Muchos dueño se frustran al ver cómo sus gatos, tras comprar un nuevo juguete, muestra entusiasmo solo durante los primeros días y al poco tiempo, se olvidan de este.
Pero, según Pilar Guerrero, etóloga especializada en comportamiento felino, el problema no radica en la falta de estímulos, sino en la forma en que se gestionan. “No necesitas más juguetes. Necesitas una estrategia real para que los que tienes vuelvan a funcionar”, afirma en su post de Instagram.
Pilar explica que lo habitual es que el humano abuse del factor novedad. “Usamos el juguete sin filtro hasta que se agota, lo dejamos por ahí ‘a ver si se activa solo’ o lo sacamos antes de tiempo, sin haberlo dejado descansar lo suficiente”. Esta dinámica priva al juguete de su principal atractivo para el gato: la sorpresa.
Ante este escenario, no es que el animal tenga “poca paciencia”, sino que su instinto explorador pierde interés en un objeto que ya le resulta predecible.
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La clave, según la experta, está en administrar el juego como si se tratara de un recurso valioso y limitado. Esto implica controlar cuánto se usa un juguete, saber cuándo guardarlo y, sobre todo, cuándo volver a sacarlo.
“Lo que tú ves como un ‘juguete más con el que jugar’, él lo ve como algo predecible que ya no le ofrece sorpresa. Y sin sorpresa… no hay interés”, detalla Pilar en su post.

Gato jugando
Optar por esta perspectiva no solo potencia el bienestar emocional del gato, sino que también prolonga la vida útil de los juguetes, que es para Pilar, donde se encuentra el verdadero resultado: “alargar la vida útil de un mismo juguete de cinco días a tres o cuatro meses”.