Ver a un perro chuparse o lamerse las patas de vez en cuando puede parecer un gesto que nos puede pasar desapercibido porque nos puede parecer parte de la rutina diaria de nuestro animal, como signo normal de higiene. Sin embargo, cuando esta conducta se repite de forma diaria y/o con insistencia o se convierte en un hábito compulsivo, podría ser la manifestación de un problema de salud que no conviene ignorar.
Mi perro se lame mucho las patas.
¿Es sano que lo haga?
Tanto la medicina veterinaria convencional como terapias complementarias, como la Medicina Tradicional China (MTC) y la osteopatía veterinaria, ofrecen interpretaciones distintas que, al integrarse, permiten una visión más completa del caso. Cabe señalar que cada caso puede ser diferente, esto son meras pinceladas generalizadas.
Según Eliane Armas, veterinaria integrativa, online y a domicilio por toda España, desde el punto de vista clínico, las causas más comunes incluyen alergias, y pueden deberse a causas alimentarias, ambientales o por contacto. Estas generan picor, inflamación e irritación, así como infecciones producidas por bacterianas u hongos, y especialmente suelen presentarse en este tipo de lesiones levaduras como Malassezia.
También pueden intervenir heridas, espinas u otros cuerpos extraños, como pueden ser las famosas espigas, que son una enemiga muy importante en épocas de verano, cuando se empieza a secar la hierba. “Es un motivo de consulta muy repetido en esta época y que causa bastante dolor e incomodidad a nuestro peludo, pero puede causar daños más graves, como infecciones, abscesos, o que migren a otras partes del organismo produciendo otros tipos de problemas”, cuenta Armas.
Además, el lamido en las patas de nuestro compañero puede deberse por dolor articular, por artrosis o displasia. Estas patologías articulares provocan inflamación y molestias, y el perro, busca aliviar la zona lamiéndola de forma repetida. Este comportamiento actúa como un “termómetro” silencioso del bienestar físico del animal. Como explica la veterinaria, “la inflamación articular estimula terminaciones nerviosas que generan picor, calor o dolor, lo que lleva al perro a intentar calmar la sensación con su lengua”.
La inflamación articular estimula terminaciones nerviosas que generan picor, calor o dolor, lo que lleva al perro a intentar calmar la sensación con su lengua
Aunque el lamido no soluciona la causa, sí revela que al animal le está pasando algo que le genera mal estar en el día a día. Para Armas, el dolor es un gran desconocido y pasa desapercibido en nuestros compañeros, por lo que la detección temprana es clave. “Si ves a tu perro con lamido recurrente, cojera intermitente, rigidez al levantarse, que no se sienta bien, etc., es fundamental acudir a veterinario especialista; un diagnóstico preciso permitirá iniciar tratamientos que reduzcan el dolor, mejoren la movilidad y eviten el avance del daño articular, devolviendo calidad de vida a nuestro compañero de cuatro patas”, defiende.
En ese sentido, el lamido de patas puede ser causado por un estrés emocional y/o mental, como puede ser el estrés, el aburrimiento o no saber gestionar bien algunas situaciones. Y el lamido constante, en estos casos, no solo es síntoma, sino que puede agravar la irritación o la infección.
El lamido revela que al animal le está pasando algo que le genera mal estar en el día a día.
Para Eliane Armas, echar un vistazo a la veterinaria integrativa es una opción para apostar por el bienestar de los perros. Diferentes corrientes encuentran diferentes causas del lamido excesivo y proponen soluciones diversas. Por ejemplo:
- La Medicina Tradicional China ve el lamido persistente como un signo de desequilibrio energético. Según sus principios, puede deberse a una debilidad del meridiano del Bazo, a la acumulación de “calor húmedo”, que provoca inflamación y mal olor, o a la ansiedad derivada de deficiencias en el Corazón o el Hígado. Los tratamientos incluyen acupuntura, fitoterapia y ajustes alimentarios, buscando restaurar el equilibrio del Qi y mejorar la salud global del animal.
- La quiropráctica veterinaria, por su parte, interpreta este comportamiento como posible consecuencia de restricciones musculares, tensiones fasciales o problemas de movilidad en la columna o la pelvis. Incluso ciertas disfunciones viscerales pueden proyectar dolor o incomodidad hacia las extremidades, motivando al perro a lamerse. Mediante manipulaciones suaves, el veterinario especialista busca liberar estas restricciones y devolver movilidad y confort al cuerpo.
- Por último, la zoofarmacognosis aplicada se basa en ofrecer al animal acceso a aceites esenciales, polvos de plantas, arcillas y extractos naturales para que elija y autorregule su consumo o aplicación según sus necesidades físicas o emocionales.
Y en perros con dolor articular por artrosis o displasia, puede ayudar de varias maneras:
- Alivio del dolor e inflamación: El animal podría seleccionar extractos con propiedades antiinflamatorias y analgésicas, como aceite esencial de incienso (Boswellia carterii), cúrcuma, jengibre o gaulteria (Wintergreen).
- Relajación muscular: Plantas como la manzanilla romana o la lavanda pueden disminuir la tensión muscular que acompaña al dolor articular.
- Apoyo emocional: El dolor crónico a menudo provoca ansiedad o irritabilidad. Extractos como vetiver o rosa pueden ayudar a calmar al perro, mejorando su estado emocional y reduciendo comportamientos compulsivos como el lamido.
- Desintoxicación y regeneración: Algunas arcillas o algas seleccionadas por el animal pueden contribuir a reducir toxinas y favorecer procesos regenerativos.
Para esta respuesta se ha consultado con profesionales veterinarios y especialistas de la red de Pets & Vets. La información proporcionada se basa en criterios generales y recomendaciones orientativas. En ningún caso sustituye una consulta veterinaria personalizada, necesaria para valorar cada caso de forma individual, integral y clínica.



