¿Cuánto CO2 deben reducir los países para frenar el calentamiento catastrófico del Mediterráneo?
Los países de la región del Mediterráneo deberían reducir sus emisiones un 6% cada año a partir de 2030 para poder alinearse con los objetivos del Acuerdo de París y evitar un aumento de temperaturas por encima de los 2ºC. Así lo indica un nuevo informe del Basque Centre for Climate Change (BC3), el Centro Vasco para el Cambio Climático, el primero de este tipo que se hace para el conjunto de los países ribereños del Mediterráneo.
El informe señala que la región mediterránea (que sufre un calentamiento por encima de la media mundial) está en camino de agotar próximamente el llamado presupuesto de carbono; es decir, la cantidad de emisiones de gases que puede arrojar a la atmósfera para no rebasar el rango menos ambicioso de las metas del Acuerdo de París (un calentamiento de 2ºC).
El resultado es que, a menos que los países reduzcan las emisiones en torno a un 6 % anual entre 2030 y 2050, la región superará los objetivos climáticos mundiales, lo que pondrá en un riesgo cada vez mayor a los seres humanos y a los ecosistemas.
Unn total de 21 estados ribereños
El estudio alcanza estas conclusiones al analizar las trayectorias de emisión de gases de 21 países de las dos orillas del Mediterráneo (firmantes del Convenio de Barcelona) y la asignación del presupuesto de carbono restante correspondiente.
Numerosas evidencias muestran un calentamiento acelerado en la región mediterránea. Una prueba es que, según los datos del Centro Mediterráneo de Estudios Ambientales, la temperatura superficial del mar ha aumentado 1,5 °C en los últimos 40 años, lo que amenaza la estabilidad climática y el bienestar de toda la vida en la región.
En este punto los estudios resaltan sobre los efectos dramáticos que puede tener el aumento de temperaturas y las consecuencias asociadas en la cuenca mediterránea.
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La meta: evitar un calentamiento de 2ºC
Sin embargo, “lamentablemente, a pesar de las abrumadoras pruebas sobre el impacto desproporcionado del cambio climático en el Mediterráneo, la mayoría de los Estados de la región no están tomando la iniciativa en los esfuerzos de descarbonización necesarios», afirma Carlos Bravo, especialista en políticas oceánicas de OceanCare, la entidad que ha encargado el estudio.
Muchas voces consideran que ya es imposible evitar el calentamiento por debajo de 1,5 °C, respecto a las temperaturas de la era preindustrial, como recoge como primera meta el Acuerdo de París. De hecho, ese umbral ya se superó el año pasado (aunque hay que tener en cuenta que esa superación debe darse de media durante dos décadas, para ser considerada como tal). Por eso, dado que esa meta ya no se puede alcanzar, muchas voces proponen centrar la atención en el límite de los 2ºC.
La acción de descarbonización para no sobrepasar el límite de 2 °C se juzga posible y es, a la vez, también una obligación en virtud del Acuerdo de París; pero igualmente se requieren tomar medidas.
“El momento en el que la transición ecológica se podía plantear como un cambio gradual ya pasó, según muestran los resultados de este estudio”; y por eso, los retrasos en la acción climática de los Estados “nos aboca a acelerar la transición o afrontar las consecuencias del caos climático”, señala o María Victoria Román, autora principal del informe del BC3 .
En base a las contribuciones de los países
El informe evalúa las diferentes alternativas para distribuir el llamado presupuesto de carbono restante y hace una proyección de cuáles son las trayectorias que seguirán las emisiones de gases de los países desde 2030 hasta 2100, basándose en los datos de los planes de acción climática entregados por los países a la secretaria del Convenio de Cambio Climático de Naciones Unidas (las llamadas contribuciones determinadas a nivel nacional o NDC por sus siglas en inglés)
El informe concluye que todos los países deben acelerar la reducción de emisiones a partir de 2030, ya que el presupuesto de carbono de la región (para evitar un calentamiento de 2ºC) se agotará en 2035 si se mantienen los niveles de emisiones de 2023. Éstas deben reducirse un 6 % anual de media entre 2030 y 2050.
Por otra parte, según uno criterios de asignación, varios países ya han superado su cuota justa y tendrían que detener las emisiones en 2031.
Drásticos recortes
Y considerando la regla de asignación según la renta per cápita, la región mediterránea se “beneficiaría” (recibe) un mayor presupuesto de carbono (en comparación con los criterio de las otras reglas), lo que requiere una reducción anual media del 5% entre 2030 y 2050. De esta manera, las emisiones medias per cápita deben reducirse de las 4,24 tCO₂ actuales a 2,14 tCO₂ en 2050.
Los retrasos en la adopción de medidas harán que la mitigación sea mucho más abrupta y costosa.
El informe destaca las repercusiones que comporta la extracción de combustibles fósiles y apunta que una parte significativa de estas reservas deben permanecer sin explotar para cumplir los objetivos climáticos.
“Los países mediterráneos deben ser coherentes con el acuerdo alcanzado en la conferencia sobre cambio climático de la ONU (COP28, en Dubái) y comenzar la ´transición para abandonar los combustibles fósiles’ [como allí se dijo]de manera justa, ordenada y equitativa, marcando el comienzo del fin” de la era de los combustibles fósiles, añadió Carlos Bravo.
El informe El Convenio de Barcelona ofrece una plataforma fundamental para la cooperación y el diálogo regionales, que permite a los países desarrollar planes de acción colectivos que equilibran la protección del medio ambiente, la equidad y la estabilidad económica. La 24ª Reunión de las Partes Contratantes del Convenio de Barcelona (COP 24) se celebrará del 2 al 5 de diciembre de 2025 en El Cairo, Egipto.


