Rubén, que se hace llamar Noé, no tiene casa propia, pero eso no le impide formar una familia. Su manada no es común: está compuesta por perros callejeros de todos los tamaños, edades y razas, rescatados de las calles de una ciudad colombiana. Él les ofrece amor, compañía y alimento, incluso cuando su propia vida está llena de carencias.
Mientras empuja un carrito de dos niveles lleno de perros, Noé recorre la ciudad con un objetivo claro: darles a estos animales la segunda oportunidad que otros les negaron. “Ellos son todo para mí”, confesó Noé en una entrevista con IguanaTV. Cada uno de sus compañeros de cuatro patas tiene una historia que contar, y él las recuerda todas.
En la parte superior del carrito, viajan Rocky, Tyson y Shakira. Rocky fue encontrado atado a un semáforo, mientras que Tyson, un pit bull, y Shakira, una pastor alemán, se unieron a la familia tras ser abandonados.
En la parte inferior, los más veteranos, Tembleque, Parkinson y Morochito, disfrutan del paseo mientras Noé los cuida con el mismo cariño. “Estos de abajo son los más viejitos. A Morochito me lo dejaron mientras dormía afuera de una tienda”, explicó.
Para Noé, no solo se trata de darles refugio, sino también de garantizar que coman bien. Cada día prepara una mezcla especial de leche, zanahorias, avena, carne molida y semillas, pensando siempre en la salud de sus perros. “Ellos comen primero”, afirmó, porque su "comida es menos importante”. Mientras ellos disfrutan de su festín, Noé se conforma con una arepa y café, pero eso no parece preocuparle.
La vida con sus perros le da sentido a sus días, algo que él mismo reconoce. “Ellos no se fijan en si estoy sucio, limpio o sin dientes. Solo les importa que esté a su lado”, expresó con sinceridad. Esta lealtad incondicional es mutua. Para Noé, la relación con sus perros le impulsa a seguir un día más. “Aquí no hay tristeza, solo amor”, asegura.
Y aunque sus circunstancias puedan parecer duras, su ejemplo demuestra que, a veces, el hogar está donde uno decide construirlo, aunque sea en un carrito de dos pisos lleno de historias y ladridos.