La precisión sintáctica y la coherencia semántica son los factores que aún permiten distinguir los textos creados por una persona de los que genera una las muchas inteligencias artificiales. Aunque las estructuras narrativas de los algoritmos han alcanzado un nivel de sofisticación notable, las repeticiones de patrones, la neutralidad de tono y ciertos desajustes en el ritmo del lenguaje delatan su origen automatizado, algo que solo detectan quienes analizan la escritura con detalle.
Esta frontera cada vez más difusa entre el texto humano y el artificial ha reabierto el debate sobre la autoría literaria y la supervivencia de la creación individual en un entorno dominado por sistemas de generación automática. En ese contexto, la comunidad de novelistas británicos se enfrenta a un escenario incierto que ha sido analizado recientemente por investigadores de la Universidad de Cambridge.
El futuro es ahora, prácticamente
El miedo de los novelistas británicos ante un futuro controlado por algoritmos
Los especialistas del Centro Minderoo para la Tecnología y la Democracia advierten de que la irrupción de la inteligencia artificial puede desestabilizar la base económica de una industria editorial que aporta cada año 11.000 millones de libras a la economía del Reino Unido.
El informe subraya que el país es el mayor exportador de libros del mundo y alerta de que el uso de obras literarias sin consentimiento para entrenar algoritmos supone un riesgo no solo ético, sino también financiero. La falta de transparencia de las empresas tecnológicas y la ausencia de un sistema de remuneración justa podrían alterar un equilibrio construido durante décadas, según concluye el documento.
Los autores de ficción se sienten los más expuestos a la competencia de los algoritmos
El estudio detalla que los autores de ficción son los más vulnerables ante la expansión de la IA, en especial quienes se dedican a la novela romántica, seguidos de los escritores de thrillers y de novela negra. Los encuestados reconocen que las herramientas de inteligencia artificial ya se integran en su proceso creativo y un tercio de ellos admite haberlas utilizado para redactar. Pese a la inquietud general, una amplia mayoría considera que esta tecnología también puede ofrecer beneficios sociales, lo que refleja una postura ambivalente ante un fenómeno que les supone una amenaza, pero también oportunidad.
La investigación, dirigida por la doctora Clementine Collett, se basa en una encuesta a 258 novelistas de ficción que publicaron este año y a 74 profesionales del sector literario. Según explicó Collett, “existe una preocupación generalizada entre los novelistas de que la IA generativa entrenada con grandes cantidades de ficción socave el valor de la escritura y compita con los novelistas humanos”.
En la misma línea, añadió que “muchos novelistas tenían dudas sobre si durante los próximos años habría interés por la escritura compleja y de larga extensión”. Su análisis identifica un sentimiento de vulnerabilidad y la percepción de que la creatividad humana se enfrenta a un competidor cada vez más eficiente.
El informe concluye que la pérdida de originalidad provocada por el uso de herramientas automáticas podría reducir la confianza de los lectores, dañar la reputación de los autores y afectar a las ventas.
La doctora Collett advierte de que las novelas son un pilar de las industrias culturales y una fuente esencial para otros formatos narrativos como el cine o los videojuegos, de modo que cualquier deterioro en su valoración social tendría consecuencias mucho más amplias.

