Leonardo Dantés, cantante: “Todo cambió en 1981 cuando me robaron el coche y apareció al cabo de varios meses en un estado lamentable; desde entonces no he vuelto a conducir”
VIP sobre ruedas
Leonardo confiesa que su paso por 'Crónicas Marcianas' fue una experiencia agridulce: “La parte buena es que se popularizaron muchas de mis canciones, pero lo que no me agrada es que algunos me consideren el tonto del pueblo o un personaje extravagante sin más”

Leonardo Dantés es un cantante que se hizo famoso en el programa de 'Crónicas marcianas'

El baile del pañuelo, No cambié o Tiene nombres mil no son solo canciones que pasaron por la televisión retumbando en Crónicas Marcianas; son cápsulas del tiempo que resumen, con ironía y verdad, a uno de los personajes más singulares de la música popular española: Leonardo Dantés. Autor de canciones memorables para Los Chunguitos, Manolo Escobar, Raffaella Carrà o Lola Flores -y creador de la pionera Enamorado de Javier, una canción sin coartadas-, su sabor kitsch se amplificó en las noches televisivas para después reinventarse desde la serenidad de su pueblo natal, San Vicente de Alcántara.
Ahora, con Superestar, la serie de Netflix que recupera con humor y cariño aquel universo bizarro de la noche española, se hace carne de nuevo en el presente cultural. Hoy lo descubrimos desde un lugar poco explorado: su forma de recorrer la vida sin coche desde 1981 y con Portugal como único país que ha visitado, más allá de nuestras fronteras. Pocas veces alguien ha llegado tan lejos moviéndose tan poco, y quizás por eso sus viajes, aunque breves, han tenido siempre algo de definitivo.
Leonardo Dantés, ¿qué es eso de que no conduces desde 1981?
Me saqué el carnet en 1980, en Madrid, pero básicamente conducía cuando iba a mi tierra, a Extremadura, porque en la ciudad siempre ha habido muchísimo tráfico. Todo cambió en 1981, cuando me robaron el coche y apareció al cabo de varios meses, en un estado bastante lamentable. Como tampoco me gustaba mucho conducir, decidí que me movería en transporte público: tren, autobús, avión o taxi. Desde entonces no he vuelto a conducir.
¿Qué coche tenías?
Tenía un Seat 850 de color azul. Mi color favorito.

El tema es que resulta chocante que decidieras no volver a coger una curva…
No es que en ese momento decidiera no volver a coger un coche; simplemente, pasó el tiempo y no le puse mucho interés. Entiendo que a muchas personas les gusta conducir e incluso les relaja, pero a mí, en algunos momentos, me ponía un poco nervioso.
¿Se te daba bien conducir?
Bueno, normalito. El teórico lo saqué a la primera y el práctico a la segunda.
¿Lo has echado de menos alguna vez?
No, porque a veces voy con amigos, y otras en taxi o en medios de transporte públicos, por lo que no lo he necesitado. De todos modos, sé que tener coche te da mucha autonomía, pero para el que le guste.
Para ir de mi pueblo a Badajoz, el autobús pasa por varios tanatorios y cementerios, y me entristezco un poco cada vez que los veo”

A día de hoy, ¿por dónde te mueves?
Vivo desde hace 19 años en mi pueblo, en San Vicente de Alcántara, el lugar donde nací. Me fui a Madrid con 17 años y estuve allí muchísimo tiempo, pero, al final, decidí volver. Desde aquí me muevo para ir a Badajoz o a Madrid, siempre en autobús. Otras veces, según el destino, voy en tren, en avión o en taxi.
¿Qué es lo que llevas peor del transporte público?
El transporte público, en general, está bastante bien. Pero sí hay algo que me entristece: para ir de mi pueblo a Badajoz, el autobús pasa por varios tanatorios y cementerios, de los pueblos que hay en el camino, y eso me afecta un poco cada vez que los veo.

