Los síntomas invisibles del envejecimiento: lo que marca tu edad real es el estado de tus órganos

Salud

Cada órgano envejece a un ritmo distinto, pero todos ellos están influidos por los mismos factores, especialmente la alimentación o el estilo de vida

“Puede que suene simple y aburrido, pero la evidencia es muy clara; son solo 6 hábitos de vida los que nos harán vivir una segunda mitad de vida que realmente pueda valer la pena”

El envejecimiento es distinto en cada persona, dependiendo de diversos factores, como los genes.

El envejecimiento es distinto en cada persona, dependiendo de diversos factores, como los genes.

Las arrugas del rostro, las canas en el pelo y el encogimiento de la postura corporal representan algunas de las señales más comunes que delatan el envejecimiento de una persona. Al menos, en lo que se refiere a su apariencia externa. Ya que los órganos también se ven afectados por este proceso fisiológico natural. Las células se vuelven menos capaces de dividirse y el funcionamiento óptimo de los órganos disminuye, el músculo cardíaco se vuelve menos eficiente, se complica el control de la temperatura corporal, los huesos y los músculos se vuelven más delgados y frágiles, se ralentiza el sistema digestivo, disminuyen las conexiones neuronales. Estos son algunos efectos comunes del envejecimiento, apuntan los especialistas de la Universidad de Harvard. Pero, añaden, hay que tener en cuenta que cada persona envejece a un ritmo y en un grado diferentes.

Existen diversos factores que condicionan el envejecimiento de cada individuo, acelerándolo o ralentizándolo, como pueden ser la alimentación, la práctica de ejercicio, la genética, los hábitos, el estilo de vida y otros tantos más. Todo ello afecta en cómo envejecen los órganos y esto, a su vez, está directamente ligado a la longevidad y la calidad de vida, tal y como señalan estudios al respecto. Y uno de los órganos más afectados por este proceso no es otro más que el cerebro.

Las personas con órganos más jóvenes son más longevas 

Un estudio reciente realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Stanford, publicado en la revista especializada ‘Nature Medicine’, ha determinado que las personas con órganos biológicamente más jóvenes presentan un riesgo “significativamente” menor a la hora de desarrollar enfermedades, si se compara con aquellas personas con órganos más envejecidos. Para llevar a cabo este hallazgo se analizaron el cerebro, el pulmón, el hígado, el riñón, el intestino, el corazón, el páncreas, los músculos, el tejido inmunitario, el tejido adiposo y la arteria de una muestra de 44.498 personas. A fin de estimar la edad biológica de cada uno de ellos, se emplearon biomarcadores de proteínas.

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Cada órgano envejece a un ritmo distinto, por lo que se pueden encontrar organismos que presenten diferentes edades biológicas para cada uno de ellos. Además, se determinó que la acumulación de órganos envejecidos incrementa progresivamente el riesgo de mortalidad, ligado a la aparición de enfermedades. Por tanto, cabría diferenciar entre la edad convencional de una persona, vinculada a los años que han pasado desde su nacimiento, y su edad biológica, determinada por el estado en el que se encuentran sus órganos y el nivel de deterioro de estos. Por otra parte, los resultados de esta investigación apuntan al cerebro y al sistema inmunitario como dos grandes condicionantes de la longevidad.

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