Steve Jobs parecía perder la batalla empresarial frente a Microsoft pero en aquella conversación ya estaba sembrando la victoria que llegaría años después

Enfrentamiento

En 1991 la revista Fortune organizó una entrevista conjunta en Palo Alto donde Gates llegaba como líder del sector y Jobs imponía sus condiciones desde una posición mucho más débil

Steve Jobs

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Aunque Microsoft parecía imparable y Bill Gates disfrutaba de su momento de gloria, Steve Jobs no estaba dispuesto a desaparecer del mapa. En los años en que trabajaba con NeXT y Pixar, lejos de Apple, continuaba diseñando un camino que acabaría marcando el futuro de la compañía de la manzana.

Su visión pasaba por mantener el control total del producto: hardware y software unidos bajo la misma estrategia, incluso cuando esa apuesta sonaba a derrota frente al dominio absoluto de Windows. Esa convicción, que en aquel entonces parecía una obstinación, se transformaría después en la base de su regreso triunfal.

Antes de alcanzar ese punto, Jobs aceptó un encuentro peculiar con su viejo rival. La revista Fortune organizó una entrevista conjunta con Bill Gates, un cara a cara que solo se repetiría años más tarde en la conferencia D5 de 2007. Pero en aquella primera ocasión, en 1991, el ambiente fue cualquier cosa menos cordial.

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Aquel encuentro fue el escenario de grandes tensiones

Gates lideraba la industria con un sistema operativo en expansión, mientras Jobs intentaba mantener a flote NeXT y consolidar Pixar, sin papel alguno en Apple. La diferencia de poder era evidente, aunque Jobs consiguió imponer sus condiciones: el encuentro sería en su casa de Palo Alto y bajo sus reglas.

Steve Jobs y Bill Gates

Steve Jobs y Bill Gates

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El periodista Brent Schlender, encargado de conducir la conversación, contaría tiempo después que Jobs “se hizo de rogar” para aceptar la cita. Esa actitud le permitió controlar la situación a pesar de la clara inferioridad empresarial.

Gates dominaba el mercado, pero Jobs manejaba la conversación. La tensión se reflejó en sus comentarios: en un momento, Jobs se refirió a Microsoft como un “orificio pequeño”. Gates, con ironía, replicó sin titubeos: ”¡Es un orificio muy grande!”.

Mientras intercambiaban pullas, también hubo acusaciones más evidentes. Gates llegó a señalar que Jobs estaba celoso del éxito de Microsoft, y no faltaban motivos para pensarlo. Sin embargo, en paralelo, Jobs defendía que Apple debía seguir fabricando su propio hardware y software. “Windows está trayendo a los PC grandes nuevas tecnologías que Apple y otros pioneros desarrollaron. Pero mientras tanto sigo pensando que decenas de millones de usuarios de PC usan innecesariamente una computadora que es mucho peor de lo que debería ser”, afirmó.

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El tiempo terminaría dándole la razón. En 1997 volvió a Apple con la tecnología de NeXT bajo el brazo y, a partir de ahí, llegaron el iMac, el iPod, el iPhone y el iPad. Gates acabaría reconociendo que Jobs tenía una capacidad única para adelantarse a lo que la gente quería. Y aunque aquel encuentro de 1991 estuvo cargado de tensión, se convirtió en una foto de dos gigantes que, a su manera, siempre supieron respetarse.

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