Hablando de transporte público, y teniendo en cuenta que tú eres un personaje público. ¿Te reconocen de forma habitual?
Sí, me reconocen y a veces se quieren hacer fotos conmigo. Pero no es lo mismo que me pasaba allá por los años 2000, cuando vivía en Madrid y salía en la tele prácticamente a todas horas. De hecho, entonces casi siempre iba en taxi porque viajar en transporte público acababa siendo un poco agobiante. Ahora, después de 19 años en mi pueblo, la gente me sigue recordando, pero todo es más tranquilo.
Leonardo, ¿hay alguna canción tuya que tenga un ritmo pensado para el movimiento? ¿El baile del pañuelo?
Normalmente, las canciones tienen mucho movimiento y, de hecho, la más popular es la que has mencionado, El baile del pañuelo. Aunque tiene ya 25 años -la saqué en el 2000-, la gente la sigue recordando y la pide cada vez que me ve. Siempre que actúo, sacan pañuelos, servilletas o lo que tengan a mano, y comienzan a moverse… Es un espectáculo muy bonito. Más allá de los temas rítmicos, también me gusta la canción melódica: la balada, el tango, la ranchera o la copla.
Aunque no conduzcas, ¿frenas con los pies cuando otro conduce?
¡Sí! Creo que eso nos pasa inconscientemente a la mayoría de la gente.
En la época de 'Cronicas marcianas' casi siempre iba en taxi porque viajar en transporte público acababa siendo un poco agobiante porque era muy popular”

Lo que está claro es que has viajado en coche, sentado al lado o atrás, en tren o en avión, ¿cuál ha sido el viaje de tu vida?
El viaje de mi vida fue ir a Madrid con 17 años para examinarme en unas oposiciones bancarias. Había estudiado bachillerato y también auxiliar administrativo y, aunque no estaba seguro de aprobar, pensé que si no lo conseguía, igual podía colocarme en alguna oficina, como finalmente pasó. No aprobé todos los ejercicios, pero a los pocos días de estar en Madrid conseguí trabajo en una empresa de material eléctrico para coches. Personalmente, yo contaba con experiencia porque mi padre tenía en el pueblo una fábrica de corchos de la que yo, con 17 años, llevaba la contabilidad. Ese fue el viaje de mi vida. De hecho, Madrid y Barcelona son dos lugares donde uno puede, creo yo, conseguir sus sueños si quiere tener éxito.
¿En alguna de tus etapas profesionales has agradecido más el sentarte dentro del coche y estar contigo mismo?
Sí, me gusta la soledad, pero no siempre; más que estar con mucha gente, prefiero compartir tiempo con alguien con quien pueda charlar tranquilamente. Me siento cómodo con una persona o dos como máximo, aunque la popularidad no me ha agobiado. No me incomoda cuando alguien quiere hacerse una foto conmigo porque lo veo como una muestra de cariño o admiración.

Si tu trayectoria pudiera hablar, ¿qué historia crees que contaría de aquellos tiempos de Crónicas marcianas?
La sensación que conservo de esa experiencia es agridulce. Por un lado, fue bonito salir en Crónicas marcianas, que fue visto por muchísima gente y tuvo un éxito enorme. Muchas de mis canciones se popularizaron en este programa de Javier Sardá, aunque también en otros. Lo negativo es que hay personas que no conocen bien mi trayectoria y me ven como el friki de la tele, el del baile del pañuelo, el de nombres mil... No me gusta que algunos todavía me consideren el tonto del pueblo o un personaje extravagante, sin más.
Llevo muchos años luchando para que se conozca mejor mi obra. Además de esas canciones festivas, tengo otros temas y poemas mucho más profundos. No sé si lo conseguiré, porque cuando te ponen una etiqueta, cuesta muchísimo quitártela. Lo bonito es que, por ejemplo, cuando doy un concierto y canto veintitantas canciones, la gente suele decirme al terminar: “No sabíamos que cantaras tan bien”, porque no es lo mismo interpretar un tema efectivo, que no luce vocalmente, que cantar algo más serio, y ahí la gente te valora de otra manera.
¿Qué charla con un taxista o chófer de producción no olvidarás?
Recuerdo que antes de Crónicas marcianas, aunque el boom fue con ellos, yo ya había grabado discos y tenía mis fans. Conocí a un chico, un joven taxista, que se enamoró de mis canciones y las llevaba sonando todo el tiempo. Después de eso, mantuvimos el contacto y él seguía igual, escuchándolas constantemente. Cada vez que nos veíamos hablábamos sobre todo de música.
Solo he salido de España para ir a Portugal, porque aquí tenemos de todo y nunca he sentido la necesidad de conocer otros lugares más alejados”

