Jaume Fatjó, veterinario etólogo: “La relación con una mascota puede recordar a la que se tiene con un hijo, mientras que otros aspectos se asemejan al vínculo con un amigo”

Día Mundial de los Animales

En el Día Mundial de los Animales, hablamos con Jaume Fatjó, veterinario Etologo, director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud del departamento de psiquiatría de la UAB, sobre el papel de los animales de compañía como apoyo emocional

Jaume Fatjó, Director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud en Universitat Autònoma de Barcelona

Jaume Fatjó, Director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud en Universitat Autònoma de Barcelona

Perros, gatos y otros animales no solo ofrecen compañía; se convierten en motores de resiliencia, apoyo emocinal y estabilidad. Según recientes estudios de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud de la UAB, el 91% de las personas en situación de vulnerabilidad identifica a su animal como su principal fuente de apoyo social, y un 74% afirma que su mascota les da las razones para levantarse cada día.

Pero, ¿qué distingue a estos vínculos del apego que pueden generar las mascotas virtuales o robots sociales? Para resolverlo, hablamos con Jaume Fatjó, veterinario etólogo, director de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud del departamento de psiquiatría de la UAB, quien nos explica cómo estos vínculos benefician nuestra salud mental y por qué, a pesar de la tecnología, los animales reales siguen siendo insustituibles.

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El 91% de las personas vulnerables afirma que su animal es su principal fuente de apoyo social. ¿Qué nos dice ese dato sobre el lugar que ocupan los animales en nuestra sociedad actual?

Para que esto sea posible, lo primero que debe darse es la creación de un vínculo emocional entre la persona y el animal. Ese lazo afectivo es la base de todo lo que viene después. Cuando el animal de compañía y la persona construyen un vínculo mutuo, ambos se consideran familia: comparten gran parte del tiempo, conviven bajo el mismo techo y forman parte de la vida cotidiana del otro. Hoy en día, el concepto de familia no se limita solo a los lazos de parentesco. Existe también una familia extendida: igual que alguien puede considerar a un buen amigo como parte de su familia por los momentos compartidos, con las mascotas ocurre algo similar.

Animales de companía

Animales de companía

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¿Cómo podemos describir la relación especial que tenemos con nuestras mascotas?

Muchos pueden preguntarse precisamente eso: ¿qué lugar ocupa exactamente la mascota?, ¿es un hijo?, ¿un amigo?, ¿un hermano? La realidad es que no es ninguna de esas categorías, tiene características únicas. El vínculo no necesita compararse con otros; tiene rasgos que lo hacen especial. Aun así, algunos estudios sugieren que puede recordar a la relación con un hijo, mientras que otros aspectos se asemejan al vínculo con un amigo. En definitiva, la relación con un animal de compañía es única e irrepetible.

¿Y cuáles son esas características que lo hacen especial? 

En realidad, hay muchas que hacen el vínculo único, pero varían en función de la relación. Es decir, incluso el mismo animal, dentro de la misma familia, no es percibido de la misma forma por los distintos miembros: para cada uno de ellos el vínculo toma una forma distinta. Pero esas características, realmente, las podrías dividir en dos categorías o dimensiones.

Muchas personas sienten vergüenza al reconocer que atraviesan un duelo tras la pérdida de su animal

Jaume FatjóVeterinario, director de Ethogroup y de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud de la UAB

¿Qué dimensiones hacen que esta relación sea única?

Una de ellas son las actividades compartidas, aquello que la persona hace en compañía del animal. Por ejemplo, hay muchas personas que dicen que les encanta pasear al perro, y eso les ayuda no solo a moverse más o a realizar actividad física, sino también a visitar zonas verdes, espacios tranquilos y saludables. Aquí también entran actividades como jugar o simplemente estar uno al lado del otro, porque hay gente que disfruta escuchando música mientras su animal se acomoda a su lado.

Fíjate, hay estudios sobre el vínculo con el gato que muestran que un porcentaje importante de personas se relaja simplemente con mirarlo: observar cómo se mueve, cómo juega, cómo duerme… Es una experiencia parecida a contemplar el mar. Así, las actividades compartidas forman parte esencial de la relación. Y no siempre son en un solo sentido, del animal hacia la persona: también incluyen lo que la persona aporta al animal. Cuidar de él, alimentarlo, llevarlo al veterinario… lo que a primera vista podría parecer una carga, muchas veces se vive como algo positivo.

¿Y la otra, por tanto, sería el vínculo emocional?

Sí. Esta es, de hecho, la más importante. El animal se convierte en una fuente fundamental de apoyo social. Y aquí “apoyo social” como un concepto técnico de psicología y medicina: se refiere a la ayuda que recibes de otros y que te permite afrontar mejor las dificultades y adaptarte al entorno. Ese apoyo puede ser material, informativo o emocional. Y en esta última categoría, la más importante de todas, los animales son verdaderos expertos: ofrecen compañía, consuelo y una presencia constante que ayuda a las personas a sentirse menos solas.

¿Para quién es especialmente valioso ese vínculo?

En realidad, este valor lo reconocen todas las personas que conviven con un perro o un gato, aunque sea con distintas intensidades. Pero es especialmente importante en personas con redes sociales reducidas, como mayores que viven solos o personas en situación de vulnerabilidad. Para ellas, el animal no solo es apoyo emocional, sino también una vía de conexión con otras personas.

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Además, una de las conclusiones de su estudio es que el 74% de las personas asegura que su perro o gato es quien más razones les da para levantarse cada día. 

Claro, porque ese dato conecta directamente con lo que comentábamos antes: los animales se convierten en auténticos motores de resiliencia emocional. Y fíjate que aquí la palabra clave es precisamente esa, resiliencia. Normalmente, cuando pensamos en resiliencia, nos viene a la cabeza el momento crítico: atravesar una dificultad, una crisis, una pérdida… Pero en realidad la resiliencia también tiene que ver con todo lo que hacemos antes, con cómo nos preparamos para afrontar esas situaciones. Y ahí el papel de los animales es fundamental.

¿Cómo contribuyen los animales a la resiliencia emocional de las personas?

Si lo piensas, gracias a ellos las personas encuentran un sentido de propósito: se ven motivadas a mantener hábitos más saludables y sienten satisfacción al cuidar de otro ser. Todo eso no solo ayuda en los momentos difíciles, sino que fortalece día a día la capacidad de enfrentarlos. Por eso, cuando alguien dice que su perro o su gato es la razón que le da fuerzas para levantarse cada día, lo que dice en realidad es que el animal no solo le acompaña, sino que le ayuda a construir resiliencia.

Algunos estudios sugieren que la relación con una mascota puede recordar a la relación con un hijo, mientras que otros aspectos se asemejan al vínculo con un amigo

Jaume FatjóVeterinario, director de Ethogroup y de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud de la UAB

Precisamente hablando de resiliencia y propósito, la soledad se ha declarado un problema de salud pública. ¿Cómo pueden los perros y gatos ayudar a combatirla, y qué papel tienen en comparación con otros apoyos?

Mira, aquí hay algo que siempre nos gusta remarcar. A veces puede parecer que nos tiramos piedras sobre nuestro propio tejado, pero es importante decirlo: un perro o un gato no son un sustituto de nadie, no reemplazan a las personas de tu entorno. Lo que hacen es complementar tu red social. Y eso ya es muchísimo. Ese apoyo tiene distintas dimensiones y hay aspectos que un animal no puede cubrir, pero donde son especialmente potentes es en el apoyo emocional. 

¿Qué no pueden cubrir?

El apoyo instrumental o el informativo ellos no te lo pueden compensar. Un perro o un gato pueden ayudarte a sentirte acompañado, a reducir la sensación de soledad, y eso tiene un valor enorme. Eso sí, no podemos caer en la idea de pensar que ellos son la única medicina contra la soledad. Su función es más realista y valiosa: la de ser parte de tu red social, igual que un amigo, un padre o una pareja. De todos esperas algunas cosas, pero no todo. Por eso insistimos en un mensaje integrador: los animales de compañía deben pensarse como un miembro más de la sociedad, pero sin responsabilizarlos de suplir todas las carencias sociales que tenemos como comunidad.

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Este sábado se celebra el Día Mundial de los Animales. Más allá de la efeméride, ¿por qué cree que es esencial recordar el papel que tienen en nuestro bienestar y en la sociedad?

Yo creo que este día es una oportunidad para reflexionar sobre algo que en realidad ocurre los 365 días del año: la presencia y el valor de los animales en nuestra vida. Aunque cada vez hay más conciencia y mucha gente reconoce la importancia de ese vínculo, todavía no está plenamente admitido socialmente. Un ejemplo es la accesibilidad: hemos avanzado muchísimo en los últimos años, pero aún queda camino por recorrer.

Los animales sienten emociones básicas como alegría, tristeza, miedo o ansiedad, aunque las vivan de manera diferente a nosotros, y nuestro papel es maximizar sus experiencias positivas

Jaume FatjóVeterinario, director de Ethogroup y de la Cátedra Fundación Affinity Animales y Salud de la UAB

Y en ese camino, ¿haría falta ser más conscientes del duelo que se vive tras la pérdida de un animal?

Sí. Muchas personas sienten vergüenza al reconocer que atraviesan un duelo tras la pérdida de su animal. En psiquiatría se habla incluso de 'duelo marginado', porque a veces se vive en silencio, sin reconocimiento social, a pesar de que está científicamente demostrado que tiene la misma intensidad que cualquier otra pérdida. Por eso, un día como este ayuda a visibilizar que los animales de compañía no son accesorios, sino figuras centrales en la vida emocional y social de millones de personas.

Animales de companía

Animales de companía

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Para terminar, ¿qué consejo daría a los tutores para fortalecer el vínculo con sus mascotas y cuidar su bienestar emocional?

El consejo principal que daría a los tutores es aprender a ponerse en su lugar: entender sus necesidades, cuidar su bienestar y ofrecerles una buena calidad de vida. Es como cuando haces un regalo a alguien: no se trata de lo que a ti te gusta, sino de lo que realmente hará feliz a esa persona. 

Con un animal ocurre igual, solo que hay que ‘hacer un salto de especie’ y comprender cómo percibe el mundo. Los animales sienten emociones básicas como alegría, tristeza, miedo o ansiedad, aunque las vivan de manera diferente a nosotros, y nuestro papel es maximizar sus experiencias positivas y minimizar las negativas. En definitiva, el vínculo es poderoso, pero solo funciona si sabemos corresponderles a todo lo que nos dan, respetando y cuidando sus necesidades físicas y emocionales.

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