Consuelo Luque, pensionista por invalidez absoluta, 60 años: “Cuando un gato te encuentra y te elige, es porque tiene algo que ofrecerte”

Peludos en la ciudad

Sus gatos, una terapia inesperada que la convirtió en heroína silenciosa

Consuelo ha consagrado su vida a cuidar y salvar gatos

Consuelo ha consagrado su vida a cuidar y salvar gatos

Consuelo Luque

La poderosa historia de Consuelo Luque es una experiencia vital basada en hechos absolutamente reales (como todas las que comparto con vosotros, semana a semana, desde estas páginas de Peludos). 

Vive en Madrid y lleva ya 15 años con una invalidez absoluta. “Mi invalidez me sumió en una oscura depresión, y mi amor felino fue lo único que en aquellos días iluminaba mi vida. Era lo que me daba un buen motivo para levantarme cada mañana y salir a la calle para ayudar a otros seres que me necesitaban. Me sentía útil, necesaria”.

Los gatos devolvieron la luz a la vida de Consuelo

Los gatos devolvieron la luz a la vida de Consuelo

Consuelo Luque

Consuelo me cuenta que incluso llegó a tener que vender su chalet y su coche, y tuvo que dejar el trabajo. Recuerda todo aquello como una experiencia llena de caos.

Fue secretaria de dirección en importantes empresas como Coca-Cola, los supermercados Pryca, el Gobierno Vasco o los Altos Hornos de Vizcaya. “Siempre he tenido perros, porque desde niña he sido muy alérgica a los gatos. En las pruebas de alergia que me hacían en relación al pelo de los gatos, de 0 a 100, a mí me salía 104. Muchas de mis amigas tenían gato, y cada vez que entraba en sus casas, si me tocaba un poco los ojos, tenía que irme directamente a urgencias”.

“A Fufi me lo encontré arrastrándose en la carretera. Iban a sacrificarlo. Hoy vive conmigo

Consuelo ha consagrado su vida a cuidar y salvar gatos
Consuelo Luque

El azar, como siempre, jugó un papel esencial… “Un día, por puro azar, salí de fiesta siendo joven, y volviendo a casa a altas horas le digo a mi marido: ‘Se nos ha colado un gato en el garaje’. El fin de semana no toqué el coche. El lunes, al ir a trabajar, vi al mismo gato, inmóvil. Con mi marido intentamos que se fuera, pero esa misma noche volvió frente a nuestra puerta llorando. Estaba lloviendo a cántaros, y nos daba pena verlo ahí afuera empapado. Lo metimos en el patio y le hicimos una caseta. Pero al final, ese gato acabó viviendo dentro de casa. Fue entonces cuando descubrí que no todos los gatos producen alergia. No es un tema del pelo; el problema está en el epitelio, esa especie de caspa que se forma justo en la raíz del pelo. Me recomendaron un producto para rociarlo y dejó de causarme alergia. Con los años, mi alergia se ha ido inmunizando gracias al contacto diario con tantísimos felinos”.

Aquel gato se llamó Jeta, por “caradura”, porque nunca hacía caso de nada. Lo echaban de casa y volvía como si nada… De eso hace ya más de 25 años. Fue el primer gato en su vida. “A través de algunas observaciones atentas, empecé a notar que en los alrededores de mi casa había muchas colonias de gatos. Les daba chuches, y me di cuenta de que otros vecinos también los alimentaban, pero ninguno pensaba en esterilizarlos. Fue entonces cuando empecé a capturarlos para llevarlos a esterilizar”.

Consuelo me asegura que los prejuicios sobre los gatos son leyendas infundadas: “Acepto que al principio estaba completamente equivocada sobre su comportamiento. Cuando entraba en casa de alguien que tenía un gato y veía cómo el animal se escondía a toda prisa, pensaba: ‘Qué ariscos, qué poco sociables’. Pero en cuanto empecé a tenerlos realmente cerca y a convivir con ellos, mi percepción cambió radicalmente. He estado muy enferma y los gatos siempre han estado ahí, a mi lado, cuidándome y ofreciéndome su ternura, su calidez y su cercanía incondicional”.

Me comparte una anécdota que roza lo paranormal: “Pasó algo brutal que refleja la hipersensibilidad felina de la que hablo. El padre de mi marido murió. Pues bien, una gata mía se pasó dos meses durmiendo sobre el pecho de mi esposo. Estoy convencida de que lo hacía para aliviarle el dolor, para quitarle esa tristeza del corazón”.

