El parque nacional Chiribiquete, la Capilla Sixtina del arte rupestre sudamericano

Mundo insólito

Las pinturas más antiguas de la zona, descubiertas a finales de los años 60, se remontan a 19.000 años

Explore vibrant ancient petroglyphs revealing the rich cultural history of San Jose del Guaviare, Colombia. Ideal for travel enthusiasts and history lovers.

Detalle de una pintura rupestre en Guaviare, México

Getty Images

En los departamentos amazónicos colombianos de Caquetá y Guaviare se encuentra la sierra de Chiribiquete. Una buena parte de ella está protegida como parque nacional, en concreto más de 43.000 kilómetros cuadrados (una superficie superior a la de Extremadura). Y ello porque se trata de un enclave natural de altísimo valor biológico. Pero, en especial, porque en el año 2013 se descubrieron unos muros de pinturas rupestres de los que nada se sabía y que muchos califican como la “Capilla Sixtina” del arte rupestre sudamericano.

Uno de los paisajes más característicos de Chiribiquete son los tepuyes, unas formaciones rocosas muy afamadas en Venezuela, pero más desconocidas en Colombia. Se trata de elevaciones rocosas verticales en forma de meseta plana típica del escudo guayanés. Acostumbran a ser difícilmente accesibles. De hecho, hasta que el antropólogo y arqueólogo Carlos Castaño no llegó allí por puro accidente en 1986 no se supo del arte prehistórico que ocultaba.

Castaño viajaba en una avioneta que tuvo que ser desviada de su destino a Amacayacu por una fuerte tormenta. Descubrió así esa zona de tepuyes magníficos de los que nadie tenía conocimiento hasta entonces (él era director de los parques nacionales). Tan pronto como pudo montar unas expediciones exploratorias, se topó con paredes repletas de pinturas realizadas con tintes naturales, especialmente de color rojizo. Durante tres décadas los científicos colombianos han censado 75.000 dibujos ubicados en 70 megamurales.

Amazing ancient rock paintings at Cerro Azul in Guaviare, Colombia

Las pinturas rupestres de Guaviare se hallan en lugares de difícil acceso

Jess Kraft

Como en otros lugares del mundo, las pinturas se hallan en lugares de difícil acceso, situados 900 metros de altitud, camuflados por una tupida floresta y en riscos verticales. Subir con equipos fotográficos, de medición y toda la impedimenta que utilizan modernamente los arqueólogos es muy complicado. 

En todas las representaciones hay una figura recurrente, la del jaguar, como animal totémico de muchas culturas desde México hasta Brasil. De ahí que los científicos concluyan que, además de representar actos cotidianos, el trabajo artístico debe tener también un significado ritual y cosmogónico. También, aparecen personas, delfines y otros animales inidentificados que tienen aspecto de oso (aunque no los hay en esa zona del planeta). Además, las inevitables huellas de manos de los pintores, comunes también en otros continentes.

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Castaño y su equipo están convencidos de que debe haber una amplísima zona en que estas representaciones artísticas se dan, pero todavía no han conseguido explorar más que una pequeña parte de 300 kilómetros cuadrados.

Los científicos no habían acabado con las sorpresas al descubrir las pinturas: aseguran que el arte rupestre de Chiribiquete no está “muerto”, pues creen que hay tribus autóctonas todavía no contactadas que siguen pintando paredes con los mismos motivos que los murales más antiguos, datados hace más de 19.000 años.

Breathtaking view of lush green mountains in Guaviare, Colombia, showcasing dense vegetation and dramatic cliffs under a cloudy sky.

La zona de Guaviare se caracteriza por una exuberante vegetación y espectaculares acantilados. 

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El parque nacional Chiribiquete fue declarado patrimonio mundial por la Unesco en 2018. Hasta hace pocos años se permitía el vuelo de avionetas turísticas para observar desde el aire las paredes de los tepuyes y sus mesetas superiores, con espectáculos naturales como la llamada El Estadio, una dolina invadida por la vegetación que parece un círculo ritual, aunque en realidad se trata de un fenómeno natural, el hundimiento del techo de una gran cavidad.

Aprovechando los cierres de la pandemia del covid-19, desde entonces se ha vetado el acceso turístico a la región, y solo las expediciones autorizadas puede acercarse al patrimonio arqueológico y natural. Sin embargo, puede hacerse una aproximación paisajística desde San José de Guaviare, desde donde contemplar formaciones rocosas de la ciudad de piedra en la Serranía de la Lindosa y ver pictogramas precolombinos en el Cerro Azul.

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