Kazanlak es un valle mundialmente famoso por su producción de rosas. Millones y millones de pétalos se recogen a mano en los llanos campos que circundan la ciudad. Irán a parar a las destiladores de empresas perfumistas, cosméticas y alimentarias, pues con ellas también se produce la seductora agua de rosas.
En el centro de la ciudad, rodeado por unos parterres de las omnipresentes flores, está el pequeño museo dedicado a esa práctica tradicional e industrial. Sin embargo, Kazanlak tiene un tesoro arqueológico sensacional que a muchos pasa inadvertido: la más famosa tumba tracia del periodo helenístico búlgaro.
La tumba tracia –recibe ese nombre tan sencilllo– está semioculta en un parque montañoso a las afueras de Kazanlak. Hay un buen paseo en cuesta desde el centro hasta Tyulbe, donde se integra en una colinita. Se trata de una construcción en ladrillo del llamado estilo tholos, clásico de forma circular de Grecia.
Una vez se penetra en él, un estrecho pasillo conocido como dromos acoge al visitante. Es abovedado y está decorado con pinturas al fresco que recrean escenas bélicas, una carrera de carros y también lo que parece un banquete funerario. Podría ser el que despidiera al gobernante que ocupó el lugar de enterramiento hasta que fue descubierto por los arqueólogos en 1944. El diseño se corresponde con las típicas cúpulas tracias de los siglos III al V a.C.
Para el viajero, la experiencia es necesariamente individual. El pasillo, de 12 metros de largo, es tan estrecho que solo cabe una persona cada vez. Al desembocar en la cámara funeraria, una bóveda ricamente pintada entretiene al visitante con escenas de una precisión asombrosa. Una mujer carga con una bandeja llena de manjares, un hombre y una mujer junto a unos caballos parece que estén despidiéndose, tal vez él parta a una guerra de la que no regresará.
La tumba tracia de Kazanlak fue declarada patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1979. Si al salir de ella uno ha quedado embrujado por su atmósfera tan especial, puede dirigir el rumbo hacia Aleksandrovo y Svechtari, donde encontrará dos más. Sorprendentemente, no están demasiado publicitadas por las autoridades turísticas.

Decoraciones en el interior de una reconstrucción de una tumba de Kazanlak
La tumba de Svechtari es única. Contiene unas cariátides policromadas cuyo cuerpo es mitad humano y mitad botánico. Se trata de un altorrelieve con diez figuras femeninas esculpidas en las paredes de la recámara. Los decorados de la bóveda son insólitos ejemplos de su estilo encontrados en lo que fuera el territorio tracio de la cultura geta.
El yacimiento de Aleksandrovo se descubrió por casualidad en el año 2000, durante un movimiento de tierras. Es un túmulo de características parecidas a Kazanlak. Contiene una cámara redonda de tres metros de diámetro a la que se llega través de una pequeña antecámara y un estrecho túnel de seis metros de largo. Pese a que los saqueadores actuaron con prontitud, se pudieron salvar unos hermosos frescos con la escena de la caza del jabalí, un jinete y un hombre armado con un hacha, ayudados por perros de presa.
Cómo llegar
Acceder a las diferentes tumbas tracias de Bulgaria con transporte público es difícil. Lo mejor es utilizar vehículo privado. Se localizan en las provincias de Haskovo, Razgrad y Stara Zagora, unos cien kilómetros de media al este de Plovdiv, la ciudad de referencia. Las carreteras búlgaras en general están en buen estado y se avanza cómodamente.