Kara Stone, creadora de videojuegos que trabaja únicamente con energía solar: “Siempre me he considerado ecologista, así que he luchado por conectarlo con mi práctica artística”

Videojuegos de impacto cero

Kara Stone presenta su proyecto 'Solar Server', una propuesta radical y a la vez poética: alojar videojuegos en un servidor web alimentado exclusivamente con energía solar

“Más allá de crear juegos con temas ambientales, quería crear algo con un impacto medible y práctico”

Kara Stone.

Kara Stone.

Propia

En un mundo cada vez más digitalizado y afectado por la crisis climática, la relación entre tecnología y ecologismo se ha convertido en uno de los grandes retos que enfrentar. Ante la carrera por ofrecer más potencia, más datos y más velocidad, surge una pregunta esencial: ¿puede la creatividad digital ser también sostenible?

Una posible respuesta nos llega a través de la creadora canadiense Kara Stone, artista, desarrolladora de videojuegos y una de las voces más interesantes dentro del movimiento de la tecnología sostenible. Su proyecto Solar Server es una propuesta radical y a la vez poética: alojar videojuegos en un servidor web alimentado exclusivamente con energía solar. 

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Con un panel de 150W en el balcón de su casa, una batería marina y una Raspberry Pi, Stone ha creado una infraestructura mínima para explorar una nueva forma de crear y compartir videojuegos. Tras mudarse de Toronto, Kara se enamoró de las actividades al aire libre para complementar el tiempo que pasaba frente a una pantalla. Y, en busca de lidiar con la incertidumbre climática, quiso explorar cómo expresar nuestra ansiedad colectiva a través de cosas útiles, generando una simbiosis entre creatividad, tecnología y sostenibilidad.

“Más allá de crear juegos con temas ambientales, quería crear algo con un impacto medible y práctico”, explica Kara Stone en el medio KillScreen sobre su proyecto. “Siempre me he considerado ecologista, pero durante mucho tiempo luché por conectar eso de manera significativa con mi práctica artística”, añade.

El servidor Solar Server en casa de Kara Stone.

El servidor Solar Server en casa de Kara Stone.

Kara Stone

Su primer juego alojado en el Solar Server, Known Mysteries, utiliza una estética artesanal, texturas escaneadas a mano y una estructura en capítulos que busca reducir el consumo energético y el tiempo de juego sin sacrificar la profundidad narrativa. Una obra conscientemente pesimista basada en un futuro cercano, donde los habitantes de Canadá han desistido de salvar un planeta en decadencia, y para salvarse, entran en un sorteo con el que ganan un viaje salvavidas a las estrellas. 

En este mundo que nos propone Stone, una mujer llamada Sorrow se propone desentrañar un último enigma en torno a la muerte de sus padres y la empresa de combustibles fósiles que la originó. 

Estética artesanal de 'Known Mysteries'.

Estética artesanal de 'Known Mysteries'.

Kara Stone

Esta apuesta por lo mínimo necesario no es solo una cuestión técnica, sino también filosófica. Stone se inscribe dentro del movimiento emergente del permacomputing, que promueve una relación más equilibrada y regenerativa entre la computación y el planeta. En lugar de perseguir una innovación acelerada basada en más potencia y recursos, defiende el valor de la reutilización, la eficiencia y la longevidad del código y los dispositivos.

Un buen ejemplo de esta práctica es su juego anterior, UnearthU (2020), desarrollado íntegramente con recursos reciclados. Según Stone, se trata de un ejercicio de compost digital, una técnica en la que se trabaja exclusivamente con material ya existente, evitando la producción de nuevos datos innecesarios.

El servidor Solar Server en casa de Kara Stone.

El servidor Solar Server en casa de Kara Stone.

Kara Stone

Desde el punto de vista técnico, el Solar Server no solo propone una arquitectura alternativa, sino también una temporalidad distinta. El servidor funciona únicamente cuando hay suficiente luz solar. Por eso, cuando el sol se pone o el cielo está nublado, los juegos dejan de estar disponibles. Pero esta intermitencia no es un defecto, sino una característica intencionada que cuestiona la obsesión por el tiempo real, la accesibilidad continua y el consumo ininterrumpido que define gran parte de nuestra vida digital.

Además, Stone concibe el Solar Server como un espacio de cuidado y responsabilidad. “Si me quedo sin energía, no solo afecta al servidor. También es una señal de que debo detenerme, de que el sistema me está diciendo algo”, explica. Esta simbiosis entre la infraestructura digital y las condiciones ambientales locales es una forma de reconectar el código con el mundo físico, a menudo olvidado tras la interfaz.

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“Con el Solar Server, quería hacer algo que no solo hablara de sostenibilidad, sino que la practicara de forma tangible. No se trata de hacer juegos sobre el clima, sino de hacerlos con el clima”, reflexiona Kara Stone.

“Es necesario abordar exactamente la producción y la distribución en la industria del videojuego si queremos que la industria sea ecológicamente sostenible”, comenta Clara Doña, crítica cultural y comunicadora en videojuegos. Según ella, el reto ecológico del videojuego no puede abordarse únicamente desde la estética o el contenido: “Como siempre, parece que la responsabilidad recaiga en el desarrollo independiente para mover los caminos posibles del desarrollo, cuando son los grandes estudios y las multinacionales las que más deberían invertir en el desarrollo sostenible.”

Servidor solar de Low<-Tech Magazine

Servidor solar de Low<-Tech Magazine

Low<-Tech Magazine

Kara Stone no está sola en esta búsqueda de sostenibilidad digital. Algunas iniciativas a destacar que comparten su filosofía están muy presentes en su discurso, como Solar Protocol, una red internacional de servidores solares que cambian de ubicación según dónde brille más el sol, como si fueran girasoles, o la revista tecnológica Low<-Tech Magazine, que aloja su web en un servidor solar.

Y, para quienes buscan cifras e iniciativas globales, Doña apunta hacia un marco institucional relevante: “La ONU tiene un programa llamado Playing for the Planet que hace anuarios sobre el impacto en las emisiones de la industria del videojuego, su huella de carbono, la sostenibilidad de los materiales utilizados, etc.”

Así luce la red de servidores internacionales Solar Protocol.

Así luce la red de servidores internacionales Solar Protocol.

Ars Electronica

Esta mirada crítica hacia el paradigma dominante de la tecnología —gráficos ultra realistas, servidores masivos, juegos de decenas de gigabytes— no busca rechazar el progreso, sino redefinirlo. En lugar de ver las restricciones como una carencia, Kara Stone las convierte en una fuente de significado y belleza.

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El futuro de la creatividad con una base tecnológica podría pasar por esta vía menos explorada: la que apuesta por una estética más sencilla, procesos más conscientes y un uso responsable de los recursos. Desde microservidores solares hasta programación eficiente, desde contenidos que perduran hasta prácticas artísticas con una huella ambiental reducida, el camino abierto por Kara Stone y amplificado por voces como la de Clara Doña invita a pensar una nueva ecología de lo digital. 

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