'Alien: Planeta Tierra' cuenta con la amenaza alienígena más peligrosa de la saga: “Finalmente, los xenomorfos están cerca de desatar el apocalipsis en la Tierra”
Ciencia ficción
La nueva serie de ciencia ficción de Disney Plus da un giro muy interesante a la saga de Ridley Scott, pero ¿está a la altura?
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'Alien: Planeta Tierra' cuenta con la amenaza alienígena más peligrosa de la saga: “Finalmente, los xenomorfos están cerca de desatar el apocalipsis en la Tierra”.
Tras la buena acogida por parte de fans y crítica de la película de animación Predator: Killer of Killers, Disney+ continúa con su apuesta por sagas galácticas clásicas con el reciente estreno de la serie Alien: Planeta Tierra.
Mucho ha llovido desde que, a finales de los setenta, Ridley Scott cambiara para siempre las reglas del horror cósmico con aquel primer xenomorfo persiguiendo a una icónica Ellen Ripley (Sigourney Weaver) en ropa interior. Desde una sobresaliente segunda entrega de la mano de James Cameron (Aliens, 1986), pasando por dos secuelas numeradas para el olvido, hasta el regreso de Scott con las polémicas Prometheus (2012) y Alien: Covenant (2017).
Con el contador de nuevo a cero tras un notable reinicio el verano pasado con Alien: Romulus (Fede Álvarez), volvemos a encontrarnos con el bicho más mortífero del universo de la mano de la Casa del Ratón. El pasado 13 de agosto se abrió la veda con dos capítulos seguidos de la serie avalada por Disney y, por el momento, he de decir que tengo sentimientos encontrados: el primer capítulo me indujo a ver con avidez el segundo, pero este último casi me desalienta a continuar con la serie.
La serie de Noah Hawley explora en sus primeros compases cómo darle una nueva dimensión a lo que ya conocíamos: un futuro en el que las grandes empresas compiten por la expansión tecnológica, el desarrollo científico y la exploración espacial.
Si hasta ahora teníamos conocimiento, sobre todo, de la compañía Weyland-Yutani, creadora de los androides conocidos como sintéticos, en Alien: Planeta Tierra nos encontramos con que en el planeta azul se libra una batalla económica por la hegemonía mundial entre esa y otras cuatro megacorporaciones: Prodigy, Lynch, Dynamic y Threshold.
Sin embargo, Hawley nos muestra a la compañía que contrata a Ripley en la saga clásica como una potencia a tener en cuenta pero, en ese momento, a la zaga de otra más avanzada: Prodigy. Dos años antes de los sucesos de Alien: El octavo pasajero (1979), nos encontramos con que, en la Tierra futura, todos han de rendir cuentas ante un tal Boy Kavalier, un joven prodigio con un síndrome de Peter Pan tan fuerte que no duda en nombrar su base de operaciones como Nunca Jamás (Neverland) y en llamar a sus reclutas Niños Perdidos.
'Alien: Planeta Tierra' cuenta con la amenaza alienígena más peligrosa de la saga.
En su retorcida versión de la obra de teatro original de James Matthew Barrie, Kavalier se ve a sí mismo como un niño incomprendido e inteligentísimo que desconfía de la mente cerrada de los adultos, incapaces de una creatividad mayor que lleve a la humanidad a vencer a la vejez, la enfermedad y la muerte.
Por ello, como CEO de Prodigy, utiliza toda la tecnología al alcance de su empresa para volcar la mente de niños con discapacidades o enfermedades degenerativas en cuerpos de androides con facultades físicas superiores y sin fecha de caducidad. Así crea a su Wendy y, posteriormente, al resto de los Niños Perdidos.
Por primera vez, la nave se estrella contra la Tierra con los aliens dentro
Y, en paralelo, lo de siempre. Weyland-Yutani sigue buscando respuestas en el espacio; ya se ha topado previamente con los aliens y una de sus embarcaciones espaciales está de vuelta a la Tierra con diferentes especímenes para experimentación. Por supuesto, todo se descontrola en la nave y la tripulación —a excepción de un cíborg con sus propios intereses— es aniquilada por los xenomorfos.
Pero he aquí la gran novedad: normalmente todo esto ocurre en planetas ajenos o claustrofóbicamente en el espacio; en cambio, por primera vez la nave se estrella contra la Tierra con los aliens dentro.
'Alien: Planeta Tierra' cuenta con la amenaza alienígena más peligrosa de la saga.
Entonces, hasta aquí todo bien. Noah Hawley buscaba un nuevo giro de tuerca atractivo, respetando relativamente bien la cronología del universo Alien, y lo ha conseguido. La incorporación de los híbridos —sintéticos con conciencia, recuerdos y voluntad humana— resulta de lo más interesante.
Si descartamos Alien vs. Predator como canon, todo el trasunto de que finalmente los xenomorfos estén tan cerca de provocar el apocalipsis en la Tierra si logran salir de la nave estrellada resulta nuevo y estimulante. Y, por último, la serie propone explorar una guerra intestina en el planeta entre señores feudales tecnológicos cuyas ambiciones recuerdan mucho a las de los Musk, Zuckerberg, Altman y Gates actuales, lo que proporciona la dosis justa de crítica geopolítica necesaria para aportar algo de profundidad al gore.
La falta de ingenio en las transiciones, rozando la bobería, precipita acontecimientos que requerirían de mayor desarrollo previo
Ahora bien, la ejecución deja mucho que desear. Tras un primer homenaje a la película original, con una escena inicial en la nave con una estética ochentera evidente en el granulado de la imagen, el primer capítulo avanza con gracia y fluidez, introduciendo con agilidad la trama y las novedades antes mencionadas. Si bien chirrían algunos elementos relativos a cómo se transmigra la conciencia de los Niños Perdidos a sus nuevos cuerpos artificiales, con un pequeño sobreesfuerzo de nuestra suspensión de la incredulidad se resuelve la torpeza.
Sin embargo, como ya adelantábamos, una vez nos adentramos en el segundo capítulo, los sinsentidos narrativos y las acciones ilógicas de los personajes se suceden escena tras escena. La falta de ingenio en las transiciones, rozando la bobería, precipita acontecimientos que requerirían de mayor desarrollo previo, algo muy propio de realizadores interesados en llegar cuanto antes a las escenas más efectistas. Escenas que, una vez en ellas, no cumplen tampoco con las expectativas y decepcionan a un nivel mayúsculo en su implantación de un CGI de brocha gorda, escenarios que apestan a croma y un diseño de sonido burdo y disonante.
Quizá sea demasiado pronto para anticipar una decepción absoluta, pero da la sensación de que Alien: Planeta Tierra es un cúmulo de buenas ideas que han quedado desamparadas. Más de uno se habrá bajado ya de esta nave tras su desastroso segundo capítulo, pero también habrá quien, por amor a la saga, permanezca hasta el final. Espero entonces que la serie mejore y que los miércoles por la noche, hasta el 23 de septiembre, no sean sinónimo de una insatisfacción constante.