Un caballo puede percibir nuestras emociones a través del sudor. Un pato reconoce a su grupo entre miles solo por el olor. Y un perro es capaz de detectar si otro animal está enfermo con solo olfatearlo. Para Laura Londoño, veterinaria y divulgadora en redes, estos no son datos curiosos, sino ejemplos de una verdad profunda: el olfato es el lenguaje secreto de los animales.
En su cuenta de Instagram, @lau.vet, donde ya supera el millón de seguidores, Londoño lo explica con claridad: “Los animales viven en un mundo de olores. Para ellos, oler no es solo reconocer, es comprender, identificar, conectar”. Y eso, dice, es algo que como humanos muchas veces pasamos por alto.
Una forma distinta de ver (y oler) la vida
Oler antes de tocar
Según Londoño, uno de los errores más comunes al interactuar con animales es acercarse directamente a tocarlos sin permitirles primero olernos. Este pequeño gesto es fundamental para que ellos se sientan seguros y cómodos en nuestra presencia, ya que el olor es para ellos una forma de “leer” quiénes somos y qué intenciones tenemos. Por eso, antes de acercarnos a una mascota, es importante darle tiempo para explorar nuestro aroma.
“El olfato es el idioma secreto de los animales; por eso es clave que puedan olerte antes de que los toques”
Además, la veterinaria insiste en la importancia de cuidar el olor natural de los animales. Para ellos, su aroma forma parte de su identidad y es clave en su interacción con el entorno y con otros individuos. Alterar ese olor con productos fuertes o perfumes puede interferir en su comunicación y generar estrés o confusión.
La reflexión de Laura Londoño invita a los dueños y amantes de los animales a comprender que, aunque convivimos con ellos, su forma de ver y entender el mundo es muy diferente a la nuestra. Mientras para los humanos la vista y el oído suelen ser los sentidos predominantes, para muchas especies el olfato es el canal principal de comunicación.
En definitiva, permitir que una mascota te huela antes de tocarla es una forma sencilla pero poderosa de respetar su manera de entender el mundo. Ese gesto abre un espacio de confianza y comodidad que ayuda a crear una relación más auténtica y cercana desde el primer momento, fortaleciendo el vínculo entre ambos.


