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El deslumbrante templo de Hatshepsut, la reina-faraón que logró gobernar Egipto

Egipto eternal

Sus relieves muestran la estrategia que llevó a una mujer al trono, contra las convenciones de su época

El templo de Hatshepsut, en Luxor, Egipto, recuerda a los visitantes los cinco siglos del reino de los faraones en el adyacente Valle de los Reyes

Steven Heap

Monumental como el escenario de una superproducción de Hollywood. Un desafío al tiempo y el olvido. El legado de una reina que se enfrentó a las convenciones de su época para conquistar un trono reservado a los hombres... Todo esto y más es el templo de Hatshepsut, considerado una joya de la arquitectura funeraria del antiguo Egipto.

Situado junto al Valle de los Reyes, donde moran los faraones de cinco siglos, el recinto sorprende por su majestuosidad. Pero una visita atenta nos desvelará los ardides de una de las figuras más carismáticas del imperio egipcio: el templo es en sí una gran campaña de propaganda y al mismo tiempo una experiencia ritual. 

Hatshepsut consolidó su poder al presentarse como hija de un dios

Construido hacia el año 1470 a.C. por orden de la reina-faraón Hatshepsut (de la dinastía XVIII), recibió el pomposo nombre de “el sublime entre los sublimes” (Djeser-Djeseru). Consta de tres terrazas decoradas con columnatas de gran tamaño conectadas por grandes rampas centrales. El conjunto –de 105 m de ancho por 273,5 de largo y 24,5 de altura– se integra armónicamente en una pared rocosa.

Estratégicamente orientado al este, se alinea con el templo de Karnak en la orilla opuesta del Nilo. Su diseño estaba destinado a legitimar el reinado de Hatshepsut a ojos de sus súbditos. En este sentido, es todo un prodigio de ingenio.

El arquitecto del templo de Hatshepsut hizo que las columnas del santuario brillaran 

Stephane

Primera terraza: gloria en la tierra

Para hacerse una idea de la impresión que daba en su época, es necesario hacer un esfuerzo de imaginación. El principal atributo de esta terraza era, según las fuentes antiguas, un espléndido jardín de plantas exóticas. Entre las cuales, incienso y mirra, que remitían a la llamada expedición de Punt. El reinado de Hatshepsut no se caracterizó por sus campañas militares y comerciales, sino por una intensa actividad constructiva; aun así, Punt marcó un hito en su mandato.

El país de Punt –cuya ubicación sigue siendo objeto de debate, aunque suele situarse entre las actuales Eritrea, noreste de Etiopía, Yibuti, norte de Somalia y Sudán– hacía siglos que había dejado de comerciar con Egipto. La expedición impulsada por la reina-faraón permitió retomar las relaciones e importar riquezas tales como maderas preciosas, resinas aromáticas (en particular, incienso y mirra), pieles, marfil, oro y animales salvajes vivos.

Ese vergel contrastaba con los vivos colores de las columnas (rojo, verde, azul, amarillo…) 

Así pues el arquitecto del templo, llamado Senenmut –pilar del gobierno de Hatshepsut, además de su posible amante e incluso se ha especulado que padre de su hija, la princesa Neferura–, hizo alusión a la exitosa campaña. Ese vergel contrastaba con los vivos colores de las columnas (rojo, verde, azul, amarillo…) y las esculturas monumentales de la soberana.

Segunda terraza: el ascenso al panteón

Frescos, pinturas y murales con jeroglíficos marcan las paredes del  templo de Hatshepsut 

Getty Images/iStockphoto

Aquí se conservan varios relieves narrativos. Entre los cuales, el de la expedición de Punt. Gracias a esta representación, se ha podido saber que los egipcios zarparon en cinco grandes naves y que las negociaciones comerciales fueron respetuosas y pacíficas.

Otro relieve narra la concepción divina de Hatshepsut como hija del dios Amón. Esta fue su justificación para poder ceñirse la doble corona del Alto y el Bajo Egipto. En realidad, ella no estaba destinada a gobernar el imperio... Única hija superviviente del faraón Tutmosis I, Hatshepsut se casó con su hermanastro Tutmosis II. Al morir este muy joven, sus dos descendientes eran todavía demasiado pequeños para subir al trono. Entonces Hatshepsut asumió la regencia. Y cuando al cabo de unos seis años Tutmosis III ya se acercaba a la madurez, su madre se autoproclamó por sorpresa faraón.

Gracias al apoyo del clero de Amón –recabado a base de generosas donaciones y privilegios–, Hatshepsut logró presentarse como hija de un dios. Además mandó que la retratasen con barba postiza y vestimenta masculina. Estrategias todas para ganar legitimidad ante su pueblo.

Varias representaciones de esta segunda terraza muestran a Hatshepsut coronada, presentando ofrendas o siendo reconocida por las deidades como su igual. También hay una capilla dedicada a Anubis en el ala norte y otra a Hathor en el ala sur. En ambas se pueden apreciar restos de policromía. Sin embargo, los retratos de la reina-faraón fueron destruidos tras su muerte por orden de su hijastro Tutmosis III; una práctica recurrente entre faraones que querían borrar a sus antecesores de la historia.

Representaciónde la reina Hatshepsut como un varón

Getty Images

Tercera terraza: confraternizando con los dioses

Aquí se encuentra el santuario de Amón-Ra, el dios del Sol, al que estaba dedicado este templo del Millón de Años. Se trata, de hecho, de su recinto más sagrado. También hay espacios destinados al culto privado. Por otro lado, destacan las nueve estatuas de Hatshepsut representada como Osiris, el dios del inframundo y la resurrección.

El diseño del monumento tenía un efecto impresionante para los egipcios, que en el ascenso, terraza a terraza, seguían los pasos de su soberana en su proceso de deificación. Más aún: el sol penetraba de forma progresiva en el recinto, en representación del tránsito del alma de la oscuridad hacia la luz. De este modo se reforzaba el carácter sagrado del lugar y el reconocimiento de Hatshepsut.

¿Reconstrucción 'fake'?

La reconstrucción del templo de Hatshepsut ha alterado el aspecto original del monumento 

Getty Images

Cuando a inicios del s. XX se emprendió la reconstrucción del templo, muchas partes se encontraban derruidas, vandalizadas o dispersas. Además algunos bloques se habían reutilizado para otros edificios... Sin información suficiente sobre el aspecto original del recinto, los responsables de las obras se inclinaron por una estética estilizada y ordenada. También utilizaron materiales y técnicas modernas según criterios actualmente ya desfasados.

Es por ello que la imagen actual del monumento probablemente diverge de lo que fue en su tiempo. Un reto extra para la imaginación de los visitantes.

La reina seguramente tenía un aspecto similar al de la imagen

Getty Images/iStockphoto