Tras licenciarse en biología, Rosa Más no tardó demasiado en descubrir que la ciencia que había elegido no siempre se orientaba a la conservación, sino a la gestión de la naturaleza bajo criterios humanos. Ese desencanto inicial la llevó a replantearse su mirada hacia los demás animales y a adentrarse en estudios que cuestionaban la supuesta supremacía de nuestra especie.
Hoy, como activista de la Plataforma de Defensa Animal y otras entidades ecologistas y animalistas, Más defiende un cambio profundo en la forma en que nos relacionamos con los otros seres vivos, y comparte su visión sobre la venta de animales en tiendas —que prohíbe la Ley de Bienestar animal en el caso de perros, gatos y hurones—, el negocio de los criaderos y la necesidad de replantearnos un modelo basado más en el respeto que en la explotación.
Pese a que la ley lo prohíbe, ¿se siguen comprando perros, gatos o hurones en tiendas? ¿Qué pasa con otros animales?
Se supone que, en principio, pueden comprarse animales en criaderos autorizados; no obstante, hay un gran mercado alegal de animales y lo mismo ocurre con otras especies. Son relativamente frecuentes los decomiso de animales cuya tenencia está prohibida.
Muchos colectivos denuncian que las leyes están bien sobre el papel, pero fallan en la práctica. ¿Dónde crees que están los principales vacíos en el control y la fiscalización del comercio de animales?
El fallo principal es catalogar a otros animales como objeto de compraventa. No parece tener mucho sentido reconocer la consideración que se les debe como seres sintientes ante la abrumadora evidencia al respecto, y a la vez, apenas cambiar en la práctica el trato injusto que les damos. En realidad, las leyes de presunto bienestar animal no protegen a los demás animales, sino que regulan su tenencia y explotación, prácticas que no se cuestionan en absoluto; no avanzan lo más mínimo en cuanto de reconocerlos como sujetos de derecho.
Desde vuestra plataforma pedís la abolición completa de la compraventa de animales. ¿Por qué una prohibición total y no una regulación más estricta?
Porque aceptar la regulación significa no ir a la base del problema, que es el supremacismo humano sobre las demás especies. El especismo clasifica a los demás animales arbitrariamente en aquellos que sirven de compañía, como alimento, diversión, objetos de experimentación o cualquier otra de las mil maneras en las que los utilizamos. Demandamos, en consecuencia, no solo la abolición de la compraventa y de todas aquellas prácticas que vulneran los derechos animales, entendidos como la protección del interés de los demás animales en vivir, comunicarse e interaccionar con otros individuos y disfrutar de experiencias.
Aceptar la regulación significa no ir a la base del problema, que es el supremacismo humano sobre las demás especies
Sin embargo, una abolición de la venta también podría generar mercados negros. ¿Qué medidas crees necesarias para evitar que eso ocurra?
De hecho, ya existen mercados negros porque no se destinan recursos a impedir el tráfico de animales; un negocio tan lucrativo como el tráfico de armas o de seres humanos. El comercio existirá mientras se obtengan beneficios, por eso es tan necesario un cambio de mentalidad social que rechace la discriminación por especie, del mismo modo que se repudian el sexismo o el racismo.
La normativa obliga a que criadores y núcleos zoológicos estén registrados. ¿Está funcionando realmente este registro?
No, se detectan constantemente explotaciones clandestinas, lo que demuestra que es una medida totalmente ineficaz.
E Internet se ha convertido en uno de los grandes canales de compraventa. ¿La venta online de animales está regulada?
Nuevamente, la respuesta no puede ser otra que un “no” rotundo. Al igual que ocurre con muchos otros negocios indecentes, falta capacidad de control. Por esa razón, este tipo de medidas regulatorias son medidas cosméticas, tan injustas como ineficaces. No hay que olvidar que el laboratorio del laboratorio Vivotecnia y de las llamadas granjas de los horrores habían pasado recientemente inspecciones veterinarias y contaban con presuntas garantías de bienestar animal.

Varias personas miran tras el cristal a dos cachorros.
¿Cómo funcionan los criaderos? ¿Habéis detectado anomalías?
