El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha hecho un llamamiento para que la cumbre sobre cambio climático (COP30) alcance un acuerdo sobre la controversia que enfrenta a los países en torno a la propuesta sobre un progresivo abandono de los combustibles fósiles para dar paso a las energías renovables.
“¿Cuánto más debemos sufrir?”, se preguntó António Guterres en la COP30 antes de alertar de que las comunidades más afectadas por la crisis climática ya habían escuchado suficientes excusas y exigen resultados.
El secretario general de la ONU se encuentra en Belém para instar a las naciones del mundo a alcanzar compromisos en las últimas horas de la COP30 y acelerar la acción climática: “Estamos contra el reloj y el mundo está observando. No hay nada más importante en juego”, sentenció.
Declaró que las reducciones de emisiones prometidas hasta la fecha por los países -contribuciones determinadas a nivel nacional, según la jerga de la ONU- provocarían un aumento de la temperatura global de más de 2 °C.
“Eso es una sentencia de muerte para muchos… debemos actuar con mucha más rapidez, con una reducción drástica de las emisiones”.
Por ahora, sin acuerdo
La cumbre no logró alcanzar un acuerdo en el autoimpuesto plazo concedido hasta este miércoles para lograr el consenso sobre el aumento de financiación climática a las naciones pobres y la transición hacia energías renovables.
“Aplaudo los llamamientos a favor de un mecanismo de transición justa y la creciente coalición que pide claridad sobre la transición hacia energías renovables”, declaró Guterres.
A falta de 48 horas para que finalice la conferencia los desacuerdos son evidetes.
“Una cosa está clara: estamos en la recta final y el mundo está pendiente de Belém”, declaró Guterres. “Hago un llamamiento a todas las delegaciones para que muestren voluntad y flexibilidad”.
El asunto más controvertido
El futuro de los combustibles fósiles se ha convertido en un punto central de las dos semanas de negociación.
Siguiendo la invitación de Brasil, más de 80 países, tanto desarrollados como en desarrollo, han impulsado una hoja de ruta para definir cómo debe ser ese abandono progresivo de los combustibles fósiles.
Pero otros países, incluidos los productores de combustibles fósiles, se resisten, aunque no se manifiestan en público.
La cumbre del clima de 2023 en Dubái (COP28), tras un largo debate, ya acordó emprender esa transición energética, pero los países no han definido cómo ni cuándo se llevará a cabo, ni cuáles serán esos hitos intermedios para valorarla. Pero el problema se complica porque ese acuerdo no quedó revalidado en la cita de Bakú (Azerbaiyán) el año pasado, mientras que las naciones petroleras se desmarcan de aquel pacto y se ven arropadas más confortablemente por el negacionismo.
“Estoy plenamente convencido de que es posible un compromiso”, añadió Guterres.
Necesitamos un acuerdo equilibrado
Guterres instó a los delegados de casi 200 países en la recta final de la 30ª cumbre del clima de Belém (Brasil) a cerrar un “acuerdo equilibrado” que impulse el abandono de los combustibles fósiles y triplique entre 2025 y 2030 la financiación en adaptación para los países vulnerables a los impactos climáticos. También se mostró a favor de que se atiendan las demandas de las naciones ricas para que las emergentes aumenten la ambición en reducir las emisiones de CO2.
Guterres reiteró que, tras “décadas de negación y retraso por parte de muchos”, la ciencia considera “inevitable” un aumento temporal de 1,5ºC de calentamiento global respecto a los niveles preindustriales a más tardar a principios de la década de 2030.
“Sabemos lo que esto significa: más calor y hambre, más desastres y desplazamientos, y un mayor riesgo de alcanzar puntos de inflexión climáticos, lo que provocará daños irreversibles, incluso aquí en la Amazonía. Pero aún podemos reducir las temperaturas por debajo de 1,5 °C antes de que termine este siglo”, agregó.
Manifestación en favor de la justicia climática
Voluntad de ser flexibles
Por ello, llamó a los negociadores en Belém a mostrar “voluntad y flexibilidad”. “Ninguna delegación se irá con todo lo que desea. Pero todas tienen el deber de alcanzar un acuerdo equilibrado”, apostilló.
Por otro lado, Guterres se mostró a favor de resultado “justo” y “concreto” en cuanto a la financiación de la adaptación para proteger a la población de las comunidades vulnerables al clima extremo.
“Es la diferencia entre reconstruir y ser arrasados; entre replantar y morir de hambre; entre permanecer en tierras ancestrales o perderlas para siempre. La adaptación requiere una aceleración vertiginosa, y el sobrecalentamiento la impulsará aún más”, describió.
Duplicar la financiación para la adaptación
Recordó que “no se está cumpliendo” el compromiso de los países ricos de duplicar este año la financiación para la adaptación en comparación con 2019, un objetivo pactado en la COP26 de Glasgow (Reino Unido) en 2021.
“Insto a todos los financiadores, socios bilaterales, fondos climáticos y bancos multilaterales de desarrollo a que intensifiquen sus esfuerzos y prevengan futuras tragedias. Se trata de supervivencia, de justicia y, para los pueblos indígenas, también de proteger sus culturas y territorios ancestrales que sustentan los ecosistemas vitales de nuestro planeta”, añadió
Por otra parte, Guterres indicó que los avances en los recortes de emisiones que calientan el planeta están “lejos de ser suficientes” 10 años después del Acuerdo de París, puesto que los nuevos planes climáticos nacionales encaminarían al planeta a más de dos grados de calentamiento global respecto a la era preindustrial. “Eso es una sentencia de muerte para muchos”, sentenció.
Alcanzar el pico de emisiones
“Es esencial que la mayoría de los países alcancen su pico de emisiones ahora, logren la neutralidad de carbono para 2050 y, posteriormente, emisiones netas negativas. El principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas se aplica a todos los países, especialmente a los grandes emisores, quienes deben redoblar sus esfuerzos”, concretó.
Guterres señaló que la “revolución de las energías renovables” facilita la reducción de emisiones. “La energía limpia nunca ha sido tan barata ni tan abundante, impulsando el crecimiento y protegiendo a los hogares y las economías de la volatilidad de los mercados de combustibles fósiles”, comentó.
Por ello, abogó por invertir en infraestructura y satisfacer la nueva demanda de electricidad con energía limpia, incluyendo el aumento impulsado por la inteligencia artificial.
“Por eso he estado abogando por una nueva coalición global en materia de redes eléctricas, almacenamiento y electrificación. Así, la energía limpia llegará a todos, en todas partes, y se convertirá en la opción predeterminada”, apostilló.
Activistas a favor de una transición justa
Detener la deforestación
Además, consideró “imperativo” detener y revertir la deforestación para 2030 con el fin de que “la naturaleza siga siendo un escudo, no una víctima”. Y defendió una “ruta clara” para que los países ricos movilicen al menos 300.000 millones de dólares en 2035 para las naciones vulnerables.
Preguntado sobre qué mensaje envía al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ausente en la COP30, comentó: “Le estamos esperando”. Y si ve alguna posibilidad de que se una a la lucha climática, añadió: “La esperanza es lo último que se pierde”.
¿Fracaso? ¿Qué fracaso?
Por último, Guterres rehusó hablar del “posible fracaso” de la COP30 y se mostró “completamente convencido” de que no será así. Para ello, defendió que se atiendan las “preocupaciones legítimas” de los países en desarrollo de que se triplique el dinero para adaptación climática en 2030 y las de las naciones ricas sobre que otras emergentes también aceleren el recorte de emisiones de CO2, así como el abandono gradual de los combustibles fósiles.