Leonardo, tus únicos viajes, fuera de España, han sido a Portugal…
Mi pueblo, San Vicente de Alcántara, está a pocos kilómetros de Portugal, así que a veces voy con familiares o amigos a algunos pueblos cercanos. Por ejemplo, Portalegre, Castelo de Vide... Pero fíjate, nunca he ido a la capital, a Lisboa. Parece mentira que alguien como yo, que me he movido constantemente por actuaciones durante tantos años, no haya salido al extranjero más allá de Portugal. Pero bueno, así ha sido. Hay ciudades que tengo en mente visitar, como París o el Caribe, que me llaman mucho la atención, pero lo cierto es que en España tenemos de todo: es un país muy variado y precioso, que nunca me ha hecho sentir una necesidad real de conocer otros lugares más alejados.
¿Qué te llama más la atención de Portugal?
Lo que me llama realmente la atención de Portugal es que, cuando voy, me da la sensación de volver medio siglo atrás. Aunque hay de todo, el ambiente me recuerda a los años de mi niñez. Me parece un país melancólico, y eso me gusta, porque aunque tengo mucho sentido del humor, también tengo esa parte más melancólica y romántica.
¿Te gusta su música?
Cuando he ido allí, a veces, he descubierto que tienen una música superbonita, más allá de los fados, que son muy melancólicos y me gustan. En ocasiones pienso que es una que en España no se conozcan prácticamente a los cantantes portugueses. Pero me he dado cuenta de que allí pasa lo mismo. Quitando a las grandes figuras como Julio Iglesias, Pablo Alborán y algunos más, la música española en general tampoco se conoce.

Has ido a Portugal, pero tu música y La Morena de la Gorra te llevan constantemente por toda España…
Pues sí. La Morena de la Gorra, una chica nacida en Cataluña que vive en Badajoz desde hace tiempo, me escribió, hace un par de años, diciéndome que le haría mucha ilusión grabar una canción conmigo. Le pedí que me mandara algo que tuviera preparado. La primera que me envió me pareció demasiado rockera para mi estilo, pero la segunda ya era una balada y pensé que podría quedar bien hacer un dúo. Grabamos un tema mío que se llama Miguel Miguel, cuyo título original era Enamorado de Javier, que compuse en 1978 y salió publicado en enero del 79. Esa canción, que se sepa, fue la primera en España que hablaba de un amor entre dos personas del mismo sexo, y cuando se publicó llamó bastante la atención por la temática. Se la propuse a la Morena de la Gorra, que se llama Maite; le encantó y la grabamos. La conexión entre los dos fue tan buena que seguimos trabajando juntos y, hasta hoy, ya hemos grabado 12 canciones.
¿Cuáles son tus lugares favoritos de España?
Pienso que todos los sitios de España tienen su encanto, pero si tengo que elegir me quedo con Sevilla. De pequeño veía muchas películas andaluzas, sobre todo ambientadas en esta ciudad y me encantaba lo que mostraban. Cuando fui por primera vez, hace muchos años, a primera vista me desilusionó un poco, porque no me pareció que tuviera ese encanto que mostraban las películas. Pero luego, al conocerla mejor, me gustó.
Los personajes que salimos en 'Superestar' viajamos pocas veces juntos, porque hubo algunos rollos bastante chungos que no me dejaron buen recuerdo”

