vigil

“Karibu”, que significa bienvenido, será la primera palabra que aprenderemos del suajili. Nos la dice con una sonrisa Daniel Sayialel, un masái que ha dejado su ganado a buen recaudo para trabajar en este hotel como guía de safaris. Con él descubriremos muchos de los 1.500 kilómetros cuadrados que tiene esta reserva por caminos fuera de pista que recorren la sabana y por los que resulta inimaginable saber cómo se orientan, “nos fijamos en un árbol o en una piedra” nos explica mientras bordeamos manadas de cebras que salen galopando a nuestro paso o decenas de búfalos que levantan la cabeza curiosos.

Los masáis tenían que matar un león como rito que marcaba el paso de la adolescencia a la edad adulta”

Daniel SayialelGuía de safaris

Hay que ver la cara de los niños y la emoción al ver a los primeros animales. Un par de guepardos, perfectamente coordinados, demuestran en una rápida carrera que son los animales terrestres más veloces cuando consiguen cazar un impala. De los leones estamos tan cerca que hasta contenemos la respiración, nos da la sensación de que en cualquier momento podrían saltar dentro del jeep 4x4 sin ventanas en el que vamos. “No os preocupéis, mientras estemos en el coche no hacen nada. Ahora, si salimos, nos atacan seguro”, nos explica Sayialel, cuyo nombre significa cercano a la naturaleza y que, sin duda, le queda como anillo al dedo.

Pronto descubriremos que los masáis no tienen miedo a los leones, de hecho, nuestro guía nos enseña las marcas que tiene en los brazos por haber luchado contra ellos. “Hasta hace muy poco, los masáis tenían que matar un león como rito que marcaba el paso de la adolescencia a la edad adulta”, nos cuenta mientras los niños le escuchan con la boca abierta. Sayialel tiene unos 45 años, aunque no sabe en qué año nació ni siquiera el mes o el día. Solo sabe que nació de noche y que era época de lluvias. “¿Pero entonces, cuando celebras tu cumpleaños?”, preguntan los niños preocupados. “Para nuestra cultura esa fecha no es importante”, contesta.

De las 42 tribus que hay en Kenia, la de los masáis es la más conocida fuera de sus fronteras, a pesar de no ser la etnia mayoritaria

Sayialel, guía masái, es un gran contador de historias

Beatriz Vigil

Sayialel tampoco sabe leer ni escribir porque nunca fue al colegio, pero es un excelente narrador de historias y tiene hipnotizados a los niños con su sabiduría masái. Él sabe reconocer las huellas de todos los animales y les explica cómo interpretarlas para saber hacia dónde iban, o si andaban o corrían… También conoce las plantas, las que hay que tomar cuando se tiene sed, las que sirven para curar las heridas o las que mastican los masáis como si fueran nuestras pipas. “¡Qué rica!”, exclaman los niños al probar el líquido de ese tallo blanquecino.

Los pequeños aprenden con él cómo las hojas de un determinado arbusto sirven de colchón mullido para una improvisada cama o esas mismas hojas pueden servir de desodorante si se ponen debajo de la axila e incluso hasta pueden utilizarse como papel higiénico. Sayialel tampoco tiene reparos en coger con las manos un enorme excremento de elefante: “Esta es nuestra medicina tradicional. Los excrementos de elefante curan los problemas gastrointestinales. Se cuecen con agua y luego esa agua se filtra, y le añades un poco de leche para beberlo”, explica ante la mirada incrédula de toda la familia.

Saltar alto es una habilidad muy valorada por los masáis; es la mejor manera de ver si hay leones tras los arbustos

De las 42 tribus que hay en Kenia, sin duda, la de los masáis es la más conocida fuera de sus fronteras. Y eso que no es la etnia mayoritaria de Kenia (ese título lo ostentan los kikuyus), sino porque esta famosa reserva lleva su nombre y todavía siguen conservando su modo de vida tradicional. Visitando sus comunidades, los niños tendrán contacto con una cultura y una realidad completamente diferente a la suya. Aprenderán cómo construyen sus casas con excrementos de vaca y paja, sus bailes y canciones o cómo consiguen hacer fuego en menos de un minuto con un palo y un trozo de madera.

Saltar mucho es la habilidad más valorada entre los masáis que tienen hasta sus propios campeonatos de salto entre comunidades… “¿Y por qué es tan importante saltar muy alto?”, preguntan los niños. “Porque es la mejor manera de ver si hay leones detrás de los arbustos”, contesta Ampai Nkongoni, uno de los jefes de la comunidad Simba Mara.

Los leones son algunos de los animales más populares para observar

Los leones fascinan a los niños

Beatriz Vigil

Al salir de este poblado, nuestro guía acelera el 4x4 después de intercambiar unas palabras por la radio y es que aquí en el Masái Mara, los guías se informan los unos a los otros cuando hay algo extraordinario; como un león acechando a su presa, un leopardo subiendo a la copa de un árbol o un par de rinocerontes negros un tanto tímidos entre los matorrales. Así, “pole pole”, como se diría en suajili sin prisas, conseguimos ver en nuestro primer día de safari, ni más ni menos, que a los cinco grandes. Una exclusiva lista del reino animal formada por elefantes, búfalos, leones, leopardos y rinocerontes. Todo un éxito.

