Un conductor borracho obliga a los Mossos a desviar el tráfico en la A-2: circula en zigzag hasta accidentarse y da 1,18 mg/l en alcoholemia
Seguridad vial
El automovilista, que cuadriplicaba la tasa máxima legal, fue puesto a disposición judicial tras el siniestro
Adelanta a un coche y, de no ser por un volantazo, no lo cuenta: “Espero que lo haya denunciado”

El conductor que iba zigzagueando con su coche por la A-2 fue avistado por los Mossos d'Esquadra en la comarca del Pla de l'Urgell

El alcohol y la conducción son incompatibles, pero por muchas campañas de concienciación que se hagan, el problema persiste, ya que el 53,6% de los conductores fallecidos en siniestros viales en 2023 y a los que se les realizó autopsia habían consumido alcohol. Lo dice el informe Víctimas mortales de Tráfico 2023, elaborado por el Instituto Nacional de Toxicología, y es algo que a diario queda en evidencia con los controles de alcoholemia, los accidentes y las imprudencias que se repiten en las carreteras.
Un nuevo caso ha quedado registrado en la autovía A-2, a la altura de la comarca del Pla d’Urgell, en Lleida, donde un conductor bajo los efectos del alcohol puso en peligro al resto de usuarios comuna conducción errática. Los Mossos d’Esquadra han difundido, a través de sus redes sociales, las imágenes del vehículo circulando en zigzag, invadiendo el segundo carril y el arcén en una clara demostración de imprudencia al volante.
Tras recibir varios avisos, la policía activó un dispositivo para desviar el tráfico y evitar riesgos mayores. Aun así, el coche acabó chocando contra la valla lateral a baja velocidad. No hubo heridos, pero el conductor quedó a disposición judicial.
Conducir con una cantidad superior a 0,60 mg/l de alcohol en aire espirado se considera delito y puede acarrear penas de prisión
El test de alcoholemia confirmó una tasa de 1,18 mg/l en aire espirado, más de cuatro veces el máximo legal. Conducir con una cantidad superior a 0,60 mg/l ya se considera delito, con penas que pueden ir desde trabajos en beneficio de la comunidad hasta seis meses de prisión, además de la retirada del carnet de uno a cuatro años.
Este caso pone de manifiesto cómo el alcohol puede alterar gravemente las capacidades de un conductor, incluso en niveles relativamente bajos. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), con una tasa de alcohol de 0,15 mg/l, los primeros efectos ya se notan en la capacidad de concentración y en la coordinación, lo que dificulta la conducción.
A partir de 0,3 mg/l, equivalente a una copa de vino, los reflejos se ralentizan y la visión empieza a verse afectada. Cuando se supera los 1,2 mg/l, como en este caso, los efectos son mucho más peligrosos: el conductor pierde la capacidad de reaccionar ante imprevistos y la percepción de velocidad y distancia se distorsiona gravemente, lo que aumenta el riesgo de accidente.
El Gobierno está a punto de aprobar una nueva normativa que rebajará los límites de alcoholemia permitidos, de manera que una copa de vino bastará para dar positivo
De cara a reducir los riesgos asociados al consumo de alcohol al volante, el Congreso de los Diputados está a punto de aprobar una propuesta que establecería límites más estrictos de alcoholemia. La nueva normativa reduciría la tasa máxima permitida de 0,25 mg/l de aire espirado a 0,10 mg/l. De aprobarse, esta medida haría que conductores que consumen incluso una sola copa de vino puedan superar el límite legal, lo que refuerza la importancia de la responsabilidad al volante.
Evidentemente, no existen fórmulas milagrosas para reducir de forma rápida el nivel de alcoholemia. Falsos mitos como masticar chicle o granos de café no tienen ningún efecto sobre el alcoholímetro y la única forma de garantizar una conducción segura es esperar a que el cuerpo lo elimine completamente.
Para ello, lo único efectivo es el paso del tiempo o ceder la conducción a una persona que no haya consumido alcohol, evitando así poner en riesgo la propia vida y la de los demás.