España gasta en producir y exportar fruta y verdura el doble del agua que usan todos sus hogares

La gran paradoja hídrica

Un estudio de Greenpeace revela la enorme huella hídrica de la agroindustria española, concentrada en zonas afectadas por sequía y desertificación como la Comunidad Valenciana, Andalucía, Catalunya y Murcia

Un temporero recogiendo melocotón en Alcarràs.

Un temporero recogiendo fruta en Alcarràs: la Comunidad Valenciana, Andalucía, Catalunya y Murcia son las principales regiones exportadoras

Anna Berga

El consumo de agua para la producción de frutas y verduras en España destinadas a la exportación ha duplicado en 2024 el total de todos los hogares españoles. Éste es el dato más impactante que se extrae del informe 'España, el frutero de Europa', presentado este jueves por Greenpeace. La organización ecologista denuncia el impacto social y ambiental del actual modelo agroindustrial español que está exportando cada año “miles de millones de litros de agua en forma de frutas y verduras, principalmente desde provincias mediterráneas donde la escasez hídrica es cada vez más grave”.

La investigación muestra cómo el modelo agroindustrial consolida a España como un gran exportador de agua a Europa, a pesar de ser el país de la región más afectado por la desertificación, según ha denunciado la organización. En 2024 -un año marcado por la sequía- “la huella hídrica de las exportaciones alcanzó 4.613 hm3 de agua, más del doble de los 2.212 hm3 consumidos por todos los hogares españoles”. Esta cifra equivale a la mitad del caudal anual del río Ebro, el más caudaloso del país.

Las regiones productoras son las más afectadas por la sequía y desertificación

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Héctareas de cultivos en invernadero en Almería

Getty

Para llegar a esta conclusión, Greenpeace ha calculado la huella hídrica de los productos en las diferentes regiones, esto incluye la huella azul (agua de riego), la huella verde (agua de lluvia) y la huella gris (agua utilizada para diluir contaminantes de fertilizantes).

Tras combinar estos datos con las cifras oficiales de exportación, la organización concluye que la producción de frutas requiere más agua que la de hortalizas. Aunque las cantidades son similares -5.690 millones de kilos de frutas y 5.183 de hortalizas-, las frutas concentran el 66 % de la huella hídrica exportada, frente al 18 % de las hortalizas. El 16 % restante corresponde a otros productos como frutos secos, con alta huella hídrica.

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Los principales destinos de estas exportaciones son Alemania, con 1.156 hm3 (25,1 %); Francia, con 829 hm3 (18 %); Italia, con 489 hm3 (10,6 %); y Reino Unido, con 352 hm3 (7,6 %). Sólo Alemania recibe el equivalente a algo más de la mitad del agua consumida por los hogares españoles en todo un año. La Comunidad Valenciana, Andalucía, Catalunya y la Región de Murcia encabezan la lista de “exportadores de agua”.

“El problema no es el regadío, sino las grandes macroexplotaciones agrícolas de regadío, sustentadas en muchas ocasiones por fondos de inversión, que acaparan el agua y expulsan a los pequeños y medianos agricultores, generando un problema medioambiental y social”, ha declarado Julio Barea, responsable de la campaña de Agua de Greenpeace.

La organización ecologista ha advertido de que “en un país que sufre cada vez más calor y sequías, no se puede permitir el lujo de que el agua sea exportada para el enriquecimiento de unos pocos”.

El problema son las grandes explotaciones agrícolas de regadío, que acaparan el agua y expulsan pequeños y medianos agricultores

Julio BareaGreenpeace
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Una mujer recolectando fresas en una explotación agrícola de Palos de la Frontera (Huelva).

EFE

Sara del Río, responsable de la investigación, ha insistido en la gravedad de los resultados. “Llama la atención el creciente negocio de exportación de frutas y verduras ante los problemas de escasez de agua que está afrontando el sector, y sobre todo, los pequeños agricultores y agricultoras. Por eso hemos querido conocer el impacto hídrico que está significando este modelo hecho a medida para millonarios”.

Además del impacto ambiental, el informe advierte que el actual modelo expulsa a pequeños y medianos productores en beneficio de grandes empresas y fondos de inversión. En la última década, las pequeñas explotaciones han perdido alrededor de 287.000 puestos de trabajo (unidades de trabajo anuales), prácticamente la mitad de su mano de obra. Mientras tanto, las sociedades mercantiles propietarias de explotaciones han aumentado hasta alcanzar las 35.000, casi un 70 % más en una década. Asimismo, las grandes fincas de más de 50 hectáreas suponen ya 17 millones de hectáreas, cerca del 73 % de toda la superficie agraria utilizada en España.

Greenpeace ha recordado que la agricultura es una pieza clave en la economía española, con exportaciones agrícolas superiores a los 18.000 millones de euros en 2024. Además, la capacidad del sector agrícola de estar tan ligado al territorio permite fijar población. Sin embargo, la organización ve con preocupación la evolución que está experimentando este modelo: cada vez más empresas de la agroindustria y fondos de inversión concentran intereses en el sector, mientras la agricultura familiar se debilita.

Esto ha provocado que organizaciones como la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) hablen de “uberización del campo”, donde desaparecen paulatinamente los pequeños productores y los grandes acaparan más negocio y más agua desde las capitales.

Ante esta problemática, la organización ecologista plantea la necesidad de reconocer el agua como un derecho humano y bien común, no como mercancía, y garantizar la alimentación como un derecho y no un negocio. También propone limitar el uso y la exportación indirecta de agua mediante cultivos intensivos y frenar la expansión de regadíos. Establecer una reasignación justa del recurso que priorice a la agricultura familiar y sostenible.

Ha propuesto, asimismo, cumplir estrictamente la Directiva de Nitratos para frenar la contaminación; asegurar que la modernización de regadíos no implique mayor producción y garantizar transparencia y participación ciudadana en la gestión del agua.

La próxima semana se reunirán en la feria Fruit Attraction numerosos representantes del sector agroindustrial y de diversas administraciones, por lo que Greenpeace confía en que encuentren un espacio para reflexionar sobre el reparto justo del agua y la necesidad de apostar por un modelo agrícola que proteja tanto al medioambiente como a los pequeños agricultores.

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