Hay historias que superan la realidad. La de Marcos Rodríguez (78 años) es una de ellas. Este fue vendido por su padre a los seis o siete años a un hombre con dinero en Andalucía, quien lo envió con un pastor anciano a cuidar de las cabras. El hombre murió, y ahí fue donde empezó su nueva vida rodeado de animales, solo, en medio del bosque.
Así lo relata en el pódcast de Tenía la Duda, presentado por Judith Trial. Y es que, uno de los aprendizajes que nos deja la entrevista es, sin duda, el vínculo que pueden llegar a desarrollar humanos y animales.
Uno más en la manada
Cómo lo aceptaron
En cuanto murió el anciano, Marcos se dio cuenta de que estaba completamente solo. Aunque no del todo, tenía a los animales. Me puse a jugar con ellos. Como yo vestía con pieles y olía igual que ellos, todos los días se asomaban a la puerta a ver si yo volvía”, sorprende en la entrevista.
Todo cambió cuando se encontró con unos cachorros de lobo en una cueva. “Me quedé dormido allí con ellos hasta que me encontré con la mamá loba. Como ya me conocían, no reaccionó mal al principio, pero me despertó de un manotazo en el culo. Me encontré con su boca a la altura de la mía. Jamás he estado tan asustado”, sigue contando.

Marcos Rodríguez, el hombre criado por lobos, RTVE
Así, la líder le dió al pequeño Marcos un trozo de carne del que también estaban comiendo sus cachorros. “Como tenía toda la cara llena de sangre, la loba se me acercó y me lamió la cara. Yo pensaba que me iba a comer”, cuenta. “Luego se rezó contra mí y le puse la cara en el cuello. Se acercó al macho lobo y parecía que estaban debatiendo en si adoptarme o no. Después volvió y la decisión estaba tomada, era parte de ellos”, relata.
Los animales
Sus verdaderos amigos
Judith Trial le pregunta a Marcos si alguna vez se sintió solo en medio del bosque. “Cuando estaba con ellos jamás. Para mí, las personas eran lo más malo del mundo. Me sentía solo cuando no oía animales. Entonces salía de la cueva, pegaba un par de gritos, me contestaba el búho, el lobo… Ya me quedaba tranquilo”, asegura.

Marcos Rodríguez, el hombre criado por lobos
Así fue como desarrolló una profunda relación con los animales, mucho más cercana y positiva que con los humanos. Para él, el cariño no es algo que lo da la sangre, sino el roce. “Puedes querer más a un animal que a una persona”, destaca.
Marcos fue rescatado y enviado a la vida “mundana”. Algo que, tal y como él desvela en el pódcast, no fue positivo. “Yo habría preferido quedarme allí, en el bosque. Mi vida era aquella”, destaca. “A mi yo de niño le diría que siguiera hacia adelante, que me llevara siempre bien con los animales porque es la única vía. No hay nada peor que el ser humano”, concluye Marcos.