Eduardo Dívar, director de Kia España: “Todos los fabricantes estamos buscando una segunda vida para las baterías de los coches eléctricos, ya sea en el ámbito industrial o doméstico”
Coches eléctricos
Las baterías de los vehículos eléctricos son una oportunidad para redefinir su papel dentro del ecosistema energético
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Eduardo Dívar es el Director General de Kia España
La movilidad eléctrica avanza a un ritmo vertiginoso, pero con ella también emergen retos importantes. Uno de los más relevantes, y que genera más dudas entre los consumidores, es qué hacer con las baterías de los coches eléctricos cuando finalizan su vida útil sobre el asfalto. En un vídeo que ha publicado en su perfil de LinkedIn, Eduardo Dívar, director general de Kia España y miembro de ANFAC, deja claro que “todos los fabricantes estamos buscando una segunda vida para las baterías de los coches eléctricos, ya sea en el ámbito industrial o doméstico”.
Las baterías del futuro
El nuevo ciclo de vida de las baterías eléctricas

Esta reutilización no es sólo un ideal futurista. Muchas marcas ya están experimentando con sistemas de almacenamiento de energía renovable que aprovechan baterías de vehículos eléctricos fuera de uso. Así, por ejemplo, una batería retirada de un coche puede integrarse en hogares con placas solares para almacenar excedente energético o servir de respaldo en instalaciones industriales.
Según la plataforma Movilidad Eléctrica, se están desarrollando soluciones que permiten adaptar estas baterías para usos estacionarios, reduciendo así la huella medioambiental y alargando su vida útil entre 5 y 10 años más. Es un paso decisivo para mejorar la sostenibilidad del sistema y responder a la creciente preocupación ciudadana por el reciclaje y el impacto ambiental de esta tecnología.
En paralelo al debate sobre la segunda vida de las baterías, el sector trabaja sin descanso en su evolución tecnológica. Las llamadas baterías de estado sólido prometen revolucionar por completo el mercado. Frente a las tradicionales de iones de litio, estas nuevas unidades emplean un electrolito cerámico en lugar de líquido, lo que reduce el riesgo de cortocircuitos y elimina uno de los mayores temores del usuario: los incendios.
Y los datos no dejan lugar a dudas. Estudios en EE.UU. y Europa confirman que un coche eléctrico tiene hasta 60 veces menos probabilidades de incendiarse que uno de combustión, según recordó el propio Dívar. Pero además, las baterías de estado sólido ofrecen mayor autonomía y una carga más rápida.
En cuanto a sostenibilidad, también aportan avances. Estas baterías requieren menos cobalto y grafito, dos materiales cuya extracción ha generado polémica por sus impactos sociales y ambientales. Incluso se están ensayando métodos menos invasivos para obtener litio, como la extracción de salmueras geotérmicas, que podrían reducir en un 39 % la huella climática de la producción.
El panorama industrial se está transformando rápidamente. Nissan fue una de las primeras en apostar fuerte por el estado sólido, mientras que Mercedes-Benz trabaja junto a ProLogium para incorporar esta tecnología antes de 2030. Nio, por su parte, ha presentado baterías semisólidas con hasta 1.000 km de autonomía, una cifra que hace apenas unos años sonaba a ciencia ficción. Kia y Hyundai, sin embargo, prefieren actuar con cautela. La estrategia pasa por observar, testear y, cuando llegue el momento, dar el salto con la garantía de ofrecer un producto realmente maduro.