Pablo Berruezo, el ingeniero español que está dando la vuelta al mundo en velero solo: “No duermo más de 30 minutos seguidos para controlar que todo esté bien”

Vida en el mar

Este ingeniero catalán adecuó el barco familiar para cumplir su sueño de pequeño de dar la vuelta al mundo en velero

Pablo Berruezo, español dando la vuelta al mundo en velero (cedida)

Pablo Berruezo, español dando la vuelta al mundo en velero (cedida)

Desde que era niño, el mar ha sido una constante en su vida. Los veranos en el barco de su abuelo le enseñaron mucho sobre el mundo naval y han hecho que las olas y el olor a sal sean su verdadera pasión. “Siempre he tenido el sueño de dar la vuelta al mundo a vela”, confiesa Pablo Berruezo (29) en una conversación con Guyana Guardian. En ocasiones, los sueños se hacen realidad y el de Pablo comenzó el 5 de noviembre de 2024, cuando partió de Sant Carles de la Ràpita, en Tarragona. Ahora, más de 390 días de travesía después nos atiende desde Belitung, una pequeña isla de Indonesia donde estará unos días.

La pasión por el mar lo llevó primero a estudiar ingeniería naval y después náutica y transporte marítimo. Cuando acabó sus estudios trabajó unos años como ingeniero en veleros. “Estuve ahorrando varios años y cuando se vendió el velero en el que trabajaba pensé que era la oportunidad de empezar mi sueño”, explica. Después de mucha negociación con sus padres, consiguió que le dejaran adecuar el barco familiar —Beneteau Cyclades de 12 metros— para empezar esta aventura.

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Preparar el velero familiar para recorrer el mundo

Desde el 1 de abril hasta el 5 de noviembre de 2024, Pablo se implicó día y noche para preparar el Sofia VI, bautizado así en honor a su abuela. “Planifiqué todo el proyecto y todas las mejoras de mantenimiento que se tenían que hacer. Revisé de proa a popa y de estribor a babor”, cuenta. Sus conocimientos le permitieron poder realizar el 90% de los trabajos y así poder ahorrar algo de dinero. 

Pablo Berruezo, español dando la vuelta al mundo en velero (cedida)

Pablo Berruezo, español dando la vuelta al mundo en velero (cedida)

Mientras preparaba el barco por las mañanas, “por las noches escribía a marcas para presentar mi proyecto, a ver si querían apoyarme”. Para poder conseguir notoriedad y financiación, empezó a crear contenido en redes sociales (@pabloberrusails) para contar su aventura desde el principio. “Conseguí bastante apoyo de las marcas para la preparación”, aunque asegura que prácticamente todo el financiamiento está saliendo de sus ahorros. 

De la Rápita a Indonesia en 1 año de travesía

Ocho meses después, se lanzó a la aventura y emprendió este camino en solitario. De La Rápita pasó por varias zonas del Mediterráneo: Ibiza, Cartagena y Barbate, su último destino en España fue Canarias. Y de ahí cruzó el Atlántico hasta el Caribe. Paró en Antigua, donde pasó el fin de año de 2024, después siguió hacia Panamá. Después de un mes en el remoto archipiélago de San Blas, cruzó el Canal de Panamá en marzo de 2025 para acceder al océano Pacífico para emprender la travesía más larga: 33 días de navegación sin parar hasta las Islas Marquesas, en la Polinesia Francesa. Luego pasó por diferentes zonas: Tuamotu, Tahiti, Morea, Taja, Bora Bora, Tonga, Fiji y Vanuatu, hasta llegar a Australia. El catalán navegó hasta Kupang y después Bali, en Indonesia. En este momento, la travesía de Pablo va rumbo a Singapur y Malasia, “con la idea de llegar a Tailandia en enero”. 

Pablo Berruezo, español dando la vuelta al mundo en velero (cedida)

Pablo Berruezo, español dando la vuelta al mundo en velero (cedida)

El día a día de Pablo es muy sencillo. Se levanta con la salida del sol y revisa velas, el viento y la meteorología del día. “Si hay sol intento saber mi posición con el sextante y lo compruebo con el GPS. Intento pescar, si hay suerte, como pescado fresco y si no caliento alguna lata”, explica. 

Por la tarde, lee mucho y a veces coge el timón, “en lugar de ir con el piloto automático, timoneo porque me gusta”. Con el atardecer, escribe, lee un poco más y cena algo y cuando empieza a oscurecer empieza a dormir en intervalos de 30 minutos. “Me despierto, compruebo que todo esté bien, el rumbo, el viento y las velas, y vuelvo a dormir otros 30 minutos, que es lo máximo que duermo seguido. Así hasta que sale el sol”. Acostumbrarse a este ritmo no es fácil, aunque “el cuerpo se va acostumbrando”. Pablo detalla que “en los primeros días de travesía es más complicado y estás más cansado, pero lo llevo bien”. 