4 felinos

Sus gatos son su vida

Actualmente convive con cuatro gatos, todos adultos y rescatados de la calle. “A uno de mis gatos me lo encontré tirado en la carretera, arrastrándose. Tres veterinarios me aconsejaron ‘dormirlo’. Tenía un tumor en un ojo, bichos por todo el cuerpo, era un esqueleto andante. Y lo metí en casa. Aquí sigue conmigo. Se llama Fufi, es un mote cariñoso”.

“A Eva, mi gata, la vi por primera vez en una gasolinera en Guadalajara. Era preciosa, de pelo gris. Le dije: ‘¿Y tú qué haces por aquí?’. Y de repente, me cae encima desde un árbol una bolita blanca, una gatita bebé de un mes, con un ojo de cada color. Esa es Eva. Es muy traviesa, incluso llegó a morder a mi marido y tuvieron que atenderle por posible infección. Fue increíble: se lanzó del árbol a mi pecho. En nuestro ambiente ‘gatero’ decimos que cuando un gato te encuentra, te elige. Significa que tiene algo que ofrecerte. Tiene muy mala leche con todo el mundo. Para llevarla al veterinario tengo que darle una pastilla. Conmigo se porta razonablemente bien”.

Cuando un gato te encuentra y te elige, es porque tiene algo que ofrecerte

Consuelo ha consagrado su vida a cuidar y salvar gatos
Consuelo Luque

También me habla de su gato Pepito: “Era el gato de mi madre, ahora está conmigo. Es un siamés tontorrón, miedoso y muy tímido”.

Y su gata Sol: “Le decimos ‘Tonelito’. ¡Está enorme, pesa unos 8 kilos! Cuando la vi por primera vez, no pesaba ni dos. Estábamos de vacaciones en la playa y se ponía frente a nuestra cancela a maullar durante horas. La llevé a esterilizar. Tenía tumores en las mamas. Seguro que fue una gata casera, porque tenía el cuerpo pintado con corazones. Es encantadora, muy sociable”.

Por lo visto, los cuatro conviven bien, aunque cada uno tiene sus reglas. “Las hembras son más territoriales en casa; los machos, más en la calle”.

El día a día de Consuelo gira en torno a los gatos

El día a día de Consuelo gira en torno a los gatos

Consuelo Luque

Rescatar animales de la calle

La vida de las colonias felinas

Me habla de algo que desconocía por completo: el protocolo C.E.R. “Aplicar correctamente el protocolo C.E.R. (Captura, Esterilización y Retorno) es fundamental. Hay que devolver a los gatos a su zona de origen. Si los dejas dos calles más allá, se desorientan y pueden acabar atropellados”.

Ya lleva más de 8 años colaborando con la Fundación Bigotes, fundada por David San Martín (por cierto, queridos lectores de Peludos, David ya ha sido protagonista de estas historias. ¡Seguro que lo recordáis!).

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“Mi día a día... Un día en mi vida empieza a las 8 de la mañana. Me voy a medicar gatos enfermos, a darles de comer, a limpiarles todo, a socializar a los más difíciles. Tenemos un pequeño local en Madrid, con gatos con patologías, atropellos y enfermedades diversas. Ahora mismo hay 19 gatos en 20 metros cuadrados. Luego recojo una donación de una peluquería —nos dan toallas viejas—. Recojo comida. Por la tarde estoy con un veterinario: hay un gato esterilizado al que se le ha soltado un punto. Después, hago un protocolo habitual: un señor perdió a su gato que vive en un bajo. Llevo un mes con ese protocolo. Y justo ese día entra en la jaula y logro capturarlo para esterilizarlo. Luego ayudo a unos compañeros que llevan 7 años intentando cazar a una gata. Ha parido. Nos metemos entre unos setos con linternas, todo oscuro, con guantes… y a las once de la noche encontramos una camada de cuatro bebés. Se los llevamos a nuestra comadrona de confianza. Ella nos recibe a cualquier hora, es una mujer extraordinaria. Llego a casa a la una de la madrugada”.

“Ayer empecé a las ocho de la mañana y acabé a la una de la madrugada. Todas esas horas pendiente de mis gatos. Mi vida son ellos. ¡Sé que me necesitan!”

Le pregunto si todo ese esfuerzo inmenso le compensa…  Últimamente me pasa algo curioso: cuando les pregunto a estos héroes y heroínas por qué hacen tantos sacrificios, todos me responden lo mismo. “No sé por qué lo hago, pero tengo claro que no puedo dejar de hacerlo ni un solo día de mi vida”.

“En un mundo individualista y egoísta, yo he salido al revés. No sé decirte por qué. Supongo que este es mi destino”.

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