Los ricos de Madrid ya no quieren el Caribe por Navidad: “Prefieren el frío de Laponia en una cabaña privada o cenas en ubicaciones secretas”
Viajes
Desde Guyana Guardian hablamos con Sara Monge, CEO de Droom Viajes, para que nos explique en qué consiste la tendencia de los arquitectos de viajes

Sara Monge, CEO de Droom Viajes

La forma de viajar ha cambiado a lo largo de los años, al mismo tiempo que lo ha hecho el concepto de lujo. Los arquitectos de viajes son cada vez más populares entre las personas de alto poder adquisitivo que solicitan “cosas casi imposibles”. Son ellos quienes son capaces de cumplir esos deseos. Desde Guyana Guardian hablamos con Sara Monge, CEO de Droom Viajes, para que nos cuente en qué consiste esta tendencia. “El viaje ya no es solo placer, es crecimiento personal”, explica.
Por ello, analizamos con la experta qué tipo de viaje pide el madrileño de alto poder adquisitivo, cómo ha cambiado este concepto con el tiempo y descubrimos el presupuesto que se maneja en este tipo de viajes. “El futuro no es ir más lejos, sino ir más profundo, conectando de verdad con la cultura local y volviendo a casa con una nueva perspectiva”, cuenta Monge.
¿Qué buscan los viajeros madrileños cuando deciden marcharse en unas fechas tradicionalmente tan familiares como la Navidad?
Principalmente, buscan cambiar el “compromiso” por la “conexión”. Nuestros clientes no huyen de la familia, sino del estrés logístico. Buscan entornos donde puedan bajar la guardia, quitarse el reloj y disfrutar de los suyos sin la presión de tener que cumplir con todo el mundo. Buscan, ante todo, libertad y tiempo de calidad real.

¿Ha cambiado el perfil del cliente de alto poder adquisitivo de Madrid que viaja en Navidad?
Sí, creo que ha cambiado bastante. Hemos pasado de un cliente que buscaba el “lujo de etiqueta”, el hotel más famoso, el destino de moda, a uno que busca el “lujo silencioso”. El viajero de hoy es mucho más exigente con los intangibles. Ya no le impresiona un grifo de oro; le impresiona la autenticidad, la sostenibilidad real y el servicio hiperpersonalizado. Valoran más una cena en una casa local privada que el buffet de un hotel de cinco estrellas estandarizado.
¿Qué presupuestos manejan habitualmente los madrileños que reservan viajes navideños de lujo?
En el segmento premium y de diseño a medida, es difícil bajar de los 3.500€ o 4.000€ por persona si queremos garantizar ciertos estándares en estas fechas. Sin embargo, el ticket medio de nuestros clientes habituales suele rondar los 10.000€ o 15.000€ por persona. Y cuando hablamos de familias que buscan privacidad total, villas exclusivas, traslados privados o logística compleja, los presupuestos superan fácilmente los 50.000€ por viaje. No pagan por ostentación, pagan por una ejecución impecable.
¿Qué tipo de experiencias exclusivas piden ahora para diferenciarse del turismo convencional?
Buscan hacer cosas diferentes. No quieren ver lo que ve todo el mundo. Nos piden accesos privados a museos fuera de horario, experiencias gastronómicas con chefs locales en ubicaciones secretas o inmersiones culturales genuinas, como aprender artesanía con un maestro local. Quieren volver con una historia que nadie más pueda contar.

¿Qué pesa más en la elección del destino?
La privacidad se ha convertido en el nuevo gran lujo; es innegociable. Le sigue muy de cerca la personalización: el cliente quiere sentir que el viaje se ha hecho desde cero para él. El clima es un factor importante, claro, pero hemos notado que están dispuestos a sacrificar el sol si el destino ofrece una exclusividad y una seguridad superiores. Prefieren el frío de Lapland en una cabaña de cristal privada que una playa masificada en el Caribe.

¿Qué destinos que antes eran muy populares entre los madrileños de alto poder adquisitivo han perdido interés?
Claramente, los destinos masificados y el “lujo de cadena”. Lugares como las zonas más turísticas de Riviera Maya, Punta Cana o incluso ciertas partes de Maldivas han perdido atractivo para este perfil porque se sienten industrializados. También evitan las grandes capitales europeas en fechas punta; París o Londres en Navidad se perciben ahora como destinos agobiantes. Huyen de las colas y de la estandarización.
¿Hay algún tipo de viaje o experiencia que los clientes premium de Madrid ya no pidan?
El cliente premium de Madrid ya casi no pide viajes en grupo, ni circuitos cerrados, ni resorts masivos o experiencias muy saturadas. Hoy busca viajes a medida, privacidad y un lujo más discreto y auténtico. Hoy el destino es secundario.

¿Cómo influyen las redes sociales en las decisiones de viaje de los madrileños?
Es un arma de doble filo. Utilizan las redes para inspirarse visualmente, pero existe un cierto rechazo a lo “viral”. Si un destino se pone demasiado de moda en TikTok, para nuestro cliente pierde automáticamente su exclusividad. Valoran mucho más la recomendación de un experto de confianza —el Travel Designer— que lo que diga un influencer generalista. Buscan la validación profesional, no la popularidad digital.
¿Qué peticiones peculiares reciben de clientes madrileños durante estas fechas?
La personalización llega a niveles muy altos. Nos piden desde menús diseñados exclusivamente para ellos en mitad de la nada hasta enviar un equipo de avanzada para decorar una villa con Navidad antes de que lleguen los niños, o conseguir acceso a expertos locales (arqueólogos, biólogos) para visitas privadas. Quieren que lo imposible se haga fácil.