Estoy aprendiendo a vivir con la incertidumbre

Staff Writer

Vivir en el mar también implica aprender a ser autosuficiente y en este la ruta es lo que marca la planificaión para comprar víveres o diesel para no tener imprevistos innecesarios. “En Indonesia es un mar muy complicado porque hay mucha basura, y como no tengo prisa, he decidido solo navegar durante el día y por la noche busco algún sitio para tirar el ancla y descansar. Pero desde que salí de la Rápita hasta aquí iba de isla en isla”, explica. El velero también tiene placas solares y potabilizadoras que le permiten ser autosuficiente.

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Pese a tener una ruta diseñada, la climatología ha vuelto a obligar a cambiar los planes de Pablo, ya que su idea era cruzar el Índico en noviembre, pero ha empezado la temporada de huracanes y no es posible. “Iré a Phuket, que llevará todo diciembre y en enero llegaré a Tailandia”. Después, su idea es bajar el Estrecho de Sunda entre marzo y abril, y ya en mayo empezará a cruzar el Índico. Aunque no tiene una fecha clara de vuelta, calcula que “la idea es llegar antes del verano del 2027”. 

Esta aventura también implica pasar mucho tiempo en soledad, Pablo confiesa que hay momentos complicados, especialmente cuando las cosas van mal. “Siempre intento relativizar, pensar que todo es pasajero, que siempre puedes estar peor y que estoy cumpliendo mi sueño. Es una aventura muy exigente y hay muchos factores externos que no los puedes controlar y no todo va a estar bien siempre”, asegura. Sin embargo, a nivel personal le está enseñando mucho: “estoy aprendiendo a vivir con la incertidumbre”, señala. 

Para Pablo, que se define como una persona muy cuadriculada y a la que le gusta tenerlo todo controlado, esta experiencia le está sirviendo para “disfrutar el presente tal como es. Y lo que tendrá que venir, vendrá. Estoy aprendiendo a preocuparme de cosas que aún no han pasado o que no puedo controlar”. 

Pablo Berruezo, español dando la vuelta al mundo en velero (cedida)

Pablo Berruezo, español dando la vuelta al mundo en velero (cedida)

La experiencia no solo consiste en gozar la experiencia de la navegación y descubrir lugares de ensueño, sino que también hay momentos de tensión. “No he pasado miedo, pero sí que esto es más duro de lo que pensaba”, afirma. Aunque sí reconoce que si no estás atento, “la puedes liar muy seriamente”. Los momentos más complicados son cuando hay tormenta o mucho viento. “Tienes que estar atento y siempre estar cuatro pasos por delante”, relata. 

Precisamente, las tormentas son lo más peligroso de la travesía, ya que la mayoría avanzan más rápido que el barco. “Me preparo y si estoy navegando reduzco las velas y pongo una configuración de velas apta para mucho viento”, explica Berruezo. Y si está fondeando, intenta que sean sitios protegidos del viento, “que no haya mucha profundidad, por si viene una tormenta muy fuerte, el barco no se vaya”. 

No he pasado miedo, pero esto es más heavy de lo que pensaba

Staff Writer

Después de más de un año navegando por aguas de todo el mundo, Pablo tiene claro cuál ha sido, de momento, su tramo favorito. “Sin duda, de Panamá a las Marquesas. Fueron 33 días sin parar. Cruzas el ecuador y es una zona de muchas tormentas, un mínimo de dos al día. Una vez pasas de Galápagos a las Marquesas, fue de las mejores navegaciones de mi vida”, asegura. Aunque ha sido el que más ha disfrutado, también afirma que ha sido el más complicado a nivel técnico. “Hay muchos troncos, no hay viento y tienes que gestionar bien el diésel para no quedarte sin”.

Pablo Berruezo, español dando la vuelta al mundo en velero (cedida)

Pablo Berruezo, español dando la vuelta al mundo en velero (cedida)

Pasar tantas horas con la vista fijada en el océano te obliga a pensar en el futuro. “Primero debería trabajar porque no es un proyecto barato y estoy usando todos mis ahorros. Pero cuando vuelva a tener un poco de dinero, me gustaría empezar otro proyecto así”, confiesa. Tarde o temprano, el mar volverá a convertirse en el horizonte de este ingeniero catalán. “Me encantaría explorar altas latitudes, como la Antártida o el pasaje del Noroeste. Pero son palabras mayores porque las inclemencias del tiempo ahí son muy extremas. Con este barco, evidentemente, no podría: necesitaría otro. El presupuesto ya se dispara y es complicado”, concluye.

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