Armagh, la ciudad norirlandesa de las dos catedrales para un mismo santo

Mundo insólito

Dedicadas ambas a san Patricio, un templo es para los protestantes y otro para los católicos

La villa de Armagh está situada en el Úlster

La villa de Armagh está situada en el Úlster, Irlanda del Norte

Andreas F. Borchert

Poner de acuerdo a los irlandeses en el tema que sea es una misión ardua. Sin embargo, puede asegurarse que hay consenso en su devoción por san Patricio, el patrón de la isla. A partir de ahí, seguramente reconciliar a un pueblo que ha dividido básicamente sus afecciones por pertenecer a la iglesia católica o a la protestante, por optar por la unificación de la isla o mantenerse en el Reino Unido de Gran Bretaña parece una tarea hercúlea.

La dicotomía se pone de manifiesto de forma bastante original en Armagh, una pequeña ciudad que es capital del condado del mismo nombre, en el Ulster. Es una villa de tamaño medio, que parece vivir el adormilamiento típico de una localidad que apenas alcanza los 15.000 habitantes. En el centro, la arquitectura de ladrillo oscuro y casas bajas típica de las islas británicas se impone, y solo en los barrios de las afueras emergen algunos bloques de pisos.

Armagh se distingue porque cuenta con dos catedrales. Y encima, dedicadas ambas a san Patricio, el amado patrón de la isla. La explicación está en la raíz misma del conflicto irlandés: un templo es para los protestantes y otro para los católicos.

La basílica protestante corona la colinita Druim Saileach en la que se asienta el núcleo histórico y tiene una larga historia. De hecho, se dice que en el año 445 el propio santo patrón construyó en ese mismo lugar un oratorio de piedra. Más tarde hubo una importante escuela monástica. Y, por fin, en 1268 se inauguró la catedral tal y como hoy se puede visitar.

La nave del templo dibuja una ele, en cuyo vértice de unión está la torre de planta cuadrada. Los vitrales proyectan caprichos de colores en el interior, con una austeridad propia de esa religión. Aunque –también como es común en ellas– quedan exvotos en forma de banderas entregadas por secciones del ejército británico que han protagonizado hechos destacados y se han visto protegidos por el santo. Los Fusileros Reales tienen su propia capilla. Hace mil años, en lo que ahora es el cuidado jardín que rodea a la catedral, se enterró al rey de Irlanda Brian Boru.

Hay un paseo de cinco minutos de una catedral a la otra. Pero las separa un mundo invisible. La basílica católica también está dedicada a san Patricio, pero se levantó, en términos históricos, hace poco. Data de 1857. Su figura es imponente, y seguramente se escogió el emplazamiento con toda la intención: está en lo alto de un promontorio que domina la ciudad y se tiene que llegar a ella subiendo una bonita escalinata. En Irlanda cada cual marca su territorio a la manera que puede. Los dos campanarios gemelos se alzan como agujas que perforan el nublado cielo irlandés.

Una vista aérea de la catedral protestante de San Patricio en Armagh

Una vista aérea de la catedral protestante de San Patricio en Armagh

Getty Images

Al templo se accede por una imponente portada neogótica presidida por once apóstoles. Judas Iscariote queda fuera de la ecuación por traidor a la causa. El interior, pese a la corta vida de la basílica, es impresionante, con un pequeño rosetón y unos enormes vitrales de colores que escoltan al retablo del altar mayor. Aquí la ausencia de objetos de simbolismo político destaca, en contraposición con los que se hallan en la basílica protestante (que exhibe más de una Union Jack). La atención del visitante queda fijada en los hermosos mosaicos que recubren las paredes de la nave principal y parte de los techos. Recuerdan a algunas iglesias bizantinas de Italia pero con menos dorados.

Tras la visita a ambas catedrales, el viajero puede regresar a la “senda de la unidad” recorriendo el Camino de San Patricio, que parte del centro de la ciudad (hay unos baldosines gris oscuro en el pavimento que guían en su inicio). Se trata de una vía de peregrinaje que se inspira en el Camino de Santiago. Desde Armagh se dirige a Downpatrick, en el este de Irlanda del Norte. Es una caminata de 132 kilómetros que se suele cubrir entre siete y diez jornadas, atravesando las montañas de Mourne y la reserva natural de Murlough Bay. En la montaña Slemish se recuerda que san Patricio vivió allí como pastor durante seis años.

Una vista aérea de la catedral católica de San Patricio en Armagh

Una vista aérea de la catedral católica de San Patricio en Armagh

Getty Images

Para obtener el certificado de que se ha cubiero el camino, hay que obtener una credencial que se sella en cada una de las etapas, al igual que la senda jacobea. Abierto en 2012, este camino todavía es bastante desconocido y son poco más de mil personas las que la realizan cada año, lo que garantiza una experiencia solitaria por unos paisajes deliciosos. La ruta está bien señalizada y siempre pasa por pueblos en los que avituallarse y alojarse, por lo que la logística no es complicada. El final, junto a la supuesta tumba del santo.

Armagh está a 60 km de Belfast, la capital norirlandesa, bien comunicada con autobuses. Si se opta por el vehículo privado, las carreteras de la zona son estrechas y obligan a una conducción reposada y atenta.

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