La DGT advierte sobre los peligros de la lluvia y aconseja cómo conducir con el asfalto mojado para mejorar la seguridad en la carretera
Recomendaciones
las precipitaciones incrementan hasta en un 70 por ciento la incidencia de accidentes en España

Unos limpiaparabrisas en buen estado nos ayudarán a ver mejor la carretera en días de lluvia

La lluvia es uno de los principales enemigos de los conductores. Según la Dirección General de Tráfico (DGT), las precipitaciones incrementan hasta en un 70 por ciento la incidencia de accidentes en España. Por ello, antes de salir a la carretera, conviene mirar el parte meteorológico: si hay previsión de lluvias fuertes, lo mejor es evitar coger el coche o la moto. En el caso de que sea imposible posponer el desplazamiento o hacerlo en un medio de transporte alternativo, hay que extremar la precaución al volante o al manillar del vehículo a motor.
Con las primeras gotas, el polvo, la grasa y el aceite acumulados en el asfalto forman una fina capa que aumenta el riesgo de deslizamiento de los neumáticos en la carretera. Cuando la lluvia es intensa, disminuye la visibilidad y puede producirse el temido efecto aquaplaning, que puede hacernos perder el control del vehículo.
Para evitar que la lluvia nos juegue una mala pasada al volante, la DGT recomienda seguir una serie de precauciones que vamos a desgranar a continuación.
1. Conducir con moderación

Disminuir la velocidad es esencial en carreteras mojadas, ya que el asfalto resbaladizo aumenta la distancia de frenado y reduce la adherencia de los neumáticos. Asimismo, debemos conducir con suavidad para anticiparnos a las decisiones que debamos tomar, sobre todo en las maniobras para evitar la pérdida de control del vehículo.
2. Aumentar la distancia de seguridad y de frenado

Con el suelo deslizante por lluvia es adecuado aumentar considerablemente la distancia de seguridad respecto al coche que nos precede. Hay que tener en cuenta que ante una frenada imprevista el comportamiento del vehículo no es el mismo sobre el asfalto mojado que seco. Según diversos estudios, la diferencia entre frenar en asfalto seco a 90 km/h o hacerlo con el piso mojado es de 32 metros más. Por ello, es imprescindible también aumentar la distancia de frenado.
Encender las luces

Cuando disminuye la visibilidad es muy recomendable encender las luces de cruce. Es lo mejor para ver y ser vistos. En los coches que disponen de un sistema de encendido automático, hay que asegurarse de que el sensor ha funcionado bien y las ha activado. Si no es así, habrá que hacerlo de forma manual para cambiar la luz día por el alumbrado de cruce.
4. Evitar charcos profundos

En la medida de lo posible debemos sortear los charcos profundos que nos encontremos en la carretera. Si es inevitable pasar por encima de una acumulación de agua debemos hacerlo a una velocidad mínima para evitar el temido efecto aquaplaning. Si, a pesar de todo, perdemos el control del coche debemos reaccionar con calma, levantando el pie del acelerador y sujetar con firmeza el volante hasta que las ruedas recuperen adherencia. Lo que nunca hay que hacer ante una situación como esta es frenar de golpe ni variar la dirección del volante.
5. Precaución con las hojas

Cuando llueve, las hojas caídas de los árboles se convierten en una alfombra aparentemente inofensiva, pero hacen que la adherencia sea tan baja como en una carretera en plena nevada. Por lo tanto, hay que evitar las zonas donde las hojas tapen totalmente la carretera y no realizar frenadas bruscas. En el caso de que el coche patine al pasar sobre un manto de hojas, no se debe forzar la trayectoria del volante hasta recuperar la dirección.
Desempañar los cristales

Con lluvia y frío lo normal es que las lunas del coche tiendan a empañarse. Para desempañar los cristales lo más adecuado es mezclar el aire acondicionado con el calor de la calefacción y dirigir esta mezcla hacia la luna delantera. Antes, no obstante, debemos cerciorarnos de que las salidas de aire están abiertas.
7. Revisar los neumáticos

En todos los casos es imprescindible comprobar el estado de los neumáticos, pero aún lo es mucho más cuando hemos de circular sobre una superficie mojada y resbaladiza. Hay que recordar que la profundidad mínima del dibujo de un neumático debe ser de al menos 1,6 milímetros, pero es recomendable no dejar que se desgasten tanto. Además, deben estar inflados con la presión adecuada recomendada por el fabricante.