Llegamos justo al atardecer, después de un día lleno de emociones nuevas, para ver la puesta de sol alrededor de la hoguera y compartir las historias que más nos han impresionado de nuestro día. “¿Qué es lo que más os ha gustado?”, pregunto. “Ver a los guepardos cazando”, coinciden los dos. 

El rugido del león se puede escuchar a más de ocho kilómetros de distancia

Otro momento mágico que añadir a la lista. Al caer la noche, desde nuestra tienda, oímos los rugidos de los leones una y otra vez. A los niños les fascina la idea de que pueden estar tan cerca de nosotros como para oírlos, aunque el rugido del león se puede escuchar a más de ocho kilómetros de distancia.

“Es una advertencia que lanza el león para avisar a otros machos de que este es su territorio”, nos cuenta Omari, el ranger que tenemos asignado y al que llamamos por el walkie-talkie cada vez que queremos salir de nuestra tienda mientras sea de noche, es decir, desde las seis de la tarde hasta las seis de la mañana.

Los niños escuchasn entusiasmados los relatos de los locales

Los niños escuchan entusiasmados los relatos de los locales

Beatriz Vigil

Es una medida de precaución, ya que el campamento de Elewana Sand River está dentro del Masái Mara y no tiene ningún tipo de vallas que lo separe de la reserva. “Los animales guardan las distancias durante el día, pero, por la noche, cuando todo está en calma, ellos están más activos y como es normal, todo forma parte de su territorio”, aclara nuestro ranger. Nada que temer, nos sentimos superprotegidos en nuestra tienda de campaña, durmiendo a pierna suelta con el sonido de fondo de la naturaleza y soñando con un viaje que recordaremos siempre.

Para no olvidar en un safari con niños

“De los casi mil turistas que visitan la reserva de Masái Mara, pudiendo llegar casi hasta los dos mil en temporada alta, cada vez aumenta el número de padres que vienen con hijos, incluso algunos muy pequeñitos. Los niños tienen un descuento del 50% en la entrada a la reserva y los menores de tres años no pagan”, nos cuenta Joseph Nkanae. 

Aumenta el número de padres que vienen con hijos, incluso algunos muy pequeñitos”

Joseph NkanaePropietario del Olkinyei Mara Tented Camp

Es propietario del Olkinyei Mara Tented Camp, un alojamiento situado justo antes de entrar a la reserva a orillas del río Talek en el que también están muy acostumbrados a alojar a familias. Y es que hay que tener en cuenta que algunos alojamientos tienen restricciones de edad y pueden no permitir menores de doce o de seis años, por ejemplo. Por eso, hay que fijarse en elegir uno que sea kids friendly.

“Otra cosa muy importante es mentalizar a los niños de que en los safaris es obligatorio madrugar porque a primera hora es cuando los depredadores suelen buscar a su presa y cuando más posibilidades hay de verlos en acción”, explica Joseph. Lleva 13 años trabajando como guía y que conoce tan bien a las manadas de leones que hasta se sabe el nombre y la historia de cada uno de ellos. “Por supuesto, hay cosas obvias, como no bajarse del coche sin permiso ni tratar de acariciar a ningún animal. Una hiena nos puede parecer bastante parecida a un perrito, pero tiene una de las mordeduras más fuertes del reino animal que incluso está diseñada para romper huesos.”

Algunas de las reglas para tener en cuenta en Kenia es que el agua siempre embotellada (incluso para lavarse los dientes), la fruta pelada y la comida cocinada

Los niños deben respetar a rajatabla las normas en cualquier safari 

Beatriz Vigil

Otras de las reglas de oro es que el agua, siempre embotellada (incluso para lavarse los dientes); la fruta, pelada, y la comida, cocinada. “También es prioritario que los niños vayan bien protegidos para que no les piquen los mosquitos, el repelente tiene que tener obligatoriamente un 50% de DEET y así evitaras las picaduras”, añade. 

Y es que, en Kenia, los mosquitos pueden trasmitir malaria, dengue, zika o fiebre amarilla. Por eso es muy recomendable usar manga larga, pantalones largos y vestir con colores caquis que pasan más desapercibidos, ya que el  negro y el azul atraen a las moscas tse tse, que provocan la enfermedad del sueño.

El repelente tiene que tener obligatoriamente un 50% de DEET”

Joseph Nkanae

Para la malaria hay profilaxis pediátrica, que los doctores ajustan según la edad del niño. La vacuna de la fiebre amarilla, cuya dosis sirve para toda la vida, es recomendable, pero no obligatoria para entrar al país si viajas desde España.

Y ahora sí, ya estaríais listos para disfrutar de uno de esos viajes que se escriben con mayúsculas y que siempre recordaréis.

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