La serie de Netflix, Superstar, y el documental Sigo siendo la misma, han devuelto el recuerdo de toda una época… ¿Cómo ha sido revivir todo esto de nuevo?
Pues, como decía antes, aunque esa época me dejó un recuerdo agridulce, la serie y el documental están muy bien hechos y me han gustado mucho. El actor que me interpreta, Secun de la Rosa, es buenísimo y lo ha hecho de forma magistral. En algunos planos incluso pensaba que era yo, aunque físicamente no nos parecemos tanto. Y es que ha clavado mis expresiones y mi forma de hablar. Además, han tratado a los personajes con mucho respeto. Por mi parte, he quedado muy satisfecho, tanto con el documental como con la serie.
Imagino que con Yurena, entonces Tamara y Toni Genil, más de una vez compartisteis viaje…
Algunas veces los personajes que salimos en la película viajamos juntos, pero no muchas, porque ahí hubo algunos rollos bastante chungos que no me dejaron buen recuerdo. La mayoría de veces cada uno iba por su lado. Con Yurena, fuera de Madrid, creo recordar que solo estuvimos en dos sitios: en Canarias y el País Vasco, si no me falla la memoria. En realidad, el dúo que hicimos duró muy poco; lo que pasa es que fue muy fructífero porque la canción No cambié, como sabes, fue un bombazo. Yo diría que fue la canción más popular del año en España, o al menos una de las más escuchadas; se oía por todas partes. Después nos separamos por decisión de ella y cada uno siguió su camino, sin malos rollos ni problemas.
¿A qué lugar fuiste a actuar y no vas a olvidar?
En Sevilla, di un recital de poemas y canciones de Gustavo Adolfo Bécquer que jamás olvidaré. Fue en el Ateneo de Sevilla, donde canté diez de sus rimas y recité otras diez. Al mismo tiempo, una señora que, para mí, es la mayor fan del poeta, iba contando anécdotas de su vida. Otra que tengo muy presente es la primera que hice en un teatro: tenía 15 años y vino a mi pueblo un teatro ambulante, de esos de madera que ya no existen. Hicieron un concurso de aficionados, me presenté y, aunque quedé tercero, el presentador dijo que, para él, el mejor había sido yo. Como fue la primera vez que subí a un escenario, se me quedó grabado para siempre.

¿Dónde pasa las vacaciones Leonardo Dantés?
Depende. Normalmente, no voy de vacaciones como tal; suelo aprovechar las actuaciones y tomármelas un poco como descanso, así que no voy a un sitio en concreto solo por vacaciones. Pero cuando era más joven, me gustaba ir a Andalucía, especialmente a la playa de Málaga. Me encantaban sitios como Torremolinos, Benalmádena o Marbella.
Si tuvieras que elegir una escena de las películas en las que has aparecido, como Torrente 5, ¿cuál sería?
Sería precisamente la de Torrente 5, porque era una escena muy graciosa. Me llamaron de la productora de Santiago Segura, con quien tengo muy buena relación e incluso llegamos a grabar juntos dos canciones mías, y me ofrecieron hacer un cameo sin texto. No me apetecía mucho, pero acabaron convenciendo. Recuerdo que el día de la grabación Santiago estaba especialmente contento y había muy buen ambiente, así que le dije: “Santiago, ¿podrías ponerme algo de texto?” y me respondió que sí. Estuvimos improvisando allí mismo, sobre todo él, que tiene un ingenio enorme y, al final, aunque salí poco tiempo, fue una escena muy graciosa, tanto, que hasta la pusieron en el tráiler.
¿Con qué artista te gustaría compartir una escapada?
Con Pablo Alborán, me encanta. Lo que me gustaría es hacer una escapada solo con él, tranquila, para poder charlar a gusto, sin demasiada gente alrededor. No me refiero a un viaje con más personas; lo que me gustaría es ir con él a un sitio donde no hubiera nadie, hablar con calma de la música, de la vida… También me encantaría una escapada así con Rosa López, que me parece la persona más bondadosa que he conocido en la vida.
Conocer a Leonardo Dantés es desmontar ideas preconcebidas y descubrir que detrás del personaje hay un hombre que ha vivido a su ritmo, sin prisas, sin escapadas de postal y sin necesidad de moverse demasiado para tener algo que contar. Su forma de estar en el mundo no responde a modas ni mapas; es la de alguien que ha hecho del pueblo, del recuerdo y de lo cotidiano su mayor fuente de inspiración. En tiempos donde todo parece acelerado, hay algo profundamente valiente en no irse a ningún sitio y seguir dejando huella.

