Madrid es una ciudad rebosante de vida y dinamismo; un destino repleto de actividades y lugares en los que perderse. Sin embargo, en pleno bullicio es posible encontrar pequeños oasis en los que saborear tiempo de calidad en familia.
Ubicado en un edificio de 1915 declarado patrimonio histórico y cultural, en pleno barrio de Las Salesas -el más cool de la capital-, Urso Hotel & Spa ofrece una hospitalidad cálida, discreta y profundamente madrileña. Un refugio que, según lo previsto, batalla contra ese prejuicio y consigue cuidadosamente un lugar para que -pequeños y mayores- se sientan como en casa.
En sus habitaciones familiares, formadas por dos piezas conectadas, una junior suite y una habitación estándar, combinan amplitud y privacidad para que cada miembro de la familia encuentre su espacio. Y eso no es todo, para los pequeños, la aventura comienza al llegar, donde una encantadora y divertida tipi tent les espera, materializando sus sueños.
Un puntazo pensado para que los padres también encuentren ese momento de pausa y descanso. Desde la comodidad de contar con parking incluido, hasta un crédito para tratamientos en el Urso Spa, un auténtico santuario urbano que permite combatir el calor con estilo. El espacio ofrece cabinas dobles para tratamientos en pareja, circuito de aguas, y horarios especiales para que los niños también puedan disfrutar de este oasis de tranquilidad.

Rincones pensados para que los pequeños den rienda suelta a su imaginación
Y eso no es todo. La propuesta familiar incluye entradas al Museo Thyssen-Bornemisza, una oportunidad perfecta para combatir en familia uno de los tesoros culturales de Madrid y descubrir juntos nuevas formas de explorar el arte y la ciudad. Además, la experiencia se completa con una invitación al brunch familiar, con nada más y nada menos, que con arpa en directo. Una experiencia gastronómica que combina producto local de proximidad con música en vivo, pensada para el disfrute -y paladar- de grandes y pequeños.
Y, por las tardes, la fiesta aún no acaba. El lobby del hotel se convierte en un auténtico espectáculo con música de piano, creando el ambiente perfecto para una pausa dulce en familia, donde los más pequeños pueden saborear un delicioso chocolate con churros mientras los adultos se relajan con una copa o un café. Sin lugar a dudas, este hotel se convierte en un destino -y no en una parada- al que regresar con la familia más de una vez.