Las enfermedades de vesícula pueden llegar a ser muy dolorosas. Este órgano, según MedLinePlus, “almacena bilis, un líquido producido por el hígado para digerir las grasas”. Está directamente relacionado con el hígado y el intestino delgado, por lo que podemos darnos cuenta de la importancia que tiene. Sin embargo, a veces pecamos de hipocondría en cuanto vemos algo de barro. Eso es lo que ha dicho la veterinaria Neus Candela en relación a cuando sucede con un animal.
Candela un día decidió que no quería seguir en un trabajo con condiciones tan precarias, como ella misma ha denunciado en varias ocasiones. Decidió especializarse en nutrición animal y abrirse una cuenta de Instagram. Se podría decir que fue todo un éxito, puesto que tiene 37.000 seguidores y ahora pasa consulta propia gestionando sus horarios y momentos libres. El sueño de muchas personas.
En la última publicación que ha compartido en la red social que forma parte de Meta, Neus hace una pregunta retórica para comenzar: “Estamos tratando barro biliar sin necesidad y lo llevamos haciendo años. ¿Cuántas veces has visto barro biliar en una eco de rutina, en un paciente que está perfectamente, y has recetado ácido ursodeoxicólico automáticamente?”. Ese ácido que menciona es, según la Clínica Universidad de Navarra, “un medicamento que disminuye la cantidad de colesterol que puede haber en la bilis y facilita la disolución de los cálculos biliares de colesterol”.
Para probar su punto, Candela afirma que habló en un congreso con Thomar Butler, un especialista en medicina interna. Gracias a esa conversación, la especialista en salud animal confirmó que “no sabemos cuál es el aspecto ecográfico de un 'barro biliar patológico'. Ver barro no significa enfermedad. La mayoría de las ecos se hacen en ayunas y si la vesícula no se ha vaciado, es normal que haya barro”. Un mensaje tranquilizador.
¿Cuándo puede ser un problema el barro biliar?
Justo después de ello, la veterinaria da dos pautas para saber cuándo hay que intervenir para frenar ese problema: “Cuando el barro no se mueve al cambiar de decúbito (puede estar organizado) o cuando hay síntomas: vómitos, dolor, ictericia, elevación de enzimas hepáticas”. Para finalizar, lo que sucede cuando se interviene sin ninguna necesidad es que “estás tratando un hallazgo incidental, estás gastando el dinero del tutor y estás actuando en piloto automático”.
La calma a la que ha llamado Neus Candela con el barro biliar se ve refrendada por algunos estudios científicos. Uno titulado 'Spontaneous Course of Biliary Sludge Over 12 Months in Dogs with Ultrasonographically Identified Biliary Sludge' publicado en 2016 en PubMed Central afirma que existe una alta prevalencia de lodo biliar (57 %) en perros sanos de menos de cuatro años. El lodo biliar persiste en el 88 % de los perros sanos y no aumentó significativamente ni se organizó más”. Además, en cuanto a posibles síntomas el estudio dice que “la mayoría de los perros tenían sedimentos persistentes y todos permanecieron asintomáticos”.
En la sección de comentarios de la publicación ha habido colegas de profesión que le han dado la razón con esta psicosis que se instala en los doctores. Michele Rodríguez, educadora canina, responde: ”Para muchas otras cosas también funcionan los veterinarios en automático con los perros y gatos”. Hace falta tranquilidad y saber leer la situación antes de tomar una decisión.


