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Ola Källenius, CEO de Mercedes: “La transición a los coches eléctricos en China está funcionando mejor que en Europa; allí no se basan en sanciones drásticas, sino en flexibilidad e incentivos inteligentes de mercado”

Queremos libertad

El máximo responsable de la compañía alemana pone a China como referencia de libertad en la industria del automóvil mientras critica veladamente a la UE 

El Mercedes que cerró una era y que cuesta más de 3 millones

Ola Källenius es el máximo responsable de Mercedes-Benz 

Ola Källenius es el máximo responsable de Mercedes-Benz 

Bernd Weißbrod/dpa / Europa Press

Mercedes-Benz está en su particular encrucijada. En la marca se cree que el futuro pasa por la movilidad eléctrica, pero, por otro lado, se piensa que la transición a ese objetivo es demasiado abrupta, obligatoria. Sin matices. Y mientras que otras marcas, como Renault, ponen directamente el foco en la UE por su política de ‘tolerancia cero’ con las emisiones contaminantes, los suabos se muestran más comedidos en sus declaraciones. Pero, en el fondo, significa que en la marca de la estrella de tres puntas tampoco están muy de acuerdo con las decisiones tomadas desde Bruselas.

Es lo que se puede extraer de la última entrevista concedida por el CEO de Mercedes, Ola Källenius, al medio alemánFrankfurter Allgemeine Zeitung: “No queremos un cambio radical; no hay vuelta atrás. Cero emisiones: ése es el futuro del transporte en coche. La UE aspira a la neutralidad climática para 2050 y la apoyamos plenamente. Pero, para que el transporte en coche sea neutral en términos climáticos, necesitamos una flexibilidad inteligente en los planes actuales”, asegura el directivo.

La UE aspira a la neutralidad climática para 2050 y la apoyamos plenamente. Pero necesitamos una flexibilidad inteligente”

Ola Källenius

Ola Källenius

CEO de Mercedes-Benz

Llegar a las cero emisiones se ha convertido en el caballo de batalla de todos los fabricantes europeos para las próximas tres décadas. Los puntos marcados en el calendario se van sucediendo y, como vamos comprobando por decisiones y declaraciones, la mayoría de los fabricantes, incluso Mercedes, van con la lengua fuera. O, directamente, no llegan.

Desde su posición como nuevo presidente de ACEA (Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles), Källenius incide en las dificultades de llegar al objetivo: “Evitar el CO2 es esencial, pero debemos combinarlo con la protección del crecimiento económico y el empleo en Europa. El informe Draghi sobre competitividad en la UE lo describe de forma excelente. Y el tercer punto son las cadenas de suministro fiables, evitar una dependencia excesiva en el camino hacia un transporte en coche climáticamente neutro. Los tres aspectos son importantes”, enfatiza el CEO de Mercedes-Benz. Dicho de otro modo: no hay un plan B si el plan A se retrasa.

Un empleado realiza tareas de montaje en la fábrica de Mercedes-Benz en Rastatt, Alemania  
Un empleado realiza tareas de montaje en la fábrica de Mercedes-Benz en Rastatt, Alemania  Florian Wiegand / Getty

Lo más curioso de todo es que Ola Källenius se fija en nada más y nada menos que en China a la hora de pedir más libertad a la UE: “Merece la pena echar un vistazo a China, donde la transición a los coches eléctricos está funcionando mejor actualmente. Los chinos no se basan en sanciones drásticas, sino en la flexibilidad y en incentivos inteligentes basados en el mercado”, recuerda el directivo.

Los chinos no se basan en sanciones drásticas, sino en flexibilidad e incentivos”

Ola Källenius

Ola Källenius

CEO de Mercedes-Benz

Y de paso, lanza un pequeño dardo al sistema de cuotas de CO2 impuesto por la Unión Europea: “Se debe reconocer que Mercedes tiene cierta desventaja en comparación con sus competidores al calcular las emisiones de CO2 de nuestra flota de vehículos. Es como comparar peras con manzanas”, confiesa Källenius en la entrevista. Mientras tanto, el reloj avanza y los fabricantes de automóviles siguen redefiniendo continuamente sus objetivos para las décadas venideras. Algunos reconvertidos en fabricantes de ultralujo y otros rebajando sus expectativas de crecimiento o solicitando ayuda a la UE. El camino está trazado, pero los baches no paran de aumentar.

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