Funcionan exactamente igual que cualquier otra fábrica de artículos: produciendo cachorros que resulten atractivos para ser comprados. Su mera existencia es anómala porque pone de manifiesto el desprecio por la evidencia científica que demuestra lo impropio de seguir consideran a otros animales como mercadería.
La explotación de hembras reproductoras es una de las críticas más duras al sistema. ¿Qué mejoras exigirías para que no se sigan usando como “máquinas de cría”?
No existe ninguna mejora posible para esas hembras porque no es que se usen como máquinas de cría, es que es lo que son.
Las protectoras son quienes sostienen la parte más dura del abandono, pero denuncian carencias de recursos. ¿Qué tipo de apoyo reciben actualmente y qué necesitarían de verdad para funcionar con dignidad?
Precisamente el abandono se debe a que los animales mal llamados de compañía no tiene más valor que cualquier otra fruslería, como un bolso o unos pendientes; eso lleva a que se desechen cuando causan la más mínima contrariedad. Como ejemplo, cabe recordar que durante la pandemia se adoptaron muchos animales para justificar paseos y saltarse el confinamiento que luego acabaron en las calles. Las protectoras están haciendo una labor que corresponde a las administraciones, que es hacerse cargo de los animales errantes; en consecuencia, deberían tener los recursos necesarios para recoger, mantener y lograr la adopción de todos los animales que recogen.
Cabe recordar que durante la pandemia se adoptaron muchos animales para justificar paseos y saltarse el confinamiento que luego acabaron en las calles
La ley contempla modalidades de cesión y adopción. ¿Se está fomentando la adopción frente a la compra?
No, en absoluto, más allá de alguna feria o campaña publicitaria a todas luces insuficientes.
Y una vez que un animal es vendido, ¿existen mecanismos para ver si se están respetando sus condiciones de vida?
No, el seguimiento solo lo llevan a cabo protectoras sobre los animales que ceden en acogida o adopción y con grandes dificultades.
Vivimos en una sociedad que dice amar a los animales, pero sigue comprándolos. ¿Cómo interpretas esa contradicción?
Se trata de un amor interesado, como se puede amar un coche o un juguete; en consecuencia, no dejan de ser posesiones y como tales, sometidas al capricho de su dueño; incluso es posible que haya personas que compran un animal con la sana intención de darles una buena vida; sin embargo, esas personas deben tener en cuenta que hay muchos animales en las protectoras que necesitan un hogar. Los afectos reales no se compran.
¿De qué manera la cría y la venta impactan en la salud física y emocional de los animales?
La cría y venta de animales impide su correcto desarrollo porque es el criador quien determina el tiempo que los cachorros estarán con su madre, cuándo separarlos, que solo depende de que las crías puedan sobrevivir sin lactancia materna; particularmente para las hembras criadoras es un sufrimiento constante, por el elevado número de partos y por la separación temprana de sus cachorros.
¿Hay algún caso en concreto que te haya chocado?
Sí, hace años, el caso de unos perros abandonados porque no habían superado los estándares de belleza requeridos para su venta. Eso también hace que se produzcan cruces totalmente aberrantes para crear razas a medida aunque generen individuos enfermos, como el caso de las ancas de rana de los pastores alemanes o las dificultades respiratorias de los perros braquicéfalos.
[El de los animales] es un amor interesado, como se puede amar un coche o un juguete; en consecuencia, no dejan de ser posesiones y como tales, sometidas al capricho de su dueño
¿Personalmente, por qué has priorizado esta lucha y el bienestar de los animales?
Porque ellos no tienen la menor capacidad de defensa, incluso la propia cría y selección a lo largo de los tiempos les ha hecho más vulnerables a las patologías. Se encuentran totalmente desprotegidos ante lo que sea que se quiera hacer con ellos. Esa es una injusticia intolerable.
Estar en primera línea contra el abandono y el maltrato debe ser emocionalmente muy duro. ¿Cómo lo afrontas tú y tu entorno?
Si bien es cierto que asistimos a casos terribles diariamente, también lo es que el veganismo está avanzado de manera notable en la sociedad. Cada vez son más las personas que rechazamos el uso de los demás animales, hasta el punto de la lucha por la liberación animal ya tiene entidad propia, al igual que otros movimientos sociales. La sociedad actual nos permite sobradamente vivir sin usar a otros animales, la pregunta es por qué no hacerlo.