Carolina Troncone, coach de bienestar para mujeres: “La pérdida de mi bebé nonato me enfrentó a un duelo invisible muy difícil, pero gracias a mi perra Coco pude ser madre y sentir una vida latiendo a mi lado”

Testimonios

Cuando estaba embarazada de siete semanas perdió al hijo que esperaba y tuvo que enterrarlo, pero un año después, la llegada de Coco la ayudó a gestionar el duelo. “Cuando cogí a Coco por primera vez, sentía interiormente que por fin tenía un bebé vivo entre mis brazos”, cuenta

Coco Chanel llegó a la vida de Cristina un año después de perder a su bebé.

Coco Chanel llegó a la vida de Cristina un año después de perder a su bebé. 

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Carolina Troncone es de origen venezolano, tiene 43 años, vive en Premià de Mar y se define profesionalmente como coach de bienestar para mujeres. Y su historia es impactante: cuando estaba embarazada de siete semanas perdió al hijo que esperaba y tuvo que enterrarlo. Pero Coco Chanel, su perrita, entró en su vida, de manera real y también simbólica, para demostrarle que también la madre de un ser vivo que ama y es amado.

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¿Las mujeres acuden a ti cuando se sienten bloqueadas?

Sí, cuando están paralizadas y no pueden pasar a la acción ni tomar decisiones, por diversos motivos y situaciones. En asuntos laborales, de salud, por un duelo mal vivido, por temas financieros… En definitiva, a causa de cualquier cosa que impacte en su plenitud vital y en su bienestar.

¿Cuál es tu formación?

Soy realmente bastante multidisciplinar. Trabajo con la terapia Gestalt, con la bioenergética, la sistémica… Soy coach de bienestar, especializada en mujeres.

Te quedaste embarazada de tu primer bebé, y era un bebé muy deseado...

Exacto, por mi pareja y por mí. Pero a las siete semanas de gestación, lo llegamos a ver por pantallas, gracias al ultrasonido, sentimos su corazón latiendo… Pero enseguida empecé a sangrar y acabé de urgencias en el hospital.

Llegamos a sentir el corazón del bebé gracias al ultrasonido, pero a las siete semanas de gestación empecé a sangrar y acabé de urgencias

Experimentaste un “duelo invisible”.

Así se denomina. Habitualmente trabajo con mujeres, y eso mismo que me ocurrió a mí, en primera persona, ese duelo invisible, lo trato con tantas y tantas otras mujeres. Se trata de duelos que no se ven, pero que son muy dolorosos, a nivel emocional y simbólico.

¿Qué ocurre con un bebé que solo vive unas pocas semanas?

Nadie lo ha visto ni lo ha sentido… Solo tú, su madre. Ni siquiera tu propia pareja lo ha podido percibir como es debido. Un tiempo después de que pasen estas situaciones, como todavía nos regimos por patrones y estructuras mentales del tipo “ver para creer”, pues resulta que el cerebro intenta borrar como sea esa información tan dolorosa. Y el entorno humano te dice aquello del “ya vendrá otro”, o “ya pasará”. Pero todo eso, aunque con buenas intenciones, resume una terrible y clara negación de toda forma de dolor.

En la pérdida no solo se pierde el bebé, también perdemos las ilusiones acumuladas y los proyectos de futuro que hemos construido…

Así es, ni más ni menos. Tu bebé está creciendo en tu interior y ya tiene forma. Cuando muere, hay que sacarlo del cuerpo de la madre, hay que “parirlo”. Es muy fuerte decirlo así, porque hay que parir un bebé muerto de siete semanas. También hay que expulsar la placenta… Todo lo que le dio vida. El proceso para parirlo es el mismo que cuando sale un bebé vivo.

Decidiste enterrar su diminuto cuerpo.

Como coach, sé muy bien que en cada duelo, los símbolos son esenciales, y que hay que ser capaces de materializar ese cambio de vida, decirle a nuestra mente que las cosas han cambiado. El entierro no es para el que muere, es para los vivos, para los que permanecen conectados a la vida…

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Estaba en pleno duelo, y una amiga veterinaria me contó que necesitaba incorporar un perro a mi vida, para quitarme la ansiedad y la tristeza de la pérdida del bebé

Al día siguiente, con su pareja encontraron un lugar en el bosque para enterrarlo.

Así fue. Abrimos un hueco en la tierra, lo bauticé, le dije este es tu nombre (Ethan Caleb), y lo enterramos. Hicimos nuestro propio ritual de despedida, a nuestra manera.

Todo eso fue en abril de 2021. Y su perrita Coco Chanel apareció un año después.

Sí. En aquella época yo no conocía todavía todo lo que implicaba un duelo invisible. Resulta que desarrollé dos enfermedades a raíz de aquello. Una endometriosis (que me generó lesiones en un ovario), y una enfermedad intestinal (un desequilibrio en la microbiota intestinal). Estaba en pleno duelo y con esas enfermedades, y una amiga veterinaria me contó que necesitaba incorporar un perro a mi vida, para quitarme la ansiedad y la tristeza de la pérdida del bebé.

Carolina Troncone con Coco Chanel.

Carolina Troncone con Coco Chanel. 

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Un perro casi bebé, de pocos meses, que fecundó a una perra mayor de ocho años, y contra todo pronóstico parieron una camada...

Mi amiga veterinaria me trajo a Coco Chanel. Se llama así porque se lo puso mi pareja, que es francés. De hecho, él quería dos perros, a uno le pondría Coco y al otro Chanel. Yo dije que solo un perro, y le pusimos ese mítico nombre y apellido a un solo animal.

La mamá de Coco, en la gestación de su camada, tuvo una enfermedad y le tuvieron que quitar a sus cachorros…

Y nos entregaron a Coco, que no llegaba al quilo y tenía apenas pocas semanas de vida. Era un bebé muy prematuro y frágil. El simbolismo es total. Otro prematuro, mi bebé, y Cocó, historias de vida y muerte, historias de fragilidad.

Cuando cogí a Coco por primera vez, sentía interiormente que por fin tenía un bebé vivo entre mis brazos

Tú sosteniendo entre los brazos a un bebé de perrita prematura, que se le arrebata antes de tiempo a su propia madre perra… Y, a su vez, haber perdido a tu bebé humano.

Mi pareja y yo fuimos al consultorio de una veterinaria. Ahí fue cuando cogí entre mis brazos, por primera vez, a Coco. Empecé a llorar sin poder parar. Sentía interiormente que por fin tenía un bebé vivo entre mis brazos.

Coco se ha convertido en “un espejo” entre tú y tu pareja…

Exacto, es capaz de establecer lazos de comunicación entre mi pareja y yo. Por ejemplo, si yo paso el dia fuera de casa, la forma que tiene Coco de decirme y comunicarme que no le gustan mis ausencias es ir a mi baño y hacerse pipí en mi alfombra. Es su manera de protestar.

A tu pareja tampoco le gustan sus ausencias de todo un día entero…

Pero lo increible es que aquello que mi pareja no me expresa abiertamente, Coco se encarga de hacerlo y de dejarlo bien claro para todos